lunes, 17 de agosto de 2020

El Hoyo de Melvin Waters

En la publicación de hoy, tocaremos un tema que por mucho tiempo se creyó un creepypasta o una sonada leyenda urbana, pero como he mencionado en publicaciones anteriores, "la realidad supera la ficción". Ahora conocerás los antecedentes del hecho, como ocurrieron las cosas y las secuelas que trajo todo lo ocurrido. El Hoyo de Mel sigue siendo hoy en día uno de los misterios públicos más grandes del Internet, y de Coast to Coast AM.


Coast to Coast AM es un programa de radio nocturno que aborda una variedad de asuntos, pero de los que más trata con frecuencia son los temas relacionados con lo paranormal, ocultismo y las teorías de conspiración. El programa consiste en una combinación variada de llamadas entrantes y en directo, así como de entrevistas de larga duración. Fue creado por el distinguido locutor Art Bell en el año 1986 y se emite siete noches a la semana desde las 10:00 de la noche hasta las 2:00 de la madrugada, el cual atrae a más de 4,5 millones de oyentes cada noche, haciéndolo uno de los programas de media noche más escuchados en Norteamérica.


Ahora bien, la noche del 21 de febrero del año 1997, el mencionado programa radial recibió la llamada (cuya duración fue de 43 minutos) de un radioescucha identificado como Melvin "Mel" Waters, un hombre de cincuenta y cuatro años, dueño de una propiedad de varias hectáreas de un área rural en la colina de Manastash Ridge, cerca de Ellensburg, Washington. Él afirmó que en una zona de su propiedad había un extraño agujero de tres metros de diámetro, con una especie de muro de contención a su alrededor, donde las personas habían ido durante años para arrojar residuos como neveras descompuestas, madera podrida, tierra, ganado, o incluso animales y personas muertas.


Mencionó que recientemente había descubierto la existencia de dicha fosa "presuntamente sin fondo" al caminar cierto día por el área y encontrarlo. Comentó que algunos vecinos y miembros de la localidad iban, a escondidas a tirar los desechos allí. Algunos de ellos se disculparon con Mel diciendo que no querían meterse en problemas con él y esa era la razón por la que botaban todo tipo de basuras y escombros a escondidas, añadiendo que era el único lugar que conocían que parecía no tener fondo, ya que durante décadas la basura arrojada no se veía acumulada o se reflejaba en el fondo o en los lados del agujero, siendo uno de sus grandes misterios.


Mel comentó que se asomó al agujero y lanzó una pequeña piedra, la cual no emitió sonido alguno. Luego tomó una piedra de enorme tamaño e hizo lo mismo, obteniendo el mismo resultado. El hombre dijo en sus declaraciones radiales que ese día no pudo dormir bien, agitado y pensando en la profundidad que debía tener el hoyo. Así pues, al día siguiente, Mel se decidió a hacer el mismo su propia investigación y, para iniciar, arrojó un tobo metálico al agujero y no se escuchó ningún tipo de sonido, también arrojó viejos televisores pero no se escuchó ninguna explosión, sólo silencio. Por lo que se podría decir, el agujero no tenía fin. Mel meditó por unos minutos, subió a su camioneta y se dirigió a la ferretería del pueblo. 


Allí, compró todos los metros de soga que tenían en la ferretería. El dueño del establecimiento le preguntó que iba a hacer con todos esos metros de cuerda a lo que Mel le contó la historia del agujero. El dueño del lugar se rio y dijo que el era uno de los que iba a ese agujero a botar basura y escombros. Le dijo que si necesitaba ayuda con algo, con gusto le prestaría apoyo. Mel tomó los metros de cuerda y los amarró a una estaca. En el agujero, arrojó más de veinte metros de cuerda enrollada y Mel, con asombro observó que la cuerda seguía tensionada, ese hoyo tenía más de veinte metros de profundidad.


Mel volvió al pueblo y comenzó a contar la historia del hoyo. Fue en ese momento que se dio cuenta que las personas más mayores conocían el agujero, la gente utilizaba el hoyo para deshacerse de las cosas que ya no querían, llantas viejas, electrodomésticos, partes de autos y demás cosas, pues era más barato deshacerse de ellas tirándolas por el hoyo que llevándolas a reciclar. Mel no se molestó, al contrario, se sintió maravillado al pensar que por tantos años habían botado desechos por la fosa y ni siquiera se sabia la profundidad de ella, parecía no tener final. Más interés tuvo cuando escuchó a Frank, uno de los pobladores más antiguos, que le dijo que cuando el era joven, tenía un perro el cual falleció y lanzó su cuerpo por el agujero. Días más tarde, el hombre vio a su perro nuevamente. Se encontraba corriendo por un área alejada de la localidad.


