Aprovechando la reciente película en el afamado canal de streaming Netflix, les traigo en la presente publicación una leyenda noruega bastante representativa. Así pues, algo de historia el día de hoy.
Troll es un filme noruego de drama, fantasía y acción de 103 minutos, que fue estrenada el 1 de diciembre de 2022 en la plataforma Netflix. Fue dirigido por Roar Uthaug, producido por Espen Horn y Kristian Strand Sinkerud, con un guion de los mencionados Roar Uthaug y Espen Aukan. Es protagonizada por Ine Marie Wilmann, Kim Falck, Mads Sjøgård Pettersen, Gard B. Eidsvold, Pål Richard Lunderby y Eric Vorenholt.
La película cuenta que, en lo profundo de la montaña Dovre, en el municipio de la provincia de Oppland, un antiguo trol se despierta después de mil años de cautiverio tras una explosión realizada intencionalmente por un grupo de excursionistas.
La criatura destruye todo a su paso y se acerca rápidamente a Oslo, la capital y ciudad más poblada de Noruega. Para detener la amenaza, un grupo con órdenes gubernamentales se une para tratar de evitar que la criatura ancestral cause estragos mortales.
La cinta recibió reseñas generalmente mixtas de parte de la crítica y de la audiencia. En el sitio web especializado Rotten Tomatoes, la película posee una aprobación de 88%, basada en dieciséis reseñas, mientras que de parte de la audiencia tiene una aprobación de 49%, basada en más de quinientos votos. Es importante señalar que en Noruega hay montañas que llevan el nombre de Trolltunga y Trollstigen, en las cuales los habitantes instalaron la teoría de que son nada más y nada menos que antiguos trolls que murieron en manos de los rayos directos del Sol.
Este pensamiento también se refleja en la película. Cabe destacar que en una escena de la película, hacen mención de Olaf II El Santo contra los Trolls, aquí conocerás su historia como parte de la leyenda.
Olaf II de Noruega u Olaf Haraldsson (Óláfr Haraldsson, en nórdico antiguo) nació en 995 y falleció el 29 de julio de 1030. Fue rey de Noruega de 1015 a 1028 y fue conocido como "El Grande" (Óláfr Digre), y tras su canonización como Olaf el Santo, San Olaf u Olaus. De origen vikingo, se convirtió al cristianismo en la ciudad de Ruan y estuvo al servicio del rey exiliado Etelredo II de Inglaterra. Regresó a Noruega en el año 1015. Al ser descendiente del rey Harald I, fue reconocido rápidamente como rey y desplazó a los nobles que regían el país. Introdujo una administración central fuerte, completó la conversión, iniciada por Olaf I de Noruega, y erigió iglesias por todo el territorio. Es el santo patrono de Noruega y uno de los pocos santos de origen noruego con culto en la Iglesia católica.
Olaf nació en Ringerike; era hijo del caudillo vikingo Harald Grenske y Åsta Gudbrandsdatter. Su madre Åsta procedía del reino de Vestfold. Harald Grenske falleció cuando Åsta estaba embarazada de Olaf. Ella se casó entonces con Sigurd Syr, rey de Ringerike, convirtiéndose en reina consorte. Olaf creció en casa de su padrastro, con el que no lograría entablar una buena relación. A los once años de edad, Olaf tomó parte por primera vez en una expedición vikinga, participando en saqueos y pillajes. Durante su adolescencia participó en varias expediciones, primero en los países bálticos y posteriormente en las islas británicas, donde junto a Torkjell Høge, mercenario vikingo, atacaría Canterbury en el año 1011.
Años después de realizar sus actividades de saqueo, Olaf pensó en reunir bajo su gobierno el reino de Noruega, de acuerdo al derecho dinástico que reclamaba por descender de Harald I. Tras un corto viaje por las costas de España, en Galicia fue derrotado por la nobleza local cuando trató de remontar el río Miño. Viajó hacia Normandía, en Francia, lugar donde pasaría el invierno en casa del duque Ricardo II de Normandía, en Ruan, entre 1013 y 1014. Normandía se encontraba entonces poblada por daneses y noruegos desde 881, y habían recibido el gobierno de la región a condición de que cesaran sus incursiones en el resto de Francia y protegieran al país. Durante su estancia en Normandía, Olaf se convirtió al cristianismo y fue bautizado en esa fe. Los normandos habían adoptado el cristianismo, y el duque era profundamente religioso. Olaf tuvo contacto con la historia del cristianismo y escuchó relatos de la vida de santos europeos. Se dice que su hijo Magnus I de Noruega recibiría ese nombre en honor del rey Carlomagno.
