sábado, 23 de noviembre de 2013

Jack El Destripador


Todas las leyendas y misterios sobre este caso, posiblemente tengan su origen en el hecho de que el asesino Jack El Destripador (Jack The Ripper) nunca fue capturado o identificado; dejando en el aire la identidad, motivos o personalidad del asesino.

Más de un siglo ha transcurrido desde los terribles asesinatos perpetrados por Jack El Destripador, el asesino en serie  más famoso de todos los tiempos; y aún hoy una niebla de leyenda, enigma y y terror se cierne sobre los acontecimientos ocurridos en el Londres de 1888.


Jack El Destripador (Jack The Ripper en Inglés) es el mas conocidos de sus alias. Cometió varios crímenes en 1888, principalmente en el distrito de Whitechepel en Londres, así como en las áreas empobrecidas de los alrededores.Otros alias con los que también es conocido el homicida son «El asesino de Whitechapel»  y «Mandil de cuero», además de «Genio independiente», este último acuñado en una carta escrita por George Bernard Shaw.

El citado apodo se originó de una carta escrita por alguien que se adjudicaba los asesinatos bajo este alias, y como resultado de su difusión por los medios de comunicación, dicho nombre pasó a ser conocido por la sociedad en general.


A pesar de ello, varias fuentes consideran que el aludido documento se trató realmente de una broma de mal gusto elaborada por algún periodista, en un intento de aumentar el interés en la historia y, al mismo tiempo tal vez armar un escándalo.
Con frecuencia, Jack el Destripador es descrito como un asesino inteligente, eficaz, burlón, astuto, frío y obsesionado por el asesinato. Los ataques que se le atribuyeron involucraban a mujeres prostitutas de barrios pobres y tenían un modus operandi distintivo, que consistía en estrangulación, degollamiento y mutilación abdominal. La extracción de los órganos internos de al menos tres de las víctimas llevó a pensar que el asesino tenía conocimientos anatómicos o quirúrgicos. 


Por otra parte, los rumores de que los asesinatos estaban relacionados entre sí se intensificaron entre septiembre y octubre de 1888, período en el que apareció una gran cantidad de misivas escritas por uno o varios sujetos anónimos, enviadas a Scotland Yard y los medios. Uno de los textos, recibido por George Lusk del Comité de Vigilancia de Whitechapel, incluía medio riñón humano preservado, supuestamente de una de las víctimas.





Debido al carácter extraordinariamente brutal de los asesinatos y el enfoque que los medios de comunicación les dieron a los mismos, el público creyó que en verdad se trataba de un único asesino: Jack el Destripador. La amplia cobertura que la prensa le otorgó a dichos eventos provocó que alcanzaran notoriedad a nivel internacional. Una investigación sobre los asesinatos en Whitechapel cometidos hasta 1891 no pudo resolver con certeza si todos los crímenes se conectaban con los asesinatos en 1888; para entonces, la leyenda de Jack el Destripador comenzaba a solidificarse.

