La leyenda de los hombres lobo es muy antigua, y en casi todos los casos los asocian con la luna, según la tradición popular, pero en realidad puede referirse a la transformación de una persona en cualquier animal. Por ejemplo, en India y las islas asiáticas el animal más común es el tigre, en el Norte de Europa es el oso, en Japón es el zorro, y en África es el leopardo o la hiena. En este caso en particular se tratará el caso de un hombre llamado William Ramsey, quien ocasionó extraños ataques que aterrorizaron a la pequeña ciudad costera de Southend en Essex. La situación escaló tanto que los demonólogos Ed y Lorraine Warren tuvieron que intervenir, ya que estaban convencidos de que se trataba de una posesión demoníaca.
Como tal, la licantropía es la mitológica habilidad o poder que tiene un ser humano para transformarse en lobo o licántropo. En años más recientes se considera un trastorno mental que imita el comportamiento de los animales, tales como gruñir, gemir o arrastrarse. La condición puede estar puede estar asociada con trastornos afectivos o esquizofrenia, y sus causas no se conocen del todo, pero algunas teorías sugieren que puede estar relacionada con el mismo folclore, lesiones neurológicas específicas o impulsos violentos o sexuales para evitar la culpabilidad. Aunque cultural y mitológicamente, hay caso en que se cree que una persona puede convertirse en animal por medio de la brujería, transmigración de almas, ancestros animales de tribus indígenas, etc.
William "Bill" David Ramsey nació y se crio en la mencionada ciudad de Essex en algún punto del año 1943. Todo transcurrió de manera corriente en su niñez hasta que cumplió los 9 años de edad, en el año 1952 cuando comenzó a sentirse extraño. Él se encontraba en el patio de su casa un sábado por la tarde cuando una ráfaga fría se apoderó de él. Dicha brisa tenía un hedor nauseabundo a tal punto que casi lo hizo vomitar. De inmediato, Bill pensó en huir a como diera lugar de allí, similar a un lobo, teniendo el comportamiento agresivo y animal. Solo la voz de fondo de su madre lo sacó de ese extraño trance. De manera gradual, la ira y la agresividad comenzó a instalarse en su subconsciente, la violencia y la adrenalina comenzó a ser parte de esos ataques que poco a poco se hicieron comunes.
Se cuenta que una vez, el joven arrancó con gran fuerza y violencia un pequeño poste de su cuadra que estaba soldado al suelo para proceder a morderlo, similar a un perro masticando un hueso. Los padres de Bill observaron lo que ocurría desde el interior de su casa y solo esperaron a que la calma regresara al niño para poder interactuar con él. A pesar de lo impresionante de la situación, no ocurrio algo parecido hasta dentro de quince años después. Bill hizo su vida con normalidad, se casó con una mujer de nombre Abby y tuvo tres hijos. Su pesadilla comenzó poco después, cuando pesadillas repetitivas se hicieron presentes cada noche. Sueños aterradores cuyas conclusiones eran similares y Bill despertaba de golpe siempre con temor y repleto de sudor frío. El sueño trataba de él mismo que se encontraba a pocos pasos de su esposa y ella, con inmenso miedo trataba de huir y hasta enfrentarlo pero él no sabía el porqué. Los sueños terminaron de golpe en el año 1967 y, 18 meses después, Bill se despertó en su habitación, se encontraba asustado por algo que parecía gruñir desde la oscuridad. El jadeo de animal salvaje venía de algún punto de la habitación pero no sabía de donde hasta que se dio cuenta que él mismo quien lo producía.
Antes de la Navidad del año 1983, exactamente el 5 de diciembre, Bill comenzó a tener dolores en su pecho, que de inmediato asoció con un ataque al corazón. Sin pensarlo más, fue a la sala de urgencias del hospital local para realizarse un exámen de presión arterial y atenderse pero de pronto, sus pensamientos cambiaron, habiendo una ira incontrolable en su psique. De la nada, hundió sus dientes en los brazos de la enfermera que lo estaba atendiendo y corrió por el pasillo de la sala como si se tratara de un animal salvaje. Quienes presenciaron el ataque, dijeron que parecía un hombre poseído. Los testigos también afirman que Bill se encogió de hombros y engarrotó las manos como si se trataran de garras, poniendo una mueca en sus labios como de animal con rabia. El hombre finalmente fue sometido por casi veinte personas, después de correr rápidamente en cuatro patas y derribar a todo aquel que se encontrara en su camino. Ni siquiera fue suficiente que un oficial de la policía le colocara fuertemente unas esposas alrededor de sus muñecas.
A pesar de, todo se solucionó y las festividades transcurrieron con normalidad pero, a mediados de enero de 1984 un nuevo ataque se haría presente. Presenciando que algo no estaba bien, Bill fue nuevamente al hospital, el mismo de la vez pasada. Allí se encontraba con él en la sala de emergencias un par de enfermeras que comenzaron a temer por su vida, por lo que llamaron a unos oficiales de policía. Cuatro hombres uniformados entraron a la sala por si alguna situación irregular se presentaba, la situación irregular ocurrió. La enfermera asistente y los cuatro uniformados observaron sin palabras como Bill comenzó contorsionarse y gruñir como un animal, sus sonidos no eran humanos sino como de un animal, uno grande y salvaje. Uno de los oficiales terminó muy mal herido y tuvo que ser ingresado al mismo hospital por cuatro días, los otros uniformados le colