Todos saben o al menos han escuchado sobre María Magdalena, la única mujer entre los discípulos de Cristo. Un personaje polémico que es centro aun hoy en día de muchas teorías, leyendas e historias. Encontrándonos en la temporada de Semana Santa, ésta publicación resulta aun más interesante ya que abordaremos sobre la vida de Santa María Magdalena, Patrona de Arahal y, en donde se encuentra su tumba.
María Magdalena o Santa María Magdalena, Patrona de Arahal, (en hebreo: מרים המגדלית; en griego antiguo: Μαρία ἡ Μαγδαληνή), nació en el año 22 a.C., en Magdala, localidad situada en la costa occidental del lago de Tiberíades y aldea cercana a Cafarnaúm, Judea. De allí su nombre. Es considerada santa por la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa y la Comunión anglicana, que celebran su festividad el 22 de julio. En el año 1988, el papa Juan Pablo II en la carta Mulieris Dignitatem se refirió a ella como la "apóstol de los apóstoles", y el 10 de junio de 2016, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó un decreto por el cual se eleva la memoria de santa María Magdalena al grado de fiesta en el Calendario romano general, por expreso deseo del papa Francisco.
María Magdalena, antes de formar parte de los "Doce Apóstoles", fue sanada por Jesús, el cual retiró de su cuerpo siete demonios y otras enfermedades que la afectaban, según el Evangelio de Lucas. Ella alojó y proveyó materialmente a Jesús y sus discípulos durante su predicación en Galilea. También estuvo presente la crucifixión de Jesús. Estuvo presente en la sepultura y vio donde Jesús era puesto, según Mateo 27:61 y Marcos 15:47. En compañía de otras mujeres (su madre María, la hermana de ésta) fue la primera testigo de la resurrección, según una tradición en la que concuerdan los cuatro evangelios. Después comunicó la noticia a Pedro y a los demás apóstoles. Ella era una discípula cercana de Jesús, en una relación tan cercana como la de los apóstoles, hasta el punto de ser considerada la compañera (κοινωνος) de Jesús.
No debe de haber equivocación. La mujer adúltera a la que Jesús salva de la lapidación, en un episodio que sólo relata el Evangelio de Juan, es la misma mujer que unge con perfumes los pies de Jesús y los enjuga con sus cabellos antes de su llegada a Jerusalén según los evangelios sinópticos. Dicha mujer es María de Betania, hermana de Lázaro. No debe confundirse con María Magdalena. La aclaratoria la mencionó el papa Gregorio I en el año 591, y quedó establecida en la homilía.
Sobre María Magdalena se dicen muchas cosas, como por ejemplo; que viajó en barca por el Mar Mediterráneo huyendo de las persecuciones en Tierra Santa hacia el sur de Francia y desembarcó finalmente a orillas de la Galia, en un lugar llamado Saintes Maries de la Mer, cerca de Arlés, una localidad francesa. Posteriormente viajó hasta Marsella, desde donde emprendió, supuestamente, la evangelización de Provenza, una región de Francia, para después retirarse a una aislada cueva (La Sainte-Baume) en las cercanías de Marsella, donde habría llevado una vida de penitencia durante treinta años hasta que falleció.
Según esta leyenda, cuando llegó la hora de su muerte fue llevada por los ángeles a Aix-en-Provence, al sur de Francia, al oratorio de San Maximino, donde recibió el viático. Su cuerpo fue sepultado en un oratorio construido por Maximino en Villa Lata, conocido desde entonces como St. Maximin.
Según esta leyenda, cuando llegó la hora de su muerte fue llevada por los ángeles a Aix-en-Provence, al sur de Francia, al oratorio de San Maximino, donde recibió el viático. Su cuerpo fue sepultado en un oratorio construido por Maximino en Villa Lata, conocido desde entonces como St. Maximin.
La tradición ortodoxa relata que tras la Ascensión de Jesús, María Magdalena fue a Roma a predicar el evangelio. En presencia del emperador romano Tiberio, y sosteniendo un huevo de gallina, exclamó: "¡Cristo ha resucitado!". El emperador se rió y le dijo que eso era tan probable como que el huevo se volviera rojo. Antes de que acabara de hablar el huevo se había vuelto rojo. Otra tradición habla sobre que el corazón sagrado de Cristo quedaría encerrado en un recipiente con forma de huevo del que María Magdalena sería guardiana. En el cristianismo hay una antigua tradición sobre pintar huevos de Pascua. Estos huevos simbolizan la nueva vida y a Cristo emergiendo de la tumba, de hecho, los cristianos ortodoxos acompañan esta tradición con la consigna: "¡Cristo ha resucitado!".
Jesús tenía una relación más cercana con María Magdalena que con el resto de sus discípulos, incluidos los apóstoles. En el Segundo Apocalipsis de Santiago se menciona que Jesús la besaba en la boca, sin embargo, el ósculo o beso santo era para los gnósticos el inicio de un acto donde se recibía una revelación. En la Palestina de la época era raro que un varón judío de la edad de Jesús (32-33 años) permaneciese soltero, especialmente si se dedicaba a enseñar como rabino, ya que eso hubiese ido en contra del mandamiento divino que era "Crezcan y multiplíquense". Aunque antes de Jesús, está atestiguada la existencia de maestros religiosos solteros, como el profeta Jeremías y Juan el Bautista. Ambos fueron solteros y también predicadores célibes. Pero con el caso de Jesús era diferente, ya que han formulado hipótesis que afirman que María Magdalena habría sido la esposa, o la compañera sentimental, de Jesús de Nazaret.
Ella habría sido la depositaria de una tradición cristiana de signo feminista que habría sido cuidadosamente ocultada por la Iglesia católica. Se cree que habría una posible dinastía fruto de la unión entre Jesús de Nazaret y María Magdalena, comenzando por Sarah Kali "La Egipcia", la hija de ambos. Dicha dinastía formaría la descendencia merovingia, una familia de estirpe germánica que gobernó la actual Francia, Bélgica, una parte de Alemania y de Suiza entre los siglos V y VIII. Sarah se habría casado con Meroveo, rey y jefe militar de los francos (desde 450 a 458). Fue el tercer rey de los Francos. De la unión de ambos, nació Childerico I, el cual fue sucesor de su padre.
En la tradición de la Iglesia ortodoxa, María Magdalena se retiró a Éfeso con la Virgen María y el apóstol Juan, y murió allí en algún momento del siglo I. En 886 sus reliquias fueron trasladadas a Constantinopla (actualmente Estabul), donde fueron trasladadas a Francia, pasando por Roma.
Ahora bien, el primer lugar de Francia en el que se sabe que hubo culto a María Magdalena fue la ciudad de Vézelay, en Borgoña. Aunque en sus inicios el templo de Vézelay estaba dedicado a la virgen María, y no a María Magdalena, pero por alguna razón los monjes decidieron que la abadía era el lugar de enterramiento de María Magdalena, y están atestiguadas las peregrinaciones al sepulcro de María Magdalena en Vézelay desde el año 1030. El 27 de abril de 1050, la abadía de Vézelay, era oficialmente colocaba bajo el patronazgo de María Magdalena.
En el año 1279, el príncipe de Salerno, futuro rey de Nápoles, Carlos II de Anjou, el conde de Provenza, dirigió excavaciones de la cripta debajo de la pequeña iglesia en St. Maximin en Francia. Allí, el 9 de septiembre de 1279, descubrieron una tumbas del siglo I junto con un hallazgo sorprendente: un sarcófago hecho de mármol. Carlos II afirmó que dirigió la excavación por un impulso originado por un sueño en el que se le apareció Santa María Magdalena. El sarcófago fue abierto y todos los presentes notaron un "olor maravilloso y muy dulce", similar al aroma de las rosas.
Los restos esqueléticos, de los que faltaban los huesos de la mandíbula y la parte inferior de la pierna, estaban acompañados por una nota de papiro que decía: "El cuerpo de la querida y venerable Santa María Magdalena fue trasladada desde su tumba de alabastro a la tumba de mármol". También había una tablilla de madera cubierta con cera, con la inscripción en latín "Hic requiescit corpus beatae Mariae Magdalenae" que significa: Este es el cuerpo de la santa María. Se estimó que se hizo entre los siglos I y IV.
Los restos esqueléticos, de los que faltaban los huesos de la mandíbula y la parte inferior de la pierna, estaban acompañados por una nota de papiro que decía: "El cuerpo de la querida y venerable Santa María Magdalena fue trasladada desde su tumba de alabastro a la tumba de mármol". También había una tablilla de madera cubierta con cera, con la inscripción en latín "Hic requiescit corpus beatae Mariae Magdalenae" que significa: Este es el cuerpo de la santa María. Se estimó que se hizo entre los siglos I y IV.
El descubrimiento atrajo numerosos peregrinos, además de un culto posterior, que se reunieron en la basílica de Saint-Maximin-la-Sainte-Baume, Provenza, para venerar el cuerpo de María Magdalena. En esa ubicación se construyó un gran monasterio dominico, de estilo gótico, uno de los más importantes del sur de Francia. En el año 1600, las reliquias fueron depositadas en un sarcófago mandado realizar por el papa Clemente VIII, pero la cabeza se depositó aparte, en un relicario. Las reliquias fueron profanadas durante la Revolución francesa. En el año 1814 se restauró el templo y se recuperó la cabeza de la santa, ahora completo con una mandíbula gracias al papa Bonifacio VIII. Se venera actualmente en ese lugar, mostrándose detrás de un vidrio en un relicario de mechones dorados y sueltos.