El carismático y curioso hombre comenzó a reunir vecinos y miembros del pueblo que quisieran ayudarlo a descubrir la profundidad del pozo y fue así como con un grupo de pobladores se unieron a él. Juntos, lograron conseguir la mayor cantidad de cuerda posible, entre todos juntaron cuatrocientos cincuenta y tres metros, los ataron y los arrojaron con una pieza de plomo de quinientos miligramos amarrado en su extremo para saber cuando la cuerda tocara el fin del pozo. Todos se llevaron una gran sorpresa cuando el objeto nuevamente no tocó fondo. Todos pensaron y hablaron por largo rato, decidiendo hacer un experimento diferente. Quizás muy radical y cruel, pero podría traer resultados diferentes. Tomaron una de las ovejas de Mel, con su respectiva autorización, la sujetaron y amarraron bien y comenzaron, entre todos a descenderla. 


En su llamada de radio, Mel afirmó que se arrepintió de haber hecho eso. Cuando el animal seguía bajando, sintieron un tirón muy fuerte acompañados de balidos desesperado, seguido de unas vibraciones muy fuertes que podrían sentirse en la cuerda. Con rapidez y desespero, comenzaron a jalar para subir a la pobre oveja ya que sabían que algo le había pasado. Cuando pudieron sacar los metros de cuerda y lograron subir finalmente al animal, se llevaron la sorpresa más desagradable y asombrosa de sus vidas. La oveja se encontraba moribunda y ensangrentada y, según las palabras del propio Mel, "la piel del animal se la habían volteado", es decir, la piel de la oveja se la habían arrancado y vuelto a colocar a modo contrario. El desesperado y ensangrentado animal emitía balidos de dolor hasta que, a los minutos murió. Todos se encontraban bastante sorprendidos y asustados pero la cosa no termino allí.


En las entrañas de la oveja muerta, algo comenzó a moverse. El animal tenia algo en su interior que empezó a crecer de manera desmedida, como si se tratara de un globo que estuvieran inflando. La barriga de la oveja rápidamente alcanzó un tamaño enorme y comenzó a palpitar, como si en cualquier momento explotaría y desde las entrañas y la sangre saldría algo nuevo y desconocido. Ante el miedo de todos los presentes, tomaron el cadáver palpitante del animal y lo dejaron caer en el hoyo donde solo lograron escuchar unos pequeños gritos casi humanos.


A pesar del susto que Mel y los pobladores se habían llevado, el curioso hombre no dio marcha atrás en sus experimentos y por eso compró a una compañía pesquera, veinticuatro mil trescientos ochenta y siete metros de cuerda para pescar. Reunió a los miembros del pueblo más valientes que lo ayudaron a arrojar la soga por el hoyo. La cuerda duro horas cayendo y casi al final del día, no tocó fondo. Mel aseguró que el agujero tenia más de veinticuatro kilómetros de profundidad. El asunto comenzó a hablarse en todo el pueblo, comenzaron a esparcirse rumores y la gente comenzaba a asustarse un poco cuando hablaban de que el hoyo nunca fue hecho por nadie, porque desde la creación del pueblo había estado ahí.


Mel continuó diciéndole al locutor que haber esparcido la noticia había sido uno de sus errores más grandes, pues una noche, tocaron a su puerta y cuando la abrió, se dio cuenta que eran varios vehículos del gobierno. El personal estaba identificado con unos carnet que decían "Seguridad Nacional. Departamento OACI: KXTA". Ellos entraron a la casa y comenzaron a hacerle preguntas muy extrañas como si había escuchado voces saliendo del hoyo o si había tenido algunas pesadillas recurrentes sobre él. Lejos de tranquilizarlo lo único que provocaron fue que Mel sintiera más terror y se cuestionara más cosas sobre el hoyo. 


Dos noches más tarde, los mismos sujetos del gobierno volvieron y le dijeron a Mel que querían comprar TODA su propiedad, de lo contrario lo obligarían a salir de los terrenos. A cambio, cada mes recibiría en su cuenta bancaria una cantidad de doscientos cincuenta mil dólares, suma de dinero bastante grande. Le indicaron que tomara el dinero, que no fuera tonto ya que de igual manera, todo el área, iba a ser del gobierno. Lo amenazaron con plantarle drogas en sus tierras para que tuviera problemas legales sino aceptaba el dinero, por lo que quedaría sin su propiedad y sin el dinero. 


Cansado del misterioso tema que le causaba inquietud, Mel Waters vendió la propiedad y lo hicieron irse del estado, solo con la condición que no hablara nada más del tema. La excusa que le obligaron a dar fue que un avión se había estrellado en sus terrenos. Por siete días, miembros del gobierno siguieron a Mel. El hombre, intimidado y asustado, dejó el país y se fue a vivir a Australia.


