Tener un hobby siempre es importante. Desde la desconexión del estrés y el desarrollo de actividades hasta la estimulación cognitiva y el mejoramiento del bienestar mental. Una actividad de pasatiempo es muy recomendable para todos, se realiza por placer, disfrute o interés personal, fuera de las obligaciones diarias. Puede abarcar desde el arte y las manualidades, la música y la lectura, la cocina y gastronomía hasta videojuegos y figuras u objetos coleccionables, por ejemplo. Hay algunos que poseen otras más extravagantes y excéntricas pero manteniéndo la función del hobby de manera general. Pero, ¿Hay hobbies más allá de lo peculiar y pintoresco? ¿Algo que toca lo bizarro hasta rozar con la locura? Claro que lo hay, muchas personas son las que tienen hobby extraños, pero muy pocos se igualan al hobby de Anatoly Moskvin.

Anatoly Yuryevich Moskvin o Анатолий Юрьевич Москвин en ruso, nació en la ciudad de Gorki, en la Rusia soviética, hoy conocida como la ciudad Nizhni Nóvgorod, el 1 de septiembre de 1966. De niño, Moskvin empezó a recorrer cementerios con amigos, en particular el cementerio de Krasnaya Etna, en el distrito de Leninsky. A él le daba un curioso interés las personas fallecidas desde un un incidente de su infancia en el que presenció el cortejo fúnebre de una niña de once años. En dicha ceremonia, los participantes lo obligaron a besar la cara de la niña muerta. Tras graduarse en la facultad de filología de la Universidad Estatal de Moscú, Moskvin se hizo muy conocido en los círculos académicos. Sus principales áreas de interés académico eran la historia y el folclore celtas, así como los idiomas y la lingüística. Era un joven de mucho talento y todos sus allegados sabían de ello, sus colegas académicos describían a Moskvin como un genio, pero también como un un excéntrico. Sin embargo, Moskvin tenía ahora un profundo interés por los cementerios, los rituales funerarios, la muerte, y lo oculto. Su gusto en la experiencia de la ceremonia fúnebre solo aumentó con el paso del tiempo.

De adulto, Moskvin llevó una vida solitaria, fue profesor de estudios celtas en la Universidad Estatal Lingüística Dobrolyubov de Nizhni Nóvgorod (LUNN), en Nizhni Nóvgorod. Trabajó también en el Instituto de Lenguas Extranjeras, siendo conocido por ser filólogo, lingüista y políglota. Habla trece idiomas y ha escrito varios libros, artículos y traducciones, todos ellos muy conocidos en el ámbito académico. Ocasionalmente llegó a trabajar como periodista y colaboraba regularmente con periódicos y publicaciones locales. Ya además de, se describía a sí mismo como un necrópolis y era considerado un experto en cementerios locales del óblast (región) de la ciudad, algo muy relacionado a su hobby.

En el año 2005, un editor y colega académico llamado Oleg Riabov, encargó a Moskvin que resumiera y enumerara los muertos en más de 700 cementerios en cuarenta regiones de Nizhny Novgorod. Moskvin afirmó que durante los dos años siguientes, había ido a pie a inspeccionar 752 cementerios en toda la región, caminando hasta 30 kilómetros por día. Durante estos viajes, bebió de los charcos, pasó las noches en almiares y en granjas abandonadas, o durmió en los propios cementerios, llegando incluso a pasar una noche en un ataúd que se preparaba para un funeral. En sus extensos viajes, Moskvin fue interrogado a veces por la policía bajo sospecha de vandalismo y robo, pero nunca fue arrestado ni detenido después de declarar sus credenciales académicas y su propósito. Moskvin siempre fue visto como un hombre solitario con ciertas peculiaridades. Se sabe que nunca se casó ni salió con nadie, prefiriendo vivir con sus padres y hasta se limitó a ingerir alcohol y a fumar.

Entre los años 2006 y 2010, Moskvin trabajó como corresponsal independiente para el periódico Nizhny Novgorod Worker, publicando artículos dos veces al mes. Durante 2008, Moskvin escribió una extensa serie de artículos sobre la historia de los cementerios de Nizhny Novgorod que aparecieron en el periódico, su tema favorito. Entre septiembre y octubre de 2011, la policía comenzó a investigar una serie de profanaciones de tumbas en cementerios de Nizhny Novgorod y sus alrededores. Con el paso del tiempo y con el debido cuidado, arrestaron a Moskvin el 2 de noviembre de 2011.

Los investigadores del Centro para Combatir el Extremismo descubrieron veintiséis cuerpos de niñas entre los tres y doce años de edad, inicialmente reportados como veintinueve, en el apartamento y garaje de Moskvin. Un video publicado por la policía muestra los cuerpos sentados en estantes y sofás en pequeñas habitaciones llenas de libros, papeles y desorden en general. Aunque solo se descubrieron veintiséis cuerpos en su casa, Moskvin fue sospechoso de profanar hasta 150 tumbas después de que la policía encontrara numerosos accesorios de tumbas, como placas de metal retiradas de lápidas. La policía también descubrió instrucciones para fabricar las "muñecas", mapas de cementerios de la región y una colección de fotografías y vídeos que mostraban tumbas abiertas y cuerpos desenterrados, aunque ninguna de estas pruebas pudo vincularse de forma concluyente con los cuerpos encontrados en el apartamento. Según la investigación, los cuerpos provenían principalmente de cementerios de la región de Nizhni Nóvgorod, aunque algunos podrían haber llegado desde lugares tan lejanos como Moscú. Moskvin cooperó activamente con los investigadores y afirmó haber fabricado las muñecas a lo largo de diez años. Sus padres, que estaban fuera gran parte del año, desconocían sus actividades.

