martes, 11 de agosto de 2020

Blanche Monnier - La Secuestrada de Poitiers

Para muchos, la vida puede ser bella y dichosa, pero para otros es cruel y desafortunada. La historia de Blanche Monnier merece ser conocida y recordada, más aún sabiendo que su fotografía es la segunda de una de mis primeras publicaciones titulada Fotografías Asombrosas y Perturbadoras de la Historia, donde trate brevemente parte de historia. Aquí finalmente, podrás conocer su historia completa.


Blanche Monnier nació en 1848, en Poitiers, Francia. Era hija de Charles Émile, un decano de la facultad de letras de Poitiers, y de su esposa, Madame Monnier. Ella, junto a su hermano Marcel, provenían de una buena, acomodada y respetada familia de la aristocracia francesa, formada por defensores de la realeza que odiaban visceralmente a los republicanos. A los veinticinco años de edad, ella tenía una vida social activa con nobleza, mientras que su hermano trabajaba como prefecto de la facultad. En esa época, en el año 1873, Blanche conoció a un abogado poco exitoso que le doblaba la edad. Ambos quedaron irremediablemente enamorados.


Blanche compartió mucho con su enamorado y un año después, anunció a su familia su intención de casarse con un abogado. Su madre mostró su desacuerdo ya que el sujeto no era de su agrado, ni de su alcurnia. Dos semanas pasaron, tiempo en el que su madre trató de convencerla de no hacer esa "locura", pero Blanche siguió firme a su decisión. Así pues, un día del mes de junio de 1874, la chica enamorada desapareció. Su madre y su hermano Marcel lloraron su desaparición y continuaron su vida cotidiana poco después. Su padre, que quedó afectado por la ausencia de su única hija, falleció en el año 1882 y, el pobre abogado que se había enamorado de la joven, murió en 1885, apenas tres años después.


Sus conocidos no se explicaban el hecho y por más que buscaron, no lograron dar ni siquiera con una pista. El tiempo paso y la gente pareció olvidarse de la desaparición de Blanche Monnier hasta que el 23 de mayo del año 1901, el procurador general de París recibió una carta anónima redactada a mano, con buen vocabulario y caligrafía, que reveló algo sorprendente: "Señor fiscal general, tengo el honor de informarle de un acontecimiento excepcionalmente serio. Me refiero a una solterona que está encerrada en la casa de la señora Monnier, casi muerta de hambre, y que ha vivido sobre basura podrida durante los últimos 25 años. Es decir, sus propios desechos."


La viuda Monnier, que contaba con 75 años, tenía una impecable reputación. Había recibido un galardón del Comité de Buenas Acciones por sus contribuciones a la ciudad, y convivía pacíficamente con su hijo Marcel. Con la intensión de verificar si se trataba de un error, se decidió visitar su casa y revisar cada área de ella. En la segunda planta de la gran casona, se encontraron con el ático, donde había una puerta cerrada con candado. Al abrirla, se toparon con una pequeña habitación con un hedor insoportable, que albergaba a Blanche en posición fetal. Se encontraba en inhumanas condiciones, sobre un colchón putrefacto hecho de paja, envuelta y rodeada de heces y restos de comida; como trozos de carne, verduras, pescado y pan podrido. Blanche estaba desnuda y desnutrida, pesando apenas veintitrés kilogramos. Estaba presa a un grillete de hierro remachado a la pared que la sujetaba por el tobillo. La piel en la zona del pie era carne viva debido al contacto permanente con el metal. Al ver a los hombres gritó con demencia, aterrada por la presencia humana después de tanto tiempo. La mujer fue rescatada por las autoridades. No había visto la luz solar en veinticinco años.


Su madre, la viuda Monnier fue arrestada y terminó confesando lo que había ocurrido. Indicó que se encontraba muy preocupada de que su hija se enredara con un hombre mayor que además tenia fama de ser un comerciante fracasado de poco estatus social. El honor de la familia se encontraba en juego así que decidió encerrar a su hija en un cuarto hasta que lo rechazara, pero Blanche siempre mantuvo su firmeza de amar al hombre y nunca abandonar su sentimiento. La viuda poco tiempos después enfermó por la impresión de ser descubierta, falleciendo a los quince días más tarde de un infarto al ver su celda rodeada de gente furiosa que trataba de entrar para reprenderla. Marcel, su hermano, fue llevado ante el tribunal y fue inicialmente condenado, pero más tarde fue absuelto tras una apelación; Marcel era retrasado mental y, a pesar de que los jueces criticaron su condición, encontraron que el "deber de liberar" no existía en el código penal en aquel tiempo. Marcel fue encontrado culpable y sentenciado tan solo a quince meses de prisión. Se descubrió también que el servicio doméstico estaba en complicidad por el hecho, recibiendo una compensación monetaria alta para no decir nada.


Por su parte, Blanche Monnier, después de haber sido liberada de su pequeña e inmunda prisión, fue ingresada al Hospital Psiquiátrico de Blois, al sur de Paris, por los graves problemas mentales que tan prolongado encierro y en tales condiciones le habían provocado, muriendo allí en en año 1913, mismo año que su hermano Marcel, que se encontraba retirado en una mansión de los Pirineos. 


La mujer comenzó a ser conocida como La Séquestrée de Poitiers (La Secuestrada de Poitiers) y en 1930, el escritor francés André Paul Guillaume Gide (París, 22 de noviembre de 1869-París, 19 de febrero de 1951), publicó un libro sobre el sonado incidente llamado La Séquestrée de Poitiers, cambiando poco pero manteniendo los nombres de los protagonistas. Dicho escritor ganó el Premio Nobel de Literatura en el año 1947.


Amar al hombre equivocado fue el acto de amor que dejó a Blanche Monnier completamente trastornada, afectó a su familia y la alejó del cariño de aquél por el que sufrió toda su vida y al que jamás tuvo oportunidad de volver a ver. Lo que para muchos es una de las historias más románticas del siglo XIX (la enamorada que no quiso renunciar a su amor ni siquiera después de muerto), para otros tantos es un reflejo de la irracionalidad que puede promover un sistema de valores intolerante y clasista como el de la aristocracia francesa de la época.

"El dolor es el alimento esencial del amor."

Maurice Maeterlinck

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