Para terminar este ciclo de datos interesantes, lugares asombrosos y misteriosos, sitios embrujados y leyendas pertenecientes a mi país Venezuela, les traigo una serie de historias y anécdotas realizadas en el Metro de Caracas. El metro siempre ha sido uno de los medios de transporte más utilizados, prácticos y rápidos para conectar un extremo de la capital con el área metropolitana de la ciudad. Diariamente transporta a 1.520.000 pasajeros por su longitud total de 101,7 kilómetros con sus 51 estaciones en la extensión de las 4 líneas en servicio. Cuenta además de otros sistemas de transporte masivo en las ciudades de Los Teques, Valencia y Maracaibo. La cuestión radica en que este sistema de trenes urbanos también tiene sus fantasmas.
Para el presente año 2019, el Metro de Caracas cumplió 36 años en servicio. Las actividades de construcción comenzaron en el año 1969, promulgándose el decreto de expropiaciones de los inmuebles afectados por la construcción del tramo de la primera línea y el 2 de enero de 1983 fue inaugurado con la finalidad de contribuir al desarrollo del transporte colectivo en Caracas y sus áreas inmediatas.
Desde su funcionamiento, han ocurrido muchas tragedias; tales como muertes entre túneles, arrollamientos a causa de suicidios y homicidios por robo a mano armada. Muchos son los casos registrados de personas jóvenes y mayores que fueron asesinadas por algún vándalo o destrozadas en los rieles del metro. En abril del año 2017, funcionarios de los bomberos del Distrito Capital recibieron un informe para retirar del túnel entre las estaciones El Valle y La Bandera, el cuerpo en descomposición de un hombre de 23 años desaparecido desde el mes de febrero del mismo año.
Operadores, inspectores, supervisores, vigilantes, personal de limpieza y hasta los propios usuarios frecuentes han sido testigos de las apariciones de estas víctimas, relatando sus experiencias paranormales en el horario nocturno.
Operadores, inspectores, supervisores, vigilantes, personal de limpieza y hasta los propios usuarios frecuentes han sido testigos de las apariciones de estas víctimas, relatando sus experiencias paranormales en el horario nocturno.
El mecánico fantasma
En la estación Propatria, en la zona de los talleres y resguardo de unidades de metros y vagones inoperativos, en el horario nocturno, empiezan las actividades paranormales. Las máquinas comienzan a moverse por sí solas y las luces de los trenes comienzan a encenderse y apagarse. El personal reciente que labora allí han registrado en varias oportunidades que en ese lugar aparece un mecánico de estatura mediana, angustiado que llama para avisar que hay un tren con fallas. El equipo que atiende la emergencia se dirige al lugar de los hechos y no encuentran nada fuera de lo común. Cuando el personal reciente describe más a fondo la apariencia del mecánico, se le informa que el hombre laboró allí hace muchos años atrás, tratándose de un señor de mantenimiento que falleció haciendo su trabajo. Se dice que es un alma en pena que ahora ronda los talleres de los patios de resguardo que solo se le aparece a los trabajadores nuevos.
El espectro poseedor
Los espíritus en el metro de Caracas rondan a cualquier hora del día, y este en particular, que muchos han catalogado como una fuerza sobrenatural, se ha hecho presente en varias estaciones. Sonia Méndez es una usuaria frecuente del servicio de trenes y cuenta que una tarde, mientras se encontraba en la estación Caño Amarillo, sintió una rara sensación que invadió su cuerpo, dándole las ganas de lanzarse a los rieles para suicidarse.
Sonia manifestó que su cuerpo no respondía y aquellos que la vieron aseguraron que tenía la mirada en blanco. De algún modo reaccionó al llegar a la orilla del andén. Esos deseos de suicidarse no eran de ella ya que tenía muchos objetivos por cumplir y mucho por hacer.
Sonia manifestó que su cuerpo no respondía y aquellos que la vieron aseguraron que tenía la mirada en blanco. De algún modo reaccionó al llegar a la orilla del andén. Esos deseos de suicidarse no eran de ella ya que tenía muchos objetivos por cumplir y mucho por hacer.
El pasajero perdido
Un martes por la madrugada, en la estación Capitolio, tres efectivos de la Policía Nacional de la transferencia a la línea 2, se encontraban conversando con dos operadores del sistema cuando observaron que una figura pasó caminando por los corredores de la estación hacia el largo pasillo de la transferencia. Los policías lo llamaron pero en vista que no hizo caso, le gritaron indicando que la estación se encontraba cerrada ya que eran la 1 de la madrugada. Los efectivos policiales caminaron tras él y al acercarse, este desapareció frente a ellos dejando un frío inexplicable. Con escalofrío, los tres se miraron entre ellos y regresaron rápidamente a donde se encontraban los demás.
Las mujeres del espejo
Una noche, una usuaria reportó ante el personal algo inusual que sucedió dentro de uno de los vagones en donde ella viajaba. La mujer iba desde la estación Capitolio hasta Los Dos Cominos y se encontraba de pie puesto que los asientos se encontraban ocupados. El metro entró por uno de los túneles, pudiendo ella observar, por el reflejo de los vidrios, a todas las personas que tenía a su alrededor. Pero algo que logró divisar le llamó mucho la atención. Justo al lado de una chica que se encontraba sentada escuchando música con sus audífonos puestos, estaba una mujer muy alta sentada sobre las piernas de una mujer obesa. La mujer cuenta que se giró para verlas mejor pero solo vio a la chica de los audífonos y que el asiendo a su lado se encontraba vacío.
La mujer volvió a mirar el espejo y ambas mujeres se encontraban allí, una sentada en las piernas de la otra, pero al volver a mirar atrás solo se encontraba la chica de los audífonos. La mujer cuenta que el desespero la invadió al notar que solo ella podía verlas. Las dos mujeres desaparecieron al sonreirle a través del reflejo del vidrio. Ahora, cada vez que usa el metro, la mujer recuerda con escalofrío esa siniestra experiencia que no ha podido olvidar.
La novia suicida
En la estación Colegio de Ingenieros, correspondiente a la línea 1 del metro, sucedió una tragedia hace algunos años que se ha ido olvidado con el tiempo. Una joven odontóloga originaria de la zona este de la capital iba a contraer matrimonio en la iglesia Santa Rosa de Lima, que se encuentra cercana a la estación. Unos dicen que el día de su boda se enteró que el novio le había sido infiel, otros manifiestan que el novio no se presentó, lo que si fue cierto fue que, desesperada entró a las instalaciones de la estación con su vestido de novia y se lanzó a las vías justo cuando el tren se aproximaba.
La historia por sí sola perturba al personal ya que los operados cuenta que, comenzando el turno nocturno, ven al fantasma de la joven repetir ese fatídico momento. Unos la han observado a través del recorrido visual de la pantalla de la cámara número 3 del andén. Otros si han podido ser testigo de la escena en vivo al aproximarse al andén y pasar mucho tiempo allí. En horas de la madrugada también se le observa caminando por los rieles de la estación para luego desaparecer a los pocos minutos.
La niña que flota
En la estación Colegio de Ingenieros, la historia de la novia suicida no es la única que hay. Se dice que hay noches alternadas entre semanas que, cerradas las puertas de dicha estación, aparece en medio de los pasillos, entre rincones de la estación o detrás de las cabinas de atención y venta de boletos, una niña de cabello largo de color negro muy intenso, con un vestido blanco impecable, que no tiene pies y parece flotar en el aire y avanzar a gran velocidad. Los operadores, inspectores y supervisores dicen que se aparece ante aquellos que se encuentran solos en el lugar e intenta atraparlos, persiguiéndolos por un buen tramo.
El hombre sin ojos
La usuaria Ana Viloria fue encontrada casi a las 11 pm por el personal del metro en medio de un ataque de nervios. Luego de que la chica se tranquilizo, pudo contar la razón de su estado de pánico a los presentes. Al parecer, la joven abordó la estación Plaza Venezuela con rumbo a Chacao y en el andén, justo delante de ella se encontraba un hombre mayor. Mientras esperaban el metro, el señor volteo y ella pudo observar que este tenía los párpados abiertos pero no tenía ojos. Ella de inmediato pensó que se trataba de una persona con discapacidad visual y se distrajo con otra cosa. Luego de unos pocos minutos, el metro llegó y ambos se subieron. Ella observó con curiosidad que el señor no tenía bastón y pudo ingresar al vagón sin ninguna dificultad.
El metro se encontraba vacío por la hora y ella se sentó en uno de los asientos del pasillo mientras que el hombre se sentó en los asientos azules preferenciales cerca de las puertas de acceso. De inmediato la incomodidad llegó a ella cuenta se dio cuenta que el hombre se inclinó hacia adelante como si pudiera observarla a través de las cuencas oscuras y vacías que tenía. Ana se puso nerviosa y a la ves aliviada que el metro llego a la siguiente estación; Sabana Grande, donde el señor de inmediato se levantó, pero no salió del vagón sino que camino rectamente por el pasillo de este y desapareció al final.
La niña del baño
En la estación Chacaito se dice que hay une espectro ya propio del lugar. Uno de los anécdotas más conocido de este fantasmas es el que relató el Inspector de Control Manuel Fuentes, quien una noche después de revisar unos informes, fue a la sala de primeros auxilios y se recostó sobre una de las camillas al sentir malestar. A los minutos, Manuel escuchó que la llave del baño se encontraba abierta. Con fatiga se levantó pero la llave se encontraba cerrada, así que volvió a acostarse. Pocos minutos después volvió a escuchar el ruido, se levantó y se dirigió al lugar y, alumbrando con la linterna de su celular, pudo ver en medio de la oscuridad a una niña sin rostro abriendo y cerrando las llaves del lavamanos. Aterrado, olvidó el malestar y corrió lo más que pudo hasta el puesto de seguridad de la estación. Allí, sus compañeros, entre risas, le contaron que justo en esos baños sale el espectro de una niña sin cara que le gusta jugar con agua.
