lunes, 27 de octubre de 2014

Aire Viviente - Un Ente de las Sombras

Una mujer de nombre Miriam Hurtado, era en su juventud una chica muy fiestera y con vicios de todo tipo, pero que una noche su vida cambio para siempre, quizás era algo tenebroso que debía presenciar para decidir hacer un cambio en su alocada vida o simplemente se salvo de algo que se la quería llevar a las sombras. 


Hurtado recuerda que en su cumpleaños número veinticuatro, ella y su grupo de amigas salieron a celebrar a una sonada disco de la región. Todo como de costumbre, la ronda de varios tragos, mezclas de alcohol, una colección de cigarrillos ya terminados, baile desenfrenado, repartición de besos a chicos que apenas conocían y expulsión de la bilis en los cubículos del baño de damas. Totalmente ebrias y a mitad de plena madrugada, todas las chicas salieron del club nocturno, algunas yéndose con los chicos que conocieron bailando. Pero no Miriam, ella sólo salía a divertirse, no ha ligar con cualquiera que se encontrara de por medio y hacer cosas de las que luego se pudiera arrepentir sólo por tener litros de alcohol en su organismo. 


Miriam e Iris se separaron del grupo y se encaminaron a la casa de Carlota, una amiga de ellas que tenia una fiesta en su casa y las había invitado a última hora. Para llegar a la casa de ésta, tenia que recorrer un buen tramo caminando ya que por las altas horas de la noche no habían transportes en servicio. Decidieron tomar un atajo por el Callejón Centenar, un viejo, oscuro y solitario pasaje que servía de conexión a varias avenidas. 

Pocas personas la transitaban, mucha gente decía cosas acerca de esa estrecha calle pero los jóvenes consideraban eso puras habladurías y cuentos de camino. 


Caminando tambaleándose y diciendo algunas cosas sin sentido, Miriam e Iris iban avanzando por el poco iluminado corredor con el piso de piedras coloniales y húmedos por una lluvia pasajera de la madrugada. En un punto del largo camino, Miriam observo de manera borrosa una bolsa de plástico de color negra que se movía incesante a una gran distancia de donde ellas se encontraban, la bolsa se movía pero no había corrientes de aire en ese sitio. La bolsa rápidamente fue volviéndose cada vez más voluminosa y grande a los extremos quedando del tamaño de una alfombra y seguía moviéndose. Miriam se detuvo a mirar mientras se restregaba los ojos y sacudía la cabeza para quitarse la vista nublada producida por la ebriedad. Iris siguió caminando y hablando cada vez más disparates acerca de una cosa y otra. 


Todo fue paso con gran rapidez recuerda Miriam. La bolsa se puso aún más grande y una ráfaga de aire la levanto, tomando una forma similar a los grandes muñecos de aire de publicidad de los talleres o los eventos de fiesta. La forma de gran tamaño y con movimientos irregulares y casi imposibles se movía hacia donde se encontraban ellas con una rapidez aterradora. Miriam despertó del breve shock y jalo a Iris hacia atrás para correr de reversa. La silueta que las perseguía movía los brazos sin parar y los colocaba en el piso de piedra para arrastrarse más rápido y poder agarrarlas. Miriam corría y jalaba con ella a Iris, cabe señalar que la rasca que ésta tenia se esfumo al ver como esa cosa las perseguía. 


Al estar casi fuera del callejón, Miriam sintió un fuerte jalón y ésta cayó en la acera, fuera del callejón pero Iris quedó dentro. La forma sin cuerpo tomó a Iris que lanzo un grito ahogado y fue forrada como si estuviera metida en una bolsa en el abdomen de lo que parecía ser un muñeco de aire publicitario. La silueta se fue volviendo pequeña, del tamaño de una bolsa de plástico, luego casi diminuta y desapareció. De más esta decir que ésta vivencia marco para siempre la vida de Miriam, un recuerdo sobrecogedor que aún, después de tanto tiempo atormenta su mente. 


Su abuela Ana fue a la primera persona que se le contó lo sucedido. Ésta afirma que generalmente son seres sombra, entidades que lucen a veces como figuras humanas, mayormente masculinas que observan desde la oscuridad a las personas, principalmente a las mujeres pero hay otras que toman las condiciones naturales del ámbito donde aparezcan, tomando mayor fuerza y deforman su estado de energía pura pareciendo formas amorfas y flexibles muy altas como torres de humo. Alimentándose de la oscuridad y el miedo. 


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