domingo, 22 de diciembre de 2024

El caso de la Hermana Magdalena Muñoz

Y seguimos con la temática polémica casi a nivel de tabú de la transición de género. Este es un caso muy particular pero quizás no tan conocido en este lado del mundo. Se trata del caso de la hermana Magdalena Muñoz, que en sus inicios era mujer pero que pasó a ser hombre, ¿Qué tiene de extraño? Bueno que ocurrió de la nada de un día para otro, sin intervención quirúrgica. ¿A qué se debió? ¿Mediación divina o hermafroditismo? Aquí sabrás toda la historia.

Magdalena Muñoz nació en Sabiote, localidad y municipio de España, en el año 1589, siendo hija del regidor y escribano Gaspar Muñoz. En su niñez, su apariencia nunca pasó desapercibida ya que era robusta y de gran altura, tenía un carácter tosco y rompía todo esquema de belleza de la época, tanto que las no muchas niñas de su edad la trataban e intimidaba a los niños, inclusive si eran mayores que ella. Al crecer, la consideraron que era "inservible" para el matrimonio, algo que con el tiempo ella comenzó a creer. Así pues, su padre habló con ella para ingresarla en el convento de las dominicas de Nuestra Señora de la Coronada de Úbeda, ciudad y municipio español, con la finalidad de que pudiera tener buena vida a pesar de su apariencia, una vida dedicada al Señor.

Todo bien en los muros del convento pero la apariencia de Magdalena era tan inusual, que algunas monjas se escabullían en la noche a su habitación para levantarle el hábito mientras dormía para asegurarse de que no se trataba de un hombre disfrazado de mujer. Las sospechas eran muchas y aunque no lo mencionaban, Magdalena estaba al tanto de todo. Sus hermanas religiosas confirmaban que todo estaba correcto con ella y que no tenía nada masculino. Cierto día de mercado, donde se debía de llevar sacos de trigo a la alacena del convento, la monja en cuestión cargó unos sacos y sintió al poco rato un fuerte dolor agudo en la ingle. Pensó quizás que era un simple dolor pero el malestar fue tal, que la dejó postrada en cama por tres días. 

Magdalena temía que sus últimas horas habían llegado y que lo más doloroso era que estaba en una edad joven de 27 años y no había podido disfrutar su vida como realmente quería. Luego de los tres días, la inflamación y la fiebre cesaron y la monja se encontraba ya apta para levantarse y volver a su rutina diaria. Sin embargo, cuando se levantó, sintió algo particular entre sus piernas. Algo biológicamente insólito había ocurrido y cambiaría su vida para siempre. Entre sus piernas, que hace tres días había una vagina común, ahora se encontraba un pene. El susto fue tal que de inmediato llamó a la Madre Superiora para informarle y le rogó que guardara el secreto hasta ver que estaba ocurriendo. Tres días después, su voz también cambió, siendo de un tono más grave, además de venir acompañada de una barba. De inmediato, varios médicos se aproximaron hasta el convento para hacerle inspecciones a Magdalena, y después de una revisión profunda y extensa, fue declarada varón.

Para aquel entonces, el apartado médico pensaba que las mujeres eran hombres no desarrollados ya que, el calor durante la gestación era clave para formar un varón. Siguiendo esa lógica, la fiebre de tres días que tuvo la hermana Magdalena, había activado su proceso para convertirse en un hombre promedio. El proceso desarrolló los órganos masculinos que Magdalena siempre tuvo pero que no eran visibles. A partir de allí, fue conocida como La Monja Varón, entre sus hermanas religiosas y pesar de todo, la monja fue vista, no como una abominación sino como un ser que había logrado "ascender", pudiendo ser mujer y luego hombre, para experimentar aspectos de ambos géneros.

Casi un año después, en 1617, Magdalena, ya con más apariencia varonil y fortaleza física, dejó el convento ya que los vecinos se encontraban escandalizados cuando se escucharon los rumores acerca de ella e indicaban que había sido un error en aceptar a Magdalena como una hermana religiosa más. Magdalena cambió su nombre, adoptando el nombre de su padre: Gaspar Muñoz Becerra, uniéndose al ejército, siendo un soldado de los Tercios de Flandes y Nápoles. Su nueva identidad le valió el orgullo de su padre, que le dejó luego de morir, toda su herencia, beneficio que solo le correspondían a los varones de las familias. La historia de la monja varón la conocen todas las generaciones de ubetenses desde el siglo XVII hasta hoy que, incluso, se representa como atracción turística de la zona.

Se puede intuir que Magdalena sufría de Intersexualidad, una anomalía donde se nace con las características biológicas de ambos géneros, desarrollando rasgos físicos que no corresponden al género asignado. Al haber esa condición, un cambio hormonal fuerte puede traer transformaciones físicas, incluso en etapas avanzadas de vida.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario