En el canal de suscripción por cable TLC, existe un programa llamado Extreme Cheapskate o Tacaños Extremos, una serie que muestra la realidad documentada de las vidas de aquellas personas que son ahorrativas y moderadas pero a un nivel excesivo. Algunos de ellos utilizan métodos ingeniosos y a veces escandalosos, todo con la finalidad de ahorrar hasta el último centavo, desde las formas más creativas hasta las más desagradables. Con esa breve introducción, presentamos a Hetty Green, una mujer muy tacaña, tanto que fue incluida en el libro de Récords Guinness como "La Mujer más Tacaña del Mundo".
Henrietta "Hetty" Howland Robinson, nació el 21 de noviembre de 1834, en la ciudad de New Bedford, en Massachusetts, como la hija mayor de Edward Mott Robinson y Abby Howland. Hetty también tuvo un hermano menor que murió en la infancia. La familia Robinson era una de las más ricas de la ciudad, involucrada con el negocio ballenero y el comercio con China. A la edad de dos años, Hetty fue enviada a vivir con su abuelo materno, Gideon Howland, y su tía, Sylvia Ann. Hetty leía las cotizaciones bursátiles y los informes comerciales de su abuelo, además de aprender algunos de sus métodos comerciales. Debido a la influencia de su abuelo y padre, y posiblemente debido a que su madre estaba constantemente enferma, siempre fue muy unida a su padre y para la edad de seis años leía documentos financieros, mientras que por las noches leía las noticias.
A la edad de diez años, ingresó al internado Eliza Wing School en el pueblo de Sandwich, en Massachusetts. Cuando tenía trece años, Hetty se convirtió en la contadora familiar y acompañaba a su padre a las casas de conteo, almacenes, así como también a visitar a comerciantes de productos básicos y corredores de bolsa. Su padre se convirtió en el jefe de la empresa ballenera Isaac Howland tras la muerte de su abuelo, y Hetty comenzó a emular las prácticas comerciales de su padre. Pronto, Hetty aprendió a leer libros de contabilidad y a comerciar con productos. A los quince años, se inscribió para dos sesiones de verano en la Friends Academy. A los 21 años, debutó en la sociedad de New Bedford en el año 1854, antes de mudarse a Nueva York para vivir con un primo de su madre, Henry Grinnell. Allí comenzó a invertir dinero en Wall Street y fue llamada "La bruja de Wall Street", sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que Hetty regresara a New Bedford, alternando entre la casa de su padre y la de su tía. Allí, al perseguir los intereses de su padre, no solo ganó su elogio, sino que también compartió su placer de ganar dinero.
Seis años después, el 21 de febrero de 1860, su madre Abby Howland, falleció a la edad de 51 años, y su patrimonio de 100 mil dólares fue para su esposo, a excepción de una casa valorada en 8 mil dólares (equivalente a 223 mil dólares en el año 2018) que Hetty heredó. Ella fue acumulando su fortuna como financiera, principalmente trabajando en el sector inmobiliario, ferrocarriles y en los préstamos, en una época en la que el negocio era dominado en su mayoría por hombres.
El 11 de julio de 1867, cuando Hetty tenía 33 años, se casó con un millonario como ella: Edward Green, un miembro de una acaudalada familia de Vermont. La pareja se casó y se mudó a Manhattan, luego se mudaron a Londres y vivieron en el hotel Langham donde nacieron sus hijos Edward Howland Robinson Green (22 de agosto de 1868 – 8 de junio de 1936) y Harriet Sylvia Ann Howland Green Wilks (7 de enero de 1871 - 5 de febrero de 1951).
A pesar de su inmensa fortuna, ella comenzó a frecuentar tiendas de comestibles y vivía de los restos de pasteles y galletas rotas para no gastar ni un centavo. A veces discutía con los vendedores de las tiendas para conseguir un hueso gratis para su perro todos los días.
Luego se mudaron a Vermont, ciudad natal de su esposo. Allí comenzaron sus problemas, tanto en el ámbito político como en el social. Después, en 1885 su esposo se arruina y Hetty decide separarse. En el año 1902, Edward enferma del corazón y se reconcilia con Hetty, que le ayuda como enfermera. Ese mismo año, el 19 de marzo, Edward muere y se le entierra en Bellows Falls, en el cementerio de la Iglesia Immanuel, en la misma ciudad. Hetty crio a sus dos hijos sola y se tiene registro que era extremadamente avara.
Vivía en pequeñas habitaciones de míseros hoteles para pagar bajos impuestos. Usaba el mismo vestido para no gastar en ropa y lo lavaba solo en la parte que daba al piso para ahorrar jabón. La comida era de la peor del mercado y viajaba sin escoltas. En una ocasión, su hijo Edward Howland sufrió una herida en la rodilla y lo llevó a una clínica de caridad. Para desgracia de Edward, el médico reconoció a Hetty y exigió que la mujer pagara la consulta. Hetty se negó a hacerlo y lo atendió personalmente. Dos años después, la pierna se infectó y tuvo que ser amputada debido a la gangrena.
Hetty sufrió una apoplejía cuando ya tenía 81 años, y su hijo Edward, contrató enfermeras que vestían con ropas comunes para que su madre no se diera cuenta. En su vejez, comenzó a sufrir de una hernia, pero se negó a someterse a una operación, ya que costaba 150 dólares. Sufrió mucho por la interrupción de la circulación de sangre que llega al cerebro debido a que un vaso sanguíneo se había roto, y tuvo que depender de una silla de ruedas. Henrietta "Hetty" Howland Robinson falleció en Nueva York, 3 de julio de 1916, cuando discutía con una criada cuando la escuchó diciendo que pediría un aumento del salario. Le dió un accidente cerebrovascular. Ella fue sepultada junto a su esposo.
Tras la muerte de Hetty Green, su único hijo varón heredó parte de la fortuna de su madre y se convirtió en un millonario extravagante que despilfarraba dinero en fiestas, joyería, yates y diamantes. Su hija Sylvia murió el 5 de febrero del año 1951. Dejó un patrimonio de alrededor 200 millones de dólares que legó a organizaciones de beneficencia, escuelas, iglesias y hospitales. Hetty era una mujer extremadamente tacaña pero también fue la mujer más rica de América durante la edad dorada.
Ella cosía sus propios calzones desde los 16 años de edad y no los cambió ni compró otros hasta el día de su muerte. Nunca gastó un centavo, por eso se decía que nunca usaba agua caliente, que usaba un vestido negro que no se cambiaba hasta que estaba completamente gastado y que vivía de comer un pastel que costaba sólo dos centavos.
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