Se encuentra encuentra custodiada junto a su sarcófago de alabastro en la cripta de la Basílica de Vézelay, en Saint-Maximin-la-Sainte-Baume, adornada con cuatro ángeles. Cada año, el domingo más cercano a la fiesta de María Magdalena, el 22 de julio, esta y otras reliquias de la santa son sacadas en procesión.
Se coloca una máscara de oro en el relicario sobre la cápsula de cristal bajo la que se halla la calavera con el fin de protegerla y una procesión lleva a la santa por toda la ciudad. Su culto en Francia está conectado con la leyenda del Santo Grial y con la historia de su huida de Tierra Santa.
Se coloca una máscara de oro en el relicario sobre la cápsula de cristal bajo la que se halla la calavera con el fin de protegerla y una procesión lleva a la santa por toda la ciudad. Su culto en Francia está conectado con la leyenda del Santo Grial y con la historia de su huida de Tierra Santa.
De acuerdo con la tradición de la Iglesia ortodoxa, tras la muerte de María en Éfeso su casa fue convertida inicialmente en su tumba y con posterioridad en su santuario. Se sabe que fue enterrada por Maximino, quien fue primer obispo de Aix. En el año 886, León VI el Sabio, quien acababa de convertirse en emperador bizantino, ordenó que sus restos mortales fuesen trasladados a Constantinopla (actualmente Estabul), para luego ser depositados en una pequeña cripta debajo de la pequeña iglesia en St. Maximin en Francia.
Antes de que los restos llegasen a su destino, al pasar por Roma, al cadáver le fue retirado el pie izquierdo, el cual, según la tradición, fue el que pisó primero el Santo Sepulcro. La reliquia permaneció varios años en una capilla situada en la entrada del Puente Sant'Angelo, siendo este el último lugar que debían visitar los peregrinos antes de llegar a la tumba de San Pedro. Tras caer en el olvido con el paso del tiempo, la reliquia volvió a ganar notoriedad tras ser llevada a la Basílica de San Juan Bautista de los Florentinos, una basílica menor en Italia donde se guardó en un relicario de plata obra de Benvenuto Cellini, en el que permanece actualmente.
Antes de que los restos llegasen a su destino, al pasar por Roma, al cadáver le fue retirado el pie izquierdo, el cual, según la tradición, fue el que pisó primero el Santo Sepulcro. La reliquia permaneció varios años en una capilla situada en la entrada del Puente Sant'Angelo, siendo este el último lugar que debían visitar los peregrinos antes de llegar a la tumba de San Pedro. Tras caer en el olvido con el paso del tiempo, la reliquia volvió a ganar notoriedad tras ser llevada a la Basílica de San Juan Bautista de los Florentinos, una basílica menor en Italia donde se guardó en un relicario de plata obra de Benvenuto Cellini, en el que permanece actualmente.
Otra famosa reliquia de María Magdalena es su mano, que se encuentra en el Monasterio de Simonos Petra, en el Monte Athos, en Grecia. Su mano izquierda es portadora de mirra y se cree que es incorruptible y muy milagrosa. Se encuentra custodiada en el interior de un estuche ornamentado donde es venerada por parte de los peregrinos que acuden a verla. De esta reliquia se piensa que desprende un agradable aroma, exactamente igual a cuando se abrió la tumba francesa de María Magdalena. Se conocen numerosas historias en relación con los milagros obrados supuestamente por esta preciada reliquia.
Se cree por ejemplo que la mano de la Magdalena protege a los campos y cultivos de los agricultores, y que se encarga de eliminar continuamente las plagas de langostas y gusanos devoradores. Hay una historia que asegura que en el año 1945, se produjo un gran incendio en un bosque cercano al monasterio y María Magdalena, mediante la solicitud de intercesión por los monjes Neophytos y Panteleimon, quienes tras verse rodeados por las llamas salvaron su vida al llevar consigo la reliquia.
Se cree por ejemplo que la mano de la Magdalena protege a los campos y cultivos de los agricultores, y que se encarga de eliminar continuamente las plagas de langostas y gusanos devoradores. Hay una historia que asegura que en el año 1945, se produjo un gran incendio en un bosque cercano al monasterio y María Magdalena, mediante la solicitud de intercesión por los monjes Neophytos y Panteleimon, quienes tras verse rodeados por las llamas salvaron su vida al llevar consigo la reliquia.
Interesante historia gracias por compartir estos datos.
ResponderBorrar¡Gracias por comentar! Me alegro que haya sido de tu agrado. Atento a nuevo material por publicar cada miércoles de cada semana. ¡Saludos!
BorrarGracias por brindarnos tanto conocimiento, a seguir cultivando la mente, un abrazo!
ResponderBorrar¡Gracias a tí! Primeramente por mostrar el interés para aprender mucho más de lo que ya sabes. Todos los días se aprende algo nuevo. Y también por comentar. Mantente constante es éste querido espacio y podré suministrarte más conocimiento de temas diversos, humildemente. Saludos y bendiciones.
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