martes, 21 de julio de 2020

Las Huellas del Diablo en Devonshire

Hay eventualidades que ocurren, muchas de ellas paranormales y misteriosas y sólo quedan allí. Pasan a la posteridad sin fama ni gloria, a pesar que muchas de esas situaciones pueden llegar a ser impactantes y sorprendentes, representando un antes y un después en ciertos aspectos. Falta de atención, lugares remotos o el paso de los años, son las razones por la que estas eventualidades quedan en el olvido y se pierden en el tiempo, pero gracias a los antecedentes sobre lo acontecido, se pueden mantener vivos estos recuerdos. El siguiente hecho es un claro ejemplo de ello y, para aquellos que no saben de esto, vale la pena conocerlo.


Devonshire o simplemente Devon oˈDʲɛvən (Dewnens, en córnico) es un condado no metropolitano situado en el suroeste de Inglaterra, que limita con los condados Cornualles al oeste y con Dorset y Somerset al este. El nombre Devonshire se utilizó durante un tiempo aunque en la actualidad ha caído en desuso y se utiliza solo para algunos nombres oficiales como el de Duque de Devonshire. Su capital es Exeter. Devon fue una de las primeras áreas de Inglaterra que estuvo habitada, al final de la edad de hielo. 


Se cree que Dartmoor estuvo habitado durante el mesolítico por tribus de cazadores. El nombre "Devon" deriva del nombre que dieron los romanos al pueblo celta que vivía al suroeste de la isla de Britania durante la conquista romana. Les llamaron Dumnonii que se cree significa habitantes del valle profundo. Los romanos mantuvieron la zona bajo ocupación militar durante aproximadamente veinticinco años. Más tarde, la zona sirvió de frontera entre la Dumnonia britana y el Wessex sajón.


Devon ha participado también en la mayoría de los conflictos ingleses desde la conquista normanda, incluyendo la guerra de las rosas. El hecho quizás más destacable es la llegada de Guillermo de Orange a Torquay para iniciar la Revolución gloriosa en 1688. El condado fue productor de cobre y de otros metales en la antigüedad y es también conocido por marineros como Sir Francis Drake o sir Walter Raleigh. El condado tiene su propia bandera (no oficial) dedicada a San Petroc, un santo local que cuenta con numerosos fieles tanto en Devon como en los condados vecinos. La bandera se adoptó en 2003 después de un concurso organizado por la cadena BBC.


El jueves ocho de febrero de 1855, al sureste del condado de Devon, por los senderos del barrio de Exeter, se produjo un fenómeno que impactó a los habitantes. Esa noche, después de una gran nevada, aparecieron dibujados en la nieve un gran rastro de pezuñas hendidas que cubrieron una distancia total de unos cuarenta a cien millas (equivalente de sesenta a ciento sesenta kilómetros). En el transcurso del día nueve de febrero, los habitantes hallaron la serie de huellas, las cuales medían cuatro pulgadas de largo, tres pulgadas de ancho y tenían una distancia de entre ocho y dieciséis pulgadas. 


Cabe señalar que las pisadas se reportaron en otros treinta lugares cercanos y no tan cercanos a Devon. En las zonas más cercanas al condado, las impresiones se extendían desde Exmouth, hasta Topsham, ciertas partes de Exeter a Dawlish y Teignmouth. Las huellas llegaron más lejos, hasta el sur de Totnes y Torquay, y en Weymouth, Dorset, e incluso en Lincolnshire. En esos lugares, las huellas recorrieron desde campos abiertos, parajes hacía ríos, casas y otros obstáculos hasta cimas de tejados cubiertos de nieve, paredes altas y jardines. Rápidamente, las huellas comenzaron a ser conocidas como "Las Huellas del Diablo", ya que supuestamente fueron hechas por Satanás.


Parecía que la criatura o criaturas caminaban como bípedos, no con cuatro patas. Los lugareños vigilaron cada noche por si llegaba a regresar aquello que había ocasionado las huellas pero todo se mantuvo sin eventualidad. Los ciudadanos más valientes se armados con pistolas y horcas, buscando a la desconocida criatura mientras que otros se encerraban en sus casas al anochecer. Se corrió la voz y pronto la prensa divulgó el extraño acontecimiento. Los miembros del clero predicaron que el diablo hizo las huellas mientras buscaba a los pecadores, mientras que otros clérigos desacreditaron esto como superstición, indicando que todo el alboroto se trataban de gatos que habían dejado sus huellas. 


