jueves, 16 de diciembre de 2021

Tres curiosos casos médicos

Siempre hay algo nuevo que ver, siempre hay algo nuevo que aprender y la naturaleza nunca deja de sorprendernos. El cuerpo humano es para muchos una máquina biológica asombrosa y misteriosa al mismo tiempo, capaz de curarse y regenerarse en muchos aspectos, bien sea por curación o adaptación. A continuación, te presentaré tres casos médicos muy curiosos y particulares que, a pesar de no tener relación entre sí, tienen un lazo que los une, una pequeña alteración del ADN.


1° Caso.

Una pareja de Washington realizó un tratamiento de fertilidad. Una vez que el niño nació, se les informó que el padre compartía solamente el 10% del material genético. Es decir, no podía ser su padre. Los padres pensaron que la clínica había confundido las muestras de semen, así que realizaron un test más profundo en 23andMe, una empresa privada de genómica personal y biotecnología con sede en Sunnyvale, California. Allí descubrieron algo increíble. Los exámenes dieron como resultado que el hombre debía ser en realidad su tío.


De ese modo, el hombre se enteró que durante su propia gestación, décadas atrás, había absorbido a su hermano gemelo en el útero, y con ello parte de su ADN. Así pues, el sujeto era padre y tío al mismo tiempo del bebé.

2° Caso.

A mediados del año 2012, un hombre de sesenta y seis años, originario de Hong Kong, fue al médico por una inflamación abdominal. Los especialistas se aproximaron ante el extraño caso, que le indicaron que tenía un problema interno en un lugar bastante particular... Los ovarios. El sexagenario hombre así descubrió que era una mujer. 


Poseía un micropene, a causa de una hiperplasia adrenal congénita, un conjunto de condiciones genéticas que limitan la producción de hormonas en las glándulas suprarrenales que afecta el crecimiento y el desarrollo normales de un niño, cuyos síntomas son genitales ambiguos en las niñas y pene de mayor tamaño en los niños. 

3° Caso.

Un hombre de Nagpur, India, llamado Sanju Bhagat vivió hasta los treinta y seis años con un enorme bulto en su barriga, similar al de una mujer embarazada. A esa edad, el bulto comenzó a presionar el diafragma, por lo que fue de inmediato al hospital. 


Los doctores que lo operaron se llevaron una gran sorpresa al darse cuenta que lo que encontraron en su interior no se trataba de un tumor, sino de un hermano gemelo parásito que había vivido toda su vida ahí. Se alimentaba como un bebé, pero a diferencia de ser de la placenta, lo hacía directamente de la sangre.


Nunca se ha visto lo suficiente, siempre hay algo nuevo que ver o aprender. El cuerpo humano es maravilloso, enigmático y sobresaliente y con el paso del tiempo la evolución humana se hará más adaptativa, tomando quizás rumbos polémicos y asombrosos.

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