Moskvin fue acusado en virtud del artículo 244 del Código Penal por profanación de tumbas y cadáveres, un cargo que conllevaba hasta cinco años de prisión. Inicialmente, Moskvin también fue acusado de profanar tumbas de musulmanes, considerado un delito de odio, pero este cargo fue posteriormente retirado. Tras una evaluación psiquiátrica, se determinó que Moskvin padecía una forma de esquizofrenia paranoide. En una audiencia celebrada el 25 de mayo de 2012, el Tribunal del Distrito de Leninsky de Nizhny Novgorod declaró a Moskvin no apto para ser juzgado, eximiéndolo de responsabilidad penal. En su lugar, fue condenado a "medidas médicas coercitivas". La fiscalía se mostró satisfecha con la decisión y no recurrió el veredicto.

Moskvin fue trasladado a una clínica psiquiátrica, donde su estancia se revisaría periódicamente. En febrero de 2013, una audiencia aprobó una prórroga de su tratamiento para el mes de abril de 2014, luego se pospuso de nuevo hasta julio de 2015. En septiembre de 2018, los médicos de Moskvin declararon que ya no era peligroso y solicitaron al tribunal que le dieran el alta para recibir atención ambulatoria en su domicilio; sin embargo, en febrero de 2019, una evaluación psiquiátrica posterior determinó que era demasiado pronto para darlo de alta, y el hospital retiró su solicitud. "Moskvin lleva seguimiento en una clínica psiquiátrica, es absolutamente evidente que no está mentalmente apto para el juicio... Por lo tanto, se le mantendrá en la clínica para recibir tratamiento psiquiátrico", declaró un portavoz.

En una entrevista posterior a su arresto, Moskvin declaró sentir una gran compasión por los niños muertos y pensar que podrían ser revividos mediante la ciencia o la magia negra. Como experto en cultura celta, Moskvin aprendió que los antiguos druidas dormían sobre las tumbas para comunicarse con los espíritus de sus muertos. También estudió la cultura de los pueblos de Siberia, en particular los antiguos yakutos, y descubrió que tenían una práctica similar para comunicarse con los muertos. Moskvin comenzó a buscar obituarios de niños recientemente fallecidos. Cuando encontraba uno que le "hablaba", dormía sobre la tumba del niño para determinar si el espíritu deseaba ser revivido. Moskvin afirmó haber estado haciendo esto durante unos veinte años ya e insistió en que, cuando comenzó, nunca desenterraba una tumba sin el permiso del niño que la habitaba. A medida que envejecía, le resultaba físicamente doloroso dormir sobre las tumbas, así que comenzó a traer los cuerpos a casa, donde sería más cómodo dormir cerca de ellos. Esperaba que los espíritus estuvieran más dispuestos a hablar en un hogar seguro y acogedor y que fuera más fácil escucharlos cuando ya no estuvieran bajo tierra.

Tras exhumar los cadáveres, Moskvin investigó teorías y técnicas de momificación para intentar preservarlos. Así que secaba los cadáveres con una combinación de sal y bicarbonato de sodio y luego los guardaba en lugares seguros y secos dentro y alrededor de los cementerios. Una vez secos, Moskvin los llevaba a su casa, donde utilizaba diversos métodos para hacer "muñecas" con la intención de dar a los niños cuerpos funcionales para que los usaran cuando finalmente descubriera una forma de devolverles la vida, ya que consideraba que sus restos físicos estaban demasiado descompuestos y desagradables como para que se sintieran cómodos o felices. Incapaz de evitar que los cuerpos se marchitaran y encogieran al secarse, envolvía las extremidades en tiras de tela y rellenaba la cavidad corporal con trapos y relleno para darles volumen, a veces añadiendo máscaras de cera decoradas con esmalte de uñas sobre los rostros antes de vestirlos con ropa infantil de colores brillantes y pelucas. Estos detalles hicieron que los cuerpos parecieran grandes muñecas caseras, lo que impidió su descubrimiento. No estaba claro si cada muñeca contenía un conjunto completo de restos humanos.

Moskvin era consciente de que estaba cometiendo un delito, pero sentía que los niños muertos clamaban por ser rescatados y creía que rescatarlos era más importante que obedecer la ley. También lo motivaba su propio deseo de tener hijos, en concreto una niña. Moskvin lamentaba a menudo no haber tenido hijos y en una ocasión intentó adoptar a una niña en contra de la voluntad de sus padres, pero su solicitud fue rechazada debido a sus bajos ingresos. Moskvin negó cualquier atracción sexual hacia las muñecas y, en cambio, las consideraba sus hijas. Hablaba e interactuaba con los cadáveres, les cantaba canciones, veía dibujos animados con ellos e incluso organizaba fiestas de cumpleaños y celebraba festividades en su honor. Cabe señalar que, en el año 2016, se informó que Moskvin planeaba casarse con una joven de 25 años de su ciudad natal que asistió a su juicio. Desde su condena, se encuentra recluido en un hospital psiquiátrico y su caso es considera como excepcional y sin precedentes en la ciencia forense moderna.