Después de unos pocos meses de la llamada de radio, Mel regresó a Estados Unidos para arreglar algunas cosas personales y papeleos pendiente. Una noche la policía lo interceptó con la excusa de que necesitaban una declaración y al parecer lo secuestraron. Se despertó en un callejón de San Francisco, en California, con varios hematomas en su cuerpo y con los dientes posteriores rotos, además de que le faltaba todo su dinero. Después de esa eventualidad, Mel dejo de recibir "misteriosamente" el dinero señalado en su cuenta bancaria.


Mientras Mel se encontraba en Estados Unidos y se disponía a regresar a Australia, una reserva india lo invitó a la examinación de un agujero similar al que tenía en su propiedad, que una tribu local había encontrado. El agujero parecía ser diferente, su pared interior era metálica hasta donde alcanzaba la vista, parecía ser fabricado. Los indios aseguraban que en el interior del agujero había una fuente de calor que parecía ser una sustancia que se veía y se sentía como el hielo, pero que estaba caliente y absorbía toda la humedad a su alrededor. Un acompañante tomo el equipo de investigación y lo introdujo al agujero a poca profundidad, en donde logro sacar un objeto similar a un trozo de hielo pero caliente.

El "hielo caliente" fue colocado en la estufa de leña de la cabaña de uno de los nativos de la zona. La cabaña a los pocos minutos colapsó. El objeto había extraído toda la humedad de la madera. A uno de los miembros de la investigación se le ocurrió el mismo experimento que hicieron en el Hoyo de Mel: introducir una oveja. Mel no estuvo de acuerdo pero su curiosidad sobrepasaba su opinión. Así pues, introdujeron al animal al agujero y poco después lo sacaron. La oveja estaba muerta. No había emitido ningún sonido y al parecer no había sufrido porque no había tensado la cuerda. El cuerpo del animal parecía estar normal, pero uno de los miembros presentes sugirió abrirla. Los demás se miraron entre sí, pero lo hicieron, descubriendo que por dentro se encontraba cocida y con una especie de tumor grande palpitante en donde tendrían que haber estado los órganos internos. 


El propio Mel procedió a abrir el interior del tumor gelatinoso ya que tenia la curiosidad de saber que era lo que albergaba en ese masa palpitante desde que observó con horror a la oveja de su propiedad. En el interior del tumor había lo que parecía ser un feto humano con grandes y brillantes ojos azules. Mel dijo sentirse tranquilo y aliviado de saber que dentro de aquella desagradable masa palpitante no se encontraba ningún ser malévolo. La pequeña criatura se levantó con un ágil movimiento, los observó a todos y saltó hacia el interior del agujero.


A mediados del año 1999, se realizo una investigación sobre el hoyo de la antigua propiedad de Mel, y se reveló que tal persona no fue catalogada como residente de la mencionada zona de la localidad, y no había evidencia creíble de que existiera tal agujero. Hasta que en el año 2000, un joven residente del pueblo hizo una revelación. Después de que Mel se fue del estado, más miembros del gobierno aparecieron en el pueblo "acechando" a todo aquel que fue parte del grupo de ayuda de Mel al momento de los experimentos en el pozo. Pronto, una pequeña brigada del ejército de los Estados Unidos se apoderó de la zona, en donde pusieron una pequeña base con señalizaciones que pueden observarse (en la actualidad) desde la carretera cercana que dicen "No se acerque. Prohibido el paso". A muchos les ofrecieron dinero por su silencio y quienes no aceptaron ni hicieron caso, misteriosamente desaparecieron. Se les prohibió hablar a todos del agujero, se les exigió olvidar, tanto el tema como la existencia de Melvin Waters. 


Se sabe que a finales del año 2000, un equipo de televisión local viajó hasta la zona del agujero y encontraron una gran presencia militar. El equipo televisivo decidió esperar a la noche para hacer su reportaje pero, según sus declaraciones, los equipos electrónicos dejaron de funcionar. Un rayo de luz negro brillante emanó desde el área directamente hacia el cielo. En tiempos recientes, los hogares cercanos fueron desalojados y la zona se encuentra casi desierta y los pocos conductores que transitan la autopista, durante la noches de luna llena pueden apreciar el extraño brillo negro.


La ubicación exacta del agujero no fue especificada en ese momento hasta años recientes en donde varias personas han afirmado haber encontrado el agujero. Mediante el programa Google Earth, el cual llegó al mercado en el año 2005, se puede ubicar el Agujero de Mel, con las coordenadas: 46º57'21"N 120º56'31"W, apareciendo un campo y una mancha negra. En la actualidad, el área esta cubierta por una capa de césped, cuya longitud es igual a la que se podía apreciar hace varios años. Mel se encuentra en Australia viviendo tranquilo, y se dedica a la investigación y conservación ambiental. Él en múltiples oportunidades, manifestó que cuando muera, quiere que arrojen su cuerpo al interior de hoyo que pertenece a su antigua propiedad.

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