Clifford Hoyt, un hombre de 31 años de edad, sufrió heridas graves en un accidente de tráfico ocurrido la mañana del 5 de diciembre del año 1999, en la carretera de Maple Grove, en Maryland, EEUU. El choque fue terrible y Hoyt entró en un estado de coma, además de tener hemorragias internas y varias fracturas. Su recuperación fue lenta pero pronto se estabilizó. El hombre no solo luchaba por tu vida con las consecuencias del accidente sino con algo más que ocurría en un plano que no podemos apreciar.
Una noche, de repente, Clifford Hoyt despertó. Los enfermeros contaron asustados que a medianoche comenzaron a escuchar golpes en las paredes y gritos desesperados de una de las habitaciones de los pacientes. Cuando entraron junto con el personal de seguridad vieron a Hoyt con los ojos totalmente abiertos, pálido, y en posición fetal en el frío piso. Alterado y desquiciado, intentó correr pero le fue administrado un calmante.
Ya más tranquilo, el hombre explicó que todo el tiempo después del accidente había pasado por un largo pasillo oscuro con una luz al final y había caído a un inmenso y asqueroso pozo sin fondo. Al caer había llegado a un horroroso lugar caliente, con olor a azufre en infinidades de extremidades vivas por el polvoso suelo caliente. El fuego salía de agujeros del piso y los lamentos eran constantes. Él había visitado el infierno y todo ese tiempo se encontraba allí. En ese lugar, había sido torturado por ocho demonios medianos de terrible aspecto y gran maldad que cada cierto tiempo lo torturaban de maneras inimaginables y horribles.
Su testimonio sonó tan creíble que no podía ser resultado de los efectos de los medicamentos. A las semanas después, Hoyt se recuperó de sus afecciones físicas y tenía sesiones de terapia con su psicólogo por su episodio después de estado de coma. Salió pronto del hospital.
Varias semanas más tarde, después de haber regresado a su apartamento alquilado, los vecinos de Hoyt se quejaron con el propietario del edificio indicando que Hoyt estaba tocando música muy alta durante la noche y parte de la madrugada. Tras las quejas, el propietario del edificio fue al apartamento de Hoyt, en repetidas ocasiones llamó a la puerta. Debido al ruido, el propietario pensó que Hoyt no lo escuchaba, entonces se tomó la libertad de abrir la puerta del apartamento con una llave maestra. La escena era grotesca por decir lo menos.
El lugar era un pocilga. Todo el lugar se encontraba desordenado y lleno de orina y excremento por varias partes, mientras que Hoyt se encontraba tirado el suelo totalmente desnudo, en una mezcla de su propia sangre y heces, abrazado un bloque enorme de hielo. Pero Hoyt se encontraba totalmente lúcido y se quejó de la atrevida acción del propietario. El dueño de la propiedad resolvió quejarse con la policía, consciente del daño a la propiedad.
Preocupado por los daños, el propietario tomó algunas fotos. Más tarde, se puso en contacto con la familia de Clifford, para que observaran su comportamiento. Hoyt era consciente de lo que hacía y explicó todo. Dijo que los demonios del infierno habían vuelto para llevárselo con ellos. Solo podía mantenerlos alejado con música a alto volumen para aturdir a los demonios y un bloque de hielo, para aclimatar su temperatura, ya que cuando ellos se acercaban, todo el lugar se volvía sofocante y para calmar el ardor que sentía cuando intentaba dormir. Debía de hacer todo eso para que su alma no se quemara en la eternidad. La única ocasión en que salía de casa era durante cortos períodos de tiempo para obtener los suministros mínimos necesarios para la supervivencia, incluyendo grandes bloques de hielo.
Clifford fue observado por dos terapeutas. Uno de ellos mencionó que su comportamiento no era de locura sino de temor. El hombre no estaba loco y lo que decía tenía coherencia, pudiendo ver que "en sus ojos decía la verdad" por la seriedad por como decía las cosas. El otro terapeuta atribuyó que el hombre tenía un grave daño cerebral producto del accidente automovilístico que había afectado si psique.
La junta médica dictaminó que Clifford Hoyt sería enviado al centro psiquiátrico más próximo de Maryland y así ocurrió. Desde su ingreso a la institución, extraños acontecimientos comenzaron a ocurrir. Uno de los más conocidos es de uno de sus médicos psiquiatras tratantes que manifestó lo siguiente semanas después del ingreso del sujeto: "Pasé varias veces por su habitación durante las noches y una de ellas algo raro pasó. Escuche del otro lado de la puerta una mezcla de risa con el gruñido de un animal salvaje. La horrible carcajada me heló la sangre. La puerta fue abierta luego que di la orden y allí se encontraba Hoyt, abrazando un pedazo de hielo. El paciente no recibe ningún tipo de visitas." Más recientemente se han registrado fotográficamente momentos extraños y comportamientos perturbadores.
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