Como suelo decir "la realidad supera la ficción" y este es un claro ejemplo de ello. Se ha dicho y se mantienen teorías sobre diversos temas, desde ángeles y demonios, hasta del Vaticano, sus archivos y secretos pero la verdad va muchos más allá de todo eso. El Vaticano guarda muchos secretos y es posible que muchos sean perturbadores o inquietantes pero hay uno en particular que es asombroso y cabe señalar que es uno de los casos que la Iglesia prefiere mantener en secreto. Comenzaré la presente publicación con la siguiente pregunta, ¿Sabías que el Vaticano ha mantenido encadenada por más de 200 años la cabeza de una monja que se cree que está endemoniada? De ser positiva o negativa la respuesta, aquí sabrás la historia completa.
Josephine Rosenthal fue una monja del siglo XVIII, específicamente del año 1742. Ella pertenecía al monasterio de Hohenwart, municipio situado en el distrito de Pfaffenhofen, en el estado federado de Baviera, Alemania. Según las leyendas religiosas y rurales, ella había quedado embarazada apesar de que no había mantenido nunca relaciones sexuales. Se le preguntó en innumerables veces la identidad de la criatura pero ella aseguraba que no había tenido relaciones con ningún hombre del monasterio ni con nadie cercano a ella. A raíz de esto, la monja fue sometida a varias pruebas de la época que confirmaron que era virgen. La noticia se extendió, representando un gran escándalo y llegó a los oídos de los miembros del Vaticano, que querían comprobar si dicha situación era verdadera ya que se pensaba que este embarazo era algo "sagrado", una especie de "inmaculada concepción" similar o idéntica a la que sufrió la Virgen María.
Así pues, Josephine fue trasladada al Concilio de Benedicto XIV en El Vaticano, donde su pureza fue confirmada una vez más mediante una serie de exámenes riguroso. Allí fue atendida con el mejor cuidado por parte de la Iglesia hasta que llegó el momento del parto. Josephine Rosenthal dió a luz, pero falleció sin conocer a su hija, que fue bautizada como María, en honor a la Virgen María. La niña reemplazó a su madre como monja pero el problema fue que era hermafrodita, algo que no sentó nada bien en las entrañas de la Santa Sede al considerar esta patología una señal del diablo, ya que se sabe que la Iglesia persiguió a todas las personas con malformaciones, calificándolas como algo diabólico, acusándolos de estar poseídos y con esa premisa buscaban asesinarlos.
Con el paso de los años, debido a su condición, María se convirtió en objeto de constante humillación por parte de algunas monjas y algunos sacerdotes, quienes no la veían como un ser divino, sino como algo demoníaco. Ante la situación, los líderes eclesiásticos comenzaron a decir que María "estaba endemoniada y su alma condenada por toda la eternidad al fuego eterno", por lo idearon una manera para acabar con ella. Así pues, manifestaron que la "tradición religiosa" ordenaba que María Rosenthal debía morir al alcanzar la edad de 33 años, la edad de Jesús, con el fin de luchar en el más allá contra las fuerzas demoniacas que azotaban a la humanidad.
La noticia de su destino llegó a los propios oídos de María quien, decepcionada, aterrada, impotente y llena de ira, prefirió suicidarse antes de cumplir con los planes de la Santa Sede, cuyos miembros habían abusado de ella y humillado toda su vida. De ese modo, María Rosenthal se quitó la vida al cortarse el cuello una tarde del mes de septiembre. Al descubrir el cuerpo de la fallecida, los sacerdotes descubrieron que al igual que su madre Josephine, ella se encontraba también en estado, pero en esa ocasión el feto murió con su suicidio. De inmediato, se ordenó que las monjas más cercanas al lugar del suicidio debían de decapitarla y guardar su cabeza en una caja junto con una cruz, también guardaron un frasco con su sangre, un candado y algunos de los escritos que ella dejó en su diario.
Lo curioso del caso es que después de su muerte, comenzaron a circular por el convento historias de sucesos sobrenaturales inexplicables y aterradores que comenzaron a ocurrir. Por miedo a más eventos paranormales, se solicitó al Vaticano que llevaran "la cabeza endemoniada" a otro lugar. Desde ese momento, el Vaticano la tiene en sus instalaciones. La cabeza momificada de María Rosenthal se encuentra en el Vaticano y a pesar de su apariencia, no se trata de una cabeza decapitada por algún método de exorcismo o posesión, solo es el paso de los años, a la fecha actual ya son 247 años con exactitud, y es importante señalar que la cabeza permanece casi intacta.