Imagina por un momento el siguiente escenario: nuestro mundo se encuentra sumido en la miseria y la desesperación, sin agua y en hambruna. La humanidad ha consumido todos los recursos posibles de la Tierra con la explotación de ellos en cada campo existente, acabando en el proceso con cada fauna y vegetación terrestre. La esperanza, que es lo último que se pierde era lo único que quedaba, por ello, la opción era rezar. Rezar para que la humanidad no se extinguiera por los errores causados, rezar para que las condiciones terrestres cambiaran, rezar por un milagro. Para sorpresa y asombro de todos, un milagro se hizo: el cielo se iluminó y el Ángel Uriel respondió a las plegarias. Así doy introducción a la presente publicación que se trata de una serie de cortos de terror análogo que pondrá en tela de juicio los límites de la moral humana y de lo cruel que el ser humano puede llegar a ser.

El Ángel Uriel llegó con la iniciativa de querer ayudar a la especie humana, con la paciencia, esperanza y amor hacia la Humanidad, quería que los humanos sobrevivieran y aprendieran de sus errores para comenzar una etapa nueva en la Tierra pero, los humanos, en un acto de puro egoísmo, atraparon al Ángel.

Un ser tan puro que no se defendió, quedando completamente a merced de la maldad humana. Los humanos querían exprimir de él todo poder para lograr una salida, en su desespero, de todos los errores que habían llevado a la Tierra a su descenso.

Así pues, introdujeron al Ángel Uriel a una máquina que crearon, a la que llamaron El Motor Angelical, que servía para despojar al Ángel de su energía vital con el fin de restaurar la Tierra, pero a cambio, le generaba al angelical ser, un dolor indescriptible y agonizante. La idea era que al estar renovado el globo terráqueo, se liberara al Ángel y subiera a los cielos ya que con su ayuda, la vida seguiría en la Tierra pero, los humano pronto se dieron cuenta que dicha energía vital no solo curaba el planeta, sino que también podía ayudarles a crear sus propios milagros artificiales, así que el Ángel Uriel se convirtió en un convicto permanente, un esclavo vital para la nueva Tierra y sus milagros. El Ángel se encuentra en un laboratorio subterráneo en algún lugar de Israel, cuyos experimentos son supervisados por un doctor llamado Geoff Ernstman, por medio de una gran torre tecnológica, conectada al Ángel por una serie de cables directamente a su cuerpo.

Destruido, sin fuerzas y en agonía, el Ángel se comunica con todos aquellos que aún puedan escucharlo y tengan misericordia de él, para darle una serie de instrucciones para poder encontrar dicho Motor Angelical y recibir la ayuda de su parte. Por ello, los humanos que deseen ayudarlo, deberán viajar a un lugar llamado La Tierra Santa en algún punto del desierto del Néguev, en Israel (que se presume que fue el lugar donde él fue interceptado por los humanos), para luego explorar la zona y encontrar el Sitio de las Grandes Espinas (lugar desolado en donde el Ángel Uriel trató de defenderse de su cruel secuestro) y así adentrarse al Lugar del Entierro en la Segunda Torre de Babel (una cámara sepulcral en donde se encuentra el motor a muchos metros bajo tierra). Si las instrucciones son seguidas al pie de la letra y se llega hasta el punto en donde el Ángel se encuentra, se podría liberar de su cruel prisión y a cambio, daría a la persona una recompensa que va mucho más allá de lo físico y etéreo.