La caminante
Los operadores de Servicios de Estaciones de la estación Los Dos Caminos relatan que durante las noches, una mujer ser aparece caminando en la oscuridad de los túneles. Una de las experiencias más sonadas es la de un trabajador del área de seguridad que mencionó que una noche después de hacer un chequeo de acceso para controlar los trabajadores que laboran y van a laborar en los túneles, observaron por los monitores de seguridad el ingreso de una mujer a las vías del tren. El encargado de seguridad, junto a un compañeros, hicieron un rápido llamado a los operadores cercanos del andén. Los operadores a los minutos informaron que no había nadie en los túneles. Ambos compañeros de seguridad observaron que la mujer transitaba el túnel, desapareciendo poco después al hacer un movimiento en zigzag.
Los ecos en los túneles
Una noche, en la estación Los Cortijos, a las 12:00 am, al realizarse las labores de cuidado y mantenimiento al túnel continuo, los trabajadores relataron que se escuchó un extraño eco. Cada cierto tiempo, sonaban ruidos metálicos como de personas trabajando desde las oscuridad. Trabajadores y supervisores escucharon otro día, casi a la misma hora, un claro sonido que emite un martillo al golpear el metal. A las 3:00 am la situación cambia a peor, se escuchan como si trabajaran más de prisa, con conversaciones lejanas, risas y gritos. Varios trabajadores intentaron llegar hasta el origen del ruido al adentrarse en el túnel pero no encontraron más que oscuridad y soledad.
Otros operadores y trabajadores que prefieren mantenerse en el anonimato, al igual que la estación a la cual pertenecen, indican que hay túneles en donde se escuchan gritos espeluznantes que ellos inicialmente confundieron con un intento de robo. Son gritos desesperantes que hielan la sangre y hacen sospechar si es algo real o una situación paranormal.
La paciente diabólica
En la estación Petare, se cuenta de una aparición aterradora que todos los trabajadores del lugar conocen y respetan. En el horario nocturno suelen escuchar por todo el recinto a una mujer llorando y gritando "¿Quién me va a atender?". Se trata de una mujer que aparece vestida con una bata de quirófano y una vía intravenosa colocada en el brazo izquierdo. La llaman La Paciente Diabólica y es un fantasma que se aparece en el descanso del personal operativo en la sala de primeros auxilios.
Muchos, desde hace mucho, se asustan hasta el punto de no querer entrar solos a las distintas aéreas de la estación. En la actualidad solo se la puede apreciar a través de los monitores de las cámaras de seguridad, ya que recorrer los pasillos durante la noche significa escuchar desde cierta distancia sus escalofriantes lamentos.
Muchos, desde hace mucho, se asustan hasta el punto de no querer entrar solos a las distintas aéreas de la estación. En la actualidad solo se la puede apreciar a través de los monitores de las cámaras de seguridad, ya que recorrer los pasillos durante la noche significa escuchar desde cierta distancia sus escalofriantes lamentos.
El niño duende
En la estación La Rinconada, perteneciente a la línea 3 del metro, hay un espectro bien conocido por los trabajadores del complejo y algunos usuarios. Aunque suene descabellado o increíble, los operadores detallan con naturalidad que es una costumbre verlo en los pasillos tratando de interactuar con todo aquel que se encuentre cerca. Durante las rondas de inspección, él se deja ver, siguiendo de manera fija a aquel que lo mire. Se dice que si la persona corre, éste correrá tras de ella y hará de esa noche un tormento total, pero en cambio, si se le trata como un niño, él se perderá luego y desaparecerá entre los pasillos de la estación.
El acompañante
La última estación de la línea 3 es la mencionada estación La Rinconada, ésta actualmente permite la interconexión al estado Miranda por medio del Sistema Ferroviario Central Ezequiel Zamora, que está enfocado hacia el desarrollo de un sistema multimodal de carga y pasajeros, que combine diferentes medios de transporte de manera integrada bajo la promoción de centros o plataformas logísticas, donde confluyan los medios carretero, ferroviario y marítimo.
Ahora bien, en los tramos Caracas- Cua, en los ferrocarriles del Valle del Tuy hubo un accidente poco nombrado. Hace ya algunos años un señor de mantenimiento estaba sentado en los rieles del tren, unos dicen que tenía problemas mentales, otros aseguran que estaba deprimido por su divorcio, el hecho fue que un tren salió del túnel y arrolló al pobre hombre. Días después del accidente, en las vías, una operadora vio al hombre montado en el ferrocarril contrario en la cabina de mando acompañando al conductor. Al hacer un llamado a su compañero operador para preguntar la identidad del acompañante, éste se asustó al responder que junto a él no hay nadie ya que se encontraba solo. Ambos se asustaron mucho ese día y se sintieron inquietos el resto del día pensando en ello. Muchos son los testigos que aseguran en algún momento haber visto al señor, que manifiestan que aparece montado en el mismo ferrocarril por el que fue arrollado.
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