Camino a Noruega, Olaf hizo escala en Inglaterra, donde dejó sus barcos de guerra para continuar únicamente con barcos mercantes. Cuando Olaf llegó a Noruega, el país se hallaba dividido entre los jarls locales, Dinamarca y Suecia, que se habían apoderado del reino de Olaf Tryggvason cuando este fue derrotado en la batalla de Svolder en 1000. La sociedad familiar noruega se encontraba en decadencia y abundaban los pequeños reinos y los caciques locales. Capturó y envió al exilio a Håkon Eiriksson, quien gobernaba Noruega en nombre del rey Svend I de Dinamarca. Tras la derrota de Haakon, Olaf comenzó su trabajo de unificación. Primero fue nombrado rey por los jefes de las tierras altas del centro del país. Después de derrotar al jarl Sveinn Hákonarson en la batalla de Nesjar, fue reconocido también como soberano en Viken y Agder. Poco después tocó el turno de Trøndelag, y logró convertirse en rey del centro y el sur de Noruega.
Entonces llegó a un acuerdo de paz con el rey de Suecia Olaf Skötkonung, y una parte del acuerdo fue que se casaría con la hija de este, la princesa Ingegerd Olofsdotter. Esto último no se concretaría, pues Ingegerd fue dada en matrimonio al príncipe Yaroslav I de Kiev. En resarcimiento, Olaf Skötkonung le dio a Olaf a su segunda hija, Astrid. Hecha la paz con Suecia, Olaf conquistó Hålogaland, la parte más septentrional de Noruega, logrando unificar así todo el país. Asimismo, reconoció como soberanía noruega el territorio de las islas Órcadas. Olaf estableció su capital en Borg (actualmente Sarpsborg), ciudad que él mismo fundó en 1016 en la ribera del Glomma, y a la que dotó de una fortificación que aún se conserva (parcialmente) en la actualidad.
Una vez que hubo aplastado a la oposición, estableció el cristianismo como la religión oficial del reino desde 1024, cuando se instituyó la "Ley de Cristo". Trajo a Noruega cuatro obispos de Inglaterra y ordenó la construcción de iglesias en todo el país. La religión cristiana tenía ya tiempo desde que llegó a Noruega, pero su práctica no se hallaba aún lo suficientemente consolidada, ya que una buena parte de los cristianos lo eran solo nominalmente, mientras que aún se mantenía en cierto grado la religión nórdica pagana. Snorri Sturluson, jurista, historiador y escritor islandés, narra que el rey estableció la pena de muerte y la amenaza de mutilación para aquellos que se negaran a adoptar el cristianismo.
El Estado adoptó como leyes los preceptos eclesiásticos. Se prohibió la poligamia, la violación, el rapto de las mujeres y el abandono de los recién nacidos en el campo o el bosque, que ahora tenían que ser bautizados de manera obligatoria. Los muertos tenían que ser enterrados en suelo santo, es decir, en las iglesias, y no en túmulos de piedras en las colinas, como sucedía en las tradiciones paganas. Se negó la sagrada sepultura a los criminales, los traidores al rey, los asesinos y los suicidas. El mismo rey viajó mucho a través del país para hacer valer las nuevas leyes.
También promulgó la ley de igualdad, según la cual la aristocracia tenía que obedecer la ley y ser castigada en la misma medida que los campesinos. Ello, junto con la amenaza de la expropiación de sus tierras, provocó que la aristocracia se mostrara renuente a mantener a Olaf como su monarca, y empezaran a conspirar para derrocarlo. En 1028 el poderoso rey Canuto II, soberano de Dinamarca e Inglaterra, invadió Noruega con cincuenta barcos de guerra. Contaba con el apoyo de un sector considerable de la aristocracia noruega, a la que compró con la promesa de otorgarle tierras y poder. Olaf fue abandonado por una parte del ejército y tuvo que exiliarse, junto con su hijo Magnus I y un puñado de hombres fieles, al Rus de Kiev, en cuya capital, Gardariki, sería recibido amistosamente por Yaroslav I el Sabio. Canuto fue elevado a rey de Noruega en el Øreting y nombró a Håkon Eiriksson como su jarl en el gobierno del país.
El príncipe Yaroslav de Kiev le ofreció a Olaf la dignidad de rey en Bulgaria, pero la oferta fue rechazada, pues Olaf tenía la intención de regresar a Noruega. Cuando se enteró de que Haakon Eiriksson había desaparecido en un naufragio (alrededor de 1030), decidió que era tiempo de volver a su reino. Olaf reunió un ejército y se fue de Nóvgorod hacia Noruega, atravesando Suecia. Llegó a Trøndelag, donde se encontraría con un ejército comandado por jarls aliados de Dinamarca: Hårek av Tjøtta, Thorir Hund y Kalv Arnesson, muy superior al que mandaba Olaf. El 29 de julio de 1030, se enfrentaron ambos bandos en la batalla de Stiklestad, con el resultado de la muerte de Olaf.
El cuerpo de Olaf fue puesto en un cobertizo y, según la tradición, un ciego comenzó a ver tras frotarse los ojos con la sangre del cadáver. Los campesinos del lugar se llevaron el cuerpo y lo sepultaron junto al río Nidelven, en Nidaros (actual Trondheim). A partir de entonces comenzaría el culto a Olaf, que fue llamado popularmente el santo. Su muerte fue juzgada como un martirio. Al año siguiente, su cadáver fue exhumado y trasladado al interior de una capilla que se erigió al lado de su tumba. Con el tiempo, en el lugar de la pequeña capilla se erigiría una fastuosa catedral, la catedral de Nidaros, que sería un frecuentado centro de peregrinación. Fue venerado como un santo en todo el país y con el tiempo se convirtió en uno de los personajes más importantes del cristianismo de Noruega.
De hecho, las historias que se decían sobre él poco después de su muerte motivaron el traslado de su cadáver (que se decía desprendía olor a santidad) hasta la iglesia de San Clemente en Trondheim, donde más tarde se construyó una catedral en su honor. Diez años después, y gracias a la fama alcanzada por los supuestos prodigios obrados por Olaf (relatados oralmente y en poemas como el Glælognskviða), el sanguinario rey vikingo fue canonizado por la Iglesia en el año 1041. Fruto de esa fama, hoy es posible encontrar multitud de representaciones suyas en iglesias y catedrales de Noruega, Suecia y Dinamarca. Algunas de estas obras de arte, tanto pinturas como esculturas, resultan realmente sorprendentes por las escenas que muestran al espectador.
Así, en un mural de la iglesia sueca de Dingtuna, se puede apreciar a San Olaf armado con su habitual hacha de doble hoja, siendo uno de sus atributos, a punto de enfrentarse, acompañado de sus soldados, a un grupo de diabólicos trolls. Este singular episodio que se relata como uno de sus milagros, es sólo uno de los que relacionan al monarca vikingo con estas criaturas de la mitología nórdica, pues otra de las leyendas asegura que la torre de la catedral de Trondheim (donde está enterrado el cuerpo del santo), fue construida por un troll al que Olaf engañó para que la levantara en una noche.
Pero a San Olaf no sólo se le atribuyen curaciones y batallas contra trolls (historias estas últimas que los estudiosos interpretan como un símbolo del triunfo del cristianismo sobre las creencias paganas), sino también milagros no menos peculiares. Así, a veces Olaf aparece también en las iglesias representado portando una gran copa. La razón no deja de ser llamativa, pues al santo noruego se le atribuía un portento que seguro era del agrado de los rudos vikingos: había sido capaz de transformar el agua de una copa en sabrosa cerveza.
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