El Ángel también menciona en las instrucciones que aquellos que deseen ayudarlo a su liberación, deben darse prisa ya que en un tiempo determinado, llegará a la Tierra otro Ángel y ese es totalmente contrario a lo que él es. Uriel menciona que el Ángel venidero no es bondadoso y que no posee amigos, usando a la raza humana para engañarlos a su voluntad, logrando así que se destruyan los unos a los otros en una encarnizada lucha. Si el Ángel Uriel es liberado, sería un aliado de la humanidad, a pesar de los crueles que fueron con él y todo el daño al que fue sometido, para así combatir al Ángel venido, estando dispuesto a perdonar a la humanidad, una creación más de Dios.
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El plan de liberación no logra darse y el Ángel venidero llega a la Tierra como si fuera una gran luz en medio de la noche. Se trata de una figura humanoide de gran tamaño, piel amarilla y delgadas extremidades que paso a paso va causando desequilibrio y discordia a su paso, además de burlarse del aprisionado Ángel Uriel y su dolor.

Pronto, los líderes mundiales de las naciones dan un comunicado indicando que están al borde de una Guerra Mundial, hablan de arsenales nucleares y que el cielo arderá. Lo curioso del asunto es que, mientras dan el mensaje al mundo, su rostro se ve distorsionado, dando a entender que el Ángel venidero los está poseyendo en su plan de acabar con la humanidad. En este punto, los humanos se alzan para protestar por lo que consideran "los derechos del Ángel Uriel". Los humanos no han sido extinguidos ya que Dios quiere ver cuanta bondad puede tener un ser humano, contrarestanto con lo cruel que muchos pueden llegar a ser. Ese acto de bondad puede devolver esa "fe en la humanidad".
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Los humanos piden que el Ángel sea liberado, pero el doctor Geoff se pronuncia, indicando que los milagros están próximos a ser realizados, reclutando una serie de sujetos de prueba, entre ellos un adolescente que tiene miedo a reprobar en un examen de universidad y se le promete que no solo pasará la prueba, sino que será uno de los más inteligentes de su generación.

Se descubre poco después que los sujetos de prueba terminan deformados por los experimentos realizados y que ese es el plan del doctor Geoff: convertir a los humanos en mártires por los experimentos para que alcancen un estado similar a los de los ángeles con sus respectivas facultades y energías similares. "Podríamos darle energía a la Tierra por milenios."

Ya con la situación a punto de detonar, el Ángel Uriel comienza a dar una serie de pasos a todos aquellos que puedan escucharlo y puedan sobrevivir para llegar a La Tierra Santa. Les aconseja tomar suficientes suministros y tratar de evitar a Los Olvidados, seres que habitan la región, que antes eran humanos y ya no parecen serlo, siendo bastante erráticos. También indica que el cielo arderá por las consecuencias nucleares, por lo que no se deberá de ver al firmamento ya que los ojos de todos aquellos que los hagan podrían ser derretidos.

Termina los pasos haciendo énfasis que el Ángel venidero se encuentra entre nosotros y que la única manera de hacerle frente es teniendo fe, creyendo lo suficiente para que el poder de este ser no logre alcanzar al ser humano y atacar su alma, ya que es El Engañador.

Por otra parte, el doctor Geoff envía una transmisión directamente desde los laboratorios subterráneos de la Segunda Torre de Babel, diciendo con emoción que ha funcionado el Motor Angelical y que ahora se podrán hacer los milagros artificiales. Enfocan a un hombre fallecido que se encuentra en grave estado de descomposición y, al pasar unos segundos, es regresado a la vida con la energía del motor. El hombre se encuentra de nuevo en el mundo de los vivos mientras el Ángel Uriel es escuchado de fondo con gritos desesperantes de dolor y sufrimiento.
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Los Ángeles son reales, pero solo se manifiestan cuando la Tierra está al borde del colapso. Este en particular bajo desde el cielo para ayudar a la humanidad pero al descubrir los humanos que estos seres eran reales, lo aprisionaron para tomar su energía y explotar todas sus habilidades. Puede que haya sido desespero de la humanidad, pero no se justifica lo que le hicieron a la entidad angelical. La crueldad humana se manifiesta en diferentes formas, desde la violencia y discriminación hasta el abuso de poder y la indiferencia hacia el sufrimiento ajeno.

"Vivirás para ver al Hombre crear horrores más allá de tu comprensión."
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