La evidencia directa del fenómeno fue conocido por documentos encontrados después de la publicación de un artículo en las Transacciones de la Asociación de Devonshire en el año 1950. Dichos documentos pertenecían a un reverendo de Clyst St. George, el cual disponía de una gran colección de textos que databan de la década de 1850. Estos documentos incluyen cartas dirigidas al vicario de Withycombe Raleigh, siendo una de ellas el borrador de una carta a las noticias ilustradas de marcado "no para su publicación" y varios trazados aparentes de las huellas.


Sobre el incidente han surgido muchas explicaciones; en el caso de los escépticos, indican que las huellas terrestres pertenecen a manadas de algún animal cuadrúpedo grande tales como burros o ponis, y las huellas en los techos podría haber sido hechas por tejones que buscaban comida o por el salto roedores como ratones de campo, ya que debido a los movimientos de las extremidades de estos animales, la impresión que queda después de sus saltos se asemeja a la de una pezuña animal. Otros opinan que ningún animal hubiera sido capaz de seguir todo su curso en un solo día o que las descripciones de los testigos oculares de las huellas varían de persona a persona. Se sugirió también que las huellas eran más que solo un caso de histeria masiva, causada por el avistamiento de varias huellas de animales.


El novelista británico Geoffrey Edward West Household (30 de noviembre de 1900 – 4 de octubre de 1988), sugirió que "un globo aerostático experimental" fue lanzado por error desde el astillero de Devonport y había dejado las misteriosas pistas ya que tenía en la parte trasera de sus amarras, dos cadenas. La fuente de la información fue un hombre de la localidad de nombre Carter, el cual indico que su abuelo había trabajado en Devonport en el momento. El sujeto afirmó que el incidente había destruido jardines, un gran número de invernaderos y ventanas de casas, por las inusuales condiciones atmosféricas, antes de finalmente descender a la tierra en la localidad vecina de Honiton. La cuestión sobre esta versión es que dicho "globo experimental" pudo haber viajado haciendo un recorrido en zigzag y no necesariamente fijo como se cree que hubiese sido, además de que en el transcurso de su camino, las cadenas de las amarras pudieron haberse quedado atoradas en un árbol o haber encontrado un obstáculo similar.


A finales de febrero del año 1855, luego del acontecimiento, se publicó una carta mediante la revista inglesa Illustrated London News en su edición del veinticinco de ese mes, escrita por el párroco local de Devonshire, el reverendo Musgrave, que aseguraba que dos pares de canguros habían escapado de una colección privada de un zoológico en la localidad de Sidmouth, en el mismo condado. Es importante señalar que durante ese momento hubo informes sobre el escape de los canguros, pero el reverendo aprovechó la noticia para desviar las preocupaciones sobre "la visita del Diablo y sus huellas".


En las décadas siguientes, los periódicos británicos informarían que otras marcas enigmáticas del mismo tipo aparecieron en otros lugares del mundo; como en Glenorchy, Escocia (en 1840); en las remotas islas Kerguelen, al sur del Océano Índico (en 1840); Nueva Zelanda (en 1886); Nueva Jersey (en 1908); Everberg, Bélgica (en 1945); nuevamente en Devonshire (en 1950); Escocia (en 1952) y en las laderas del monte Etna, en Sicilia (en 1970).


El diario Illustred London News también publicó el 17 de marzo de 1855, el testimonio de un médico polaco de Heidelberg que afirmaba que en la Piaskowa-góra (Sand Hill), una pequeña elevación en la frontera de Galicia, en la Rusia polaca, se encontraban, todos los años, unas huellas completamente idénticas a las de Devonshire en la nieve. Según el testimonio de este facultativo, "los habitantes las atribuyen a influencias sobrenaturales".


Curiosamente, desde el 5 hasta el 12 de marzo de 2009, en la misma localidad de Devonshire, una mujer del norte de Devon afirmó haber encontrado una extraña línea de huellas puntiagudas y en forma de casco en la nieve recién caída en su propio patio trasero. Estas extrañas pisadas tenían doce centímetros de largo, con una separación entre sí de unos treinta centímetros, y se extendían de dieciocho a veinte metros a través del jardín en forma de arco, comenzando en su ventana y saliendo al otro lado de la ventana, hacia el patio donde desaparecieron. Un biólogo del Centro de Zoología de Fortean (CFZ) inspeccionó estas marcas y quedó estupefacto con su similitud con las huellas del diablo que habían aparecido en la misma zona en el siglo XIX. Y, tal como los testigos que se toparon con las extrañas marcas en Devonshire en 1855, fue incapaz de encontrar una respuesta lógica al enigma.

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