Como he mencionado en publicaciones anteriores, cada país tiene sus respectivas tradiciones y creencias. Todas maravillosas y espectaculares, sin duda alguna. Entre las tradiciones se encuentran las festividades y entre las creencias se encuentran las leyendas. El país nipón tiene muchas leyendas, urbanas o no, que se mantienen con los siglos con mucho respeto, hasta tiempos actuales.
Gozu (極道恐怖大劇場 牛頭 en japonés original o Cabeza de Vaca, en español), es una de las leyendas urbanas más crípticas de Japón, siendo muy espeluznante para muchos, ya que el solo hecho de contarla puede desencadenar eventos sobrenaturales por la "maldición" que contiene la historia. La leyenda de "Cabeza de Vaca" data del siglo XVII, de un misterioso escrito en papiro por un sujeto identificado como Komatsu Sakyo.
Los rumores que dicen que el solo escuchar la narración de dicho relato ocasionó que los habitantes de una aldea se vieran presas de un terror tan grande que tuvieron escalofríos por días antes de morir finalmente del susto. Se dice que esta historia aterradora es tan perturbadora que tanto el que la cuente como el que la escuche, entra en un trance total de pánico, a tal grado que luego de despertar es incapaz de recordar lo acontecido y el miedo es tal, que deja a los afectados sin dormir durante varias noches.
Se cuenta con propiedad que el gobierno local habría considerado la historia demasiado peligrosa, y que las copias existentes en papel fueron quemadas para evitar repeticiones del incidente original. Además de prohibir la misma mención de Gozu bajo pena de muerte. Las pocas copias que pudieron salvarse, fueron cortadas en pedazos y distribuidas a lo largo del país como forma de crear un enigma que solamente los más valientes podrían completar algún día; y hasta hoy se cree que las versiones que se cuentan son solo fragmentos del original.
Recientemente se hizo viral el rumor en redes sociales que en Japón, el señor Aoyama, un maestro de una escuela primaria de Tokio logró conseguir uno de los fragmentos de "Gozu". Dicho maestro tenía la fama de gustarle los temas de terror y de manera "inexplicablemente", obtuvo la fracción del contenido. Cuentan que el profesor llevaba a sus estudiantes a un viaje escolar, y era fanático de entretenerlos en el trayecto con historias de fantasmas. En los viajes escolares, los alumnos casi siempre se volvían incontrolables, por lo que el maestro optó por calmarlos contándoles historias y leyendas urbanas, algo que se volvió costumbre entre el grupo, al escuchar los terroríficos relatos del docente, como una fascinación bizarra y mórbida por dichos relatos.
En ese viaje en particular, el grupo se dirigía en medio de la noche a una excursión que iban a tener en el campo, y el maestro les dijo que les contaría el legendario cuento prohibido conocido como "Gozu", pero, antes de que pudiese siquiera terminar la primera oración de la historia, los chicos comenzaron a sentir pánico.
-¡Deténgase!- gritaron.
-¡No nos la cuente!- suplicaron.
Un niño se tornó pálido y cubrió sus oídos, mientras que los otros comenzaron a gritar. Pero el profesor jamás se detuvo. Se dice que sus ojos se volvieron blancos y que procedió a terminar la narración como si estuviese poseído por una fuerza sobrenatural. Luego de una hora, el hombre recobró el sentido y se dio cuenta de que el autobús había caído a una zanja. Algunos estudiantes se habían desmayado y tenían espuma en la boca, otros no se encontraban y mientras que el conductor yacía sobre el volante, sudando y temblando. Las autoridades encontraron el transporte escolar a la mañana siguiente. Todos fueron llevados inmediatamente al hospital y solo recobraron el sentido hasta horas después. Solo tres de ellos habían fallecido de una manera desconocida pero sangrienta. Aquellos con vida no recordaban la historia de Gozu ni lo ocurrido, y honestamente, era mejor que no lo hicieran.