Debido a que los homicidios jamás fueron resueltos, las leyendas en torno a ellos se convirtieron en una combinación de investigación histórica genuina, folclórica, y pseudohistórica. Desde entonces, se tiene constancia de más de un centenar de teorías sobre la identidad del Destripador, mientras que los acontecimientos han influido en múltiples obras de ficción literarias, cinematográficas y artísticas.
Los Asesinatos.
Todo comenzó en la madrugada del viernes 31 de agosto de 1888. Un hombre, que transitaba por las oscuras calles londinenses del barrio de Whitechapel, observó a lo lejos una mujer al parecer desmayada, pero al acercarse se dio cuenta que estaba muerta; rápidamente, el hombre avisó del hallazgo al primer policía que encontró en la calle.
La mujer identificada como Mary Ann Nichols, prostituta de 43 años, había sido asesinada poco antes de ser encontrado su cuerpo; había sido degollada con un cuchillo y su cuerpo mostraba mutilaciones en la zona del abdomen. Fuera del análisis del cuerpo, no se encontraron pistas en la escena del crimen: ni testigos, ni el arma homicida… nada que permitiese identificar al asesino.
Este misterioso asesinato se sumó a otros dos ocurridos antes en la misma zona: Emma Elizabeth Smith asesinada el 3 de abril y Martha Tabram asesinada el 7 de agosto, ambas prostitutas.
Una semana después, el 8 de septiembre, el cuerpo de otra prostituta, Annie Chapman de 47 años, fue hallado en una calle de Whitechapel a las 6 de la mañana. Igual que la primera víctima, fue degollada y mutilada; su abdomen había sido abierto para extraerle el útero y la vejiga; además, en el lugar del crimen se encontraron: un pañuelo, un peine y un cepillo de dientes, al parecer, dejados intencionalmente por el asesino.
Scotland Yard, la policía londinense, estaba confundida ante la brutalidad y las extrañas circunstancias de los asesinatos. Se realizaron las investigaciones pertinentes, pero sin más pistas lo único que podían hacer era arrestar a todo sospechoso que circulara por las calles; con lo cual, no pasó mucho tiempo para que la prensa y la población se enteraran de la situación y el miedo se propagara por las calles.

La Primera Carta.

Muchos rumores se empezaron a escucharse en aquellos días, algunos decían que el asesino había muerto, otros que había sido detenido por la policía, otros hablaban de más muertes… pero, el 27 de septiembre de 1888, la Agencia Estatal de Noticias recibió una nota escrita en tinta roja donde el asesino desmentía los rumores, aseguraba que estaba libre y que continuaría matando:

Querido Jefe, desde hace días oigo que la policía me ha capturado, pero en realidad todavía no me han encontrado. No soporto a cierto tipo de mujeres y no dejaré de destriparlas hasta que haya terminado con ellas. El último es un magnífico trabajo, a la dama en cuestión no le dio tiempo a gritar. Me gusta mi trabajo y estoy ansioso de empezar de nuevo, pronto tendrá noticias mías y de mi gracioso jueguecito.
Firmado: Jack El Destripador
Más Muertes
Tres días después de recibida la carta, Jack cumplía su amenaza: dos prostitutas más, Elizabeth Stride y Catherine Eddowes, fueron halladas muertas y mutiladas como las anteriores.
En esta ocasión varios testigos que aseguraron haber visto a Elizabeth Stride, poco antes de morir, acompañada de un hombre de aproximadamente 30 años, de cabello negro y bigote, vestido con abrigo negro y sombrero alto; también indicaron que el hombre llevaba consigo un maletín.
Por otro lado, en la escena del crimen de Catherine Eddowes se encontró escrita en la pared la siguiente frase: “Los Judíos son los hombres que no serán culpados por nada”. Nunca se supo lo que El Destripador pretendía expresar o si realmente lo había escrito él.

La Segunda Carta.

El 16 de octubre de 1888, Jack El Destripador envió una carta al Presidente del Comité de Vigilancia de Whitechapel, George Lusk:

Desde el infierno.
Señor Lusk. Señor le adjunto la mitad de un riñón que tomé de una mujer y que he conservado para usted, la otra parte la freí y me la comí, estaba muy rica. Puedo enviarle el cuchillo ensangrentado con que se extrajo, si se espera usted un poco.
Firmado: Atrápeme cuando pueda, Señor Lusk
Una vez más, el asesino se burlaba de la incapacidad de la policía para atraparlo.

La Séptima Víctima.

Después del doble crimen y la carta, pasaron varias semanas sin noticias ni rastro del Destripador. Las cosas empezaban a volver a la normalidad; lamentablemente, la tranquilidad duro poco para los habitantes de Whitechapel.

El viernes 9 de noviembre de 1888, Mary Jane Nelly fue encontrada asesinada en su cama. Había sido degollada y mutilada brutalmente; además, varios de sus órganos fueron extraídos. Este no solo fue el asesinato más sanguinario de Jack el Destripador; sino también el último… No hubo más muertes, ni cartas…
La policía nunca descubrió la identidad del asesino, ni sus motivos… Jack El Destripador simplemente desapareció como un fantasma.

CONTROVERSIA POR TEORÍA

From Hell, además de ser una noveal gráfica de Alan Moore y Eddie Campbell, es además una teoría conspirativa de Stephen Knight, en la cual acusa a la realeza y a la francmasoneria de haber perpetrado los crímenes atribuidos a Jack El Destripador, popularizada en su libro Jack The Ripper, The Final Solution.

Dicha teoría afirma que el príncipe Albert Victor, duque de Clarence, nieto de la Reina Victoria, tiene una hija fruto de su matrimonio secreto con la dependienta Annie Crook, del East End de Londres. La reina encomienda al médico real, el masón Sir William Withey Gull, la misión de acabar con todos aquellos que sepan de la existencia de la niña. Las víctimas son un grupo de prostitutas amigas de Annie Crook, que habían intentado chantajear al amigo del príncipe, el pintor Walter Sickert, para conseguir dinero con el que hacer frente a la extorsión de unos matones.


Gull da una interpretación mágica a la macabra misión que le ha sido encomendada. Para él, los asesinatos son un acto de magia simbólica que contribuye a reforzar el poder del hombre sobre la mujer. Su peculiar punto de vista es expuesto por Gull en un alucinante recorrido, junto al cochero John Netley, por la ciudad de Londres, cuya arquitectura es interpretada en clave simbólica (especialmente las siniestras iglesias del arquitecto Nicholas Hawksmoor).


Netley y Gull inician sus expediciones nocturnas, y, sucesivamente, acaban con las vidas de Polly Nicholls, Annie Chapman, Elizabeth Stride y Catherine Eddowes. La investigación de los asesinatos es llevada a cabo por  Frederick Abberline, ayudado por el vidente Albert Lees.


1 comentario:

  1. El asesino en serie que la historia registró con el alias de “Jack el Destripador” realmente existió. No constituyó un personaje de fantasía como sí lo fuera el Conde Drácula creado por Bram Stoker o el Mr. Hyde imaginado por Robert Louis Stevenson, por sólo citar dos ejemplos de obras literarias contemporáneas a los crímenes facturados por Jack.

    La saga del este criminal anónimo y jamás capturado ha dado origen a una extensísima colección de libros, artículos periodísticos, escenificaciones teatrales y una vasta filmografía.
    Hoy por hoy alcanza con ingresar a Internet y posicionarnos en el sitio web “Casebook Jack the Ripper” para formarnos una idea –cuando menos somera– sobre la impresionante cantidad y versatilidad de cuanto se ha dicho y escrito con respecto a las andanzas de este individuo y la mitología edificada a su alrededor.
    Y es que Jack el Destripador representa, ante todo, una leyenda británica.
    Resulta desde hace mucho tiempo parte componente del folklore inglés al punto tal de que –por mencionar un caso– en la actualidad se siguen haciendo visitas guiadas a los lugares donde se perpetraron los crímenes pese a que han transcurrido ciento veinte años desde aquellos luctuosos eventos.
    Los asesinatos cometidos por este psicópata victoriano –en tanto emprendió su matanza durante el otoño de 1888 en pleno reinado de la Reina Victoria– revistieron, paradójicamente, algún efecto positivo.
    Al menos sirvieron a modo de llamado de atención para el gobierno inglés de la época hacia los profundos problemas sociales existentes en el país entonces más poderoso del mundo.
    Ello no se hubiera conseguido de no ser por la intensa difusión mediática que se le confirió al asunto y la tremenda conmoción que esos acontecimientos provocaron.
    Al poco tiempo se formarían fundaciones benéficas para auxiliar a los sumergidos de los barrios bajos y se aliviarían en parte las condiciones miserables en que vivían los pobladores de los suburbios pobres de la zona este de Londres como el distrito de Whitechapel donde tuvieran cabida los homicidios.
    Pero parece muy claro que las motivaciones del asesino no eran altruistas.
    Aunque la desconcertante compulsión que lo llevaba a matar continúa siendo objeto de polémica hasta hoy día ciertamente habría que descartar cualquier interés moral detrás de sus destructivos actos.

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