Los fragmentos indican pequeños trozos de la historia real, dando pistas de lo ocurrido. Al recopilar los fragmentos y organizar los trozos, se forma la historia que data del siglo XVII realizada a modo de testimonio por parte de su autor Komatsu Sakyo. Aquí conocerás en idioma español, "La Leyenda de Gozu - Cabeza de Vaca":
Soy un hombre valiente. No porque sea un sujeto varonil de gran estatura, sino porque tengo voluntad y valentía. A pesar de que pueda tenerle miedo a algo, no dejo que el temor me gane. Me gusta recorrer lugares para escribir sobre ellos y registrarlos en mis ensayos. Me gusta viajar y conocer lugares de mi país, es parte del pasado de la historia y del futuro de ella.
Este escrito que aquí plasmo, es la más extraña experiencia que pude tener. No lo escribo con la intención de asustar sino para poder compartir mi experiencia y saber que, de alguna manera, no enloquecí. En mi recorrido por los parajes del país, encontré un sitio bastante particular, no tanto por su belleza sino por la rara sensación que provocó en mí cuando pasé por allí la primera vez. Dicha sensación se repitió cada vez que transité por allí esos extraños tres días. Traté, en serio traté de cambiar de camino y pensar que solo fueron ideas mías, pero no. No era yo, era ese sitio. Para poder explorar más mis ensayos, me quedé a descansar en ese lugar. Allí, en los rincones y la oscuridad de ese lúgubre lugar, algo no me dejaba descansar. Me sentía observado y hasta acechado.
Ahí, ante mí una figura extraña, amenazadora y translucida de gran tamaño apareció. Era un hombre enorme con un trozo de tela que le tapaba sus partes íntimas pero lo más extraordinario era su cabeza, tenía la cabeza de una gran vaca blanca. Se sentó frente a mí y puso sus brazos sobre sus rodillas. Me miró con sus grandes ojos y dijo (該死的地方). Hablaba muy bien para ser una entidad mitad humano y mitad animal, pero el dialecto era lo que no entendía. No era japonés. Lo salude en mi idioma, él solo dobló la cabeza con curiosidad y luego hablo japonés a la perfección.
Parecía ser una entidad benevolente pero los animales del bosque se apartaban cuando él se encontraba presente, por lo que despertó mi intuición. El ente me dijo que tenía muchos años, por lo que no recordaba su nombre. Yo solo lo llamé, con su consentimiento, Gozu o Cabeza de Vaca. También me dijo que él era un gran y olvidado protector del bosque que se encargaba de cuidar y proteger la naturaleza pero una gran bruja lo había hechizado para no salir de ese lugar y ser invisible para todos, menos los animales. Conversamos por toda la madrugada y pareció ser una gran compañía y podría haberse convertido en un gran amigo. Me dijo que me quedara con él, que mi compañía era placentera y quería saber más cosas del mundo actual. Le dije que debía continuar pero que me quedaría con él unos días.
Ese día, mientras cocinaba mi comida y otras cosas que Gozu me había suministrado del bosque, una serpiente que jamás había visto, se acercó a mí y me mordió en la pierna. Gozu la hizo desaparecer y me dijo que dicho animal rastrero era muy venenoso. Mis horas estaban contadas y moriría pronto. Gozu no quería dejarme y yo no quería morir. A pesar de mis horas contadas, no le temía a la muerte, solo lamentaba no poder haber realizado las tantas cosas que planeaba hacer. Solo un brillo de esperanza apareció cuando Gozu dijo que podía salvarme pero necesitaba que lo sacara del mundo espiritual en el que se encontraba. Prometió salvarme si prometía salvarlo de ese lugar.
Para ello, necesitaba cien gotas de mi sangre para poder sacarlo del mundo espiritual. Así que me hice un corte en el brazo derecho y eché cien gotas de mi sangre, de mi brazo, de mi cuerpo, directamente en la tierra, justamente en el sitio en donde me dijo, que parecía ser una montaña de huesos de animales. Mis fuerzas se desvanecían y mi visión flaqueaba pero lo había logrado. No sé cuántas horas dormí, pero al despertar era la madrugada y estaba bien, sano y salvo. A un costado de mí se encontraba Gozu... Ya no era translucido, era un ser físico y mucho más amenazante. Le agradecí por haberme salvado y él también lo hizo por haberlo traído al mundo físico.
A pesar de ya no encontrarse en el mundo espiritual, Gozu no podía salir aun de ese sector del bosque. Tenía que quedarse allí a menos que... Debía de obtener la sangre de quinientas personas para poder estar libre a sus anchas. De inmediato me negué a ser parte de aquella barbaridad. Él sólo me miró y mencionó la primera cosa que me dijo cuándo nos conocimos (該死的地方), nuevamente no lo entendí. Lo que si entendí era que Gozu no era un protector olvidado del bosque, sino un Yokai, un demonio, no sé qué tan antiguo que solo me había engañado para salir de su prisión. Comencé a culparme y asustarme en silencio mientras Gozu se hacía más aterrador en mi presencia. ¿Qué tipo de maldad había desatado en la tierra?
Esa mañana fue aún peor, los ojos de esa insidiosa bestia me acechaban. Seguían mis movimientos, cada uno de ellos. Sabía que no podía quedarme otra noche en ese lugar, no sobreviviría. Así que hice algo arriesgado e inapropiado pero sería la única manera de poder escapar. Presioné con gran fuerza la herida de mi brazo y dejé que la sangre que brotaba cayera al piso. La bestia se abalanzó sobre ella queriendo recogerla con sus grandes manos para llevarla a su altar, mientras yo recogía lo poco que alcanzaban mis manos para poder correr lo más rápido posible....
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Sabía que la había conocido de una forma extraña e inesperada, así como cuando conocí a Gozu... Volvió a mi mente esa infame bestia. Ella era hermosa y misteriosa. No sabía su nombre y hablaba poco pero ella me parecía fascinante. Me hubiera gustado conocido más de ella y su familia en esas pequeñas y acogedoras casas. Parecían ser buenas personas en esa pequeña casta del bosque.
Todo cambió esa noche. Observé que una serpiente, muy parecida a la que me había mordido unos pocos días atrás había aparecido cerca de donde me encontraba sentado. Algo no marchaba bien. Una gran envestida se abrió paso entre los árboles del bosque. Me encontraba lejos y había caminado casi diecinueve días pero me había encontrado. Gozu me había encontrado. De manera cruel y descarnada, comenzó a devorar a cada niño, anciano, y adulto de la aldea, tomándose su sangre o bañándose en ella, dando una inquietante danza al hacerlo para terminar con un ensordecedor y horrible risa vacuna. Era aterrador verlo o escucharlo...
Quizás no perdí la cabeza porque tapé mis ojos muchas veces durante el terrible y sangriento festín. Quizás haya perdido un poco la razón y por eso escribo estas líneas, para compartir mi experiencia con quien pueda leerlo... La bestia dejó de última en el listado de sus víctimas a esa linda mujer. Esa fascinante habitante de la aldea. Le quitó la cabeza de un mordisco directamente a su cuello y tomó cada gota de sangre de ella. Mientras lo hacía me miraba con desafío. Yo solo escapé y escuché de lejos que la bestia Gozu solo dijo: 被詛咒的是我的故事。講述我的故事,解除我的詛咒之死. No supe que era pero lo tomé como amenaza así que lo escribí para poder traducirlo luego. Me di cuenta también que desde un principio me había engañado, esa serpiente estaba bajo su voluntad o era parte de él. Solo me había usado para escapar. A partir de ese momento no me detuve. Avance lo más que pude sin detenerme. Comía poco, y descansaba aún menos, pero avance hasta salir del bosque y llegar al pueblo establecido más cercano.
Ya más tranquilo, descansado y alimentado, comencé a sacar cuenta y me di cuenta que Gozu había acabado con toda la casta del bosque. Esa amable y acogedora gente había sido exterminada. Ellos eran ciento ochenta y cuatro en total. Había acabado con ellos, bebido y bañado con su sangre. A ese paso, faltaban menos de quinientos para que pudiera alcanzar su objetivo.
---------------------------- Fragmento faltante --------------------------
Después de tanto buscar, tanto investigar, pude lograr encontrar la traducción de lo que Gozu me decía. En nuestro primer encuentro, tanto lo primero como lo último que me dijo fue 該死的地方, que es traducido como "maldecido lugar para estar", en chino tradicional. Con esas palabras me informaba que ese lugar se encontraba maldito y que él era parte de ese sitio. Sin duda era un yokai. Cabe señalar que lo último que dijo, esas palabras aberrantes que me dijo y tomé como advertencia fue 被詛咒的是我的故事。講述我的故事,解除我的詛咒之死, y significa "Maldecida es mi historia. Cuenta mi historia y líbrate de la muerte de mi maldición." Por fin entendí el por qué escribo estas líneas, no son para compartir mi experiencia, son para que el lector pueda saber de la existencia de Gozu y librarme yo de la muerte y mala fortuna de la maldición. Espero que pueda perdonarme, todo aquel que lea esto, pero a partir de ahora, estas maldito y condenado... Para librarte de la maldición, debes hacer que alguien más lea la historia y así sucesivamente se irá quitando la maldición y transfiriendo al siguiente que lea este texto.
Cabe mencionar que muchos años después, doscientos dieciséis habitantes de una cercana aldea se vieron presas del terror para luego morir finalmente del susto, afectados por la influencia de la leyenda de Gozu. Se dice aquel que cuente la historia entra en un trance total de pánico, a tal grado que luego de despertar es incapaz de recordar lo acontecido y eso se debe a que Gozu posee al que cuenta la historia para poder asustar a los afortunados que quedan con vida y devorar a los poco afortunados en una matanza cruel y sangrienta. Es importante destacar que el lugar en donde Komatsu Sakyo encontró por primera vez a Gozu, se encuentra en Yamanashi, región de Chūbu sobre la isla de Honshū. Se trata de Oiran Buchi, uno de los lugares más escalofriantes de Japón. El infame sitio tiene un puente y es conocido como "El Barrio de las Prostitutas".
La leyenda cuenta que en el periodo Edo, la familia Takeda era dueña de estas tierras, las cuales eran abundantes en oro. Pero los principales servicios que se ofrecía en ese lugar eran los de la prostitución. De un día para otro, el lugar cayó en desgracia y la familia decidió contratar asesinos para que callaran a las cincuenta y cinco prostitutas que trabajaban ahí y evitar que contaran sobre las minas de oro. Por alguna razón, el plan cambió y se decidió atraer a cien prostitutas al lugar en vez de las cincuenta y cinco. Para el plan, se construyó una plataforma de madera la cual estaba suspendida en un barranco. Se dice que un grupo de hombres había reunido y engañado a las mujeres diciéndoles que había una celebración en el lugar y fueron arrojadas del puente al cortarse las cuerdas que lo sostenían, cayendo en caída libre todas las mujeres para luego ser masacradas abajo al arrojarles inmensas piedras para aplastarlas.
Si llevas la cuenta, podrás darte cuenta que con lo acontecido en "El Barrio de las Prostitutas", se cumplió el total de quinientas personas que Gozu necesitaba para extraerles la sangre y salir totalmente de su confinamiento. Si leíste la historia, te recomiendo que puedas hacer que alguien más la lea. Los japoneses son personas muy cuidadosas, responsables y creyentes en las leyendas. Más aún si de fantasmas o yokais se trata. Evita la mala fortuna y condenación y has lo que yo, que pasé la maldición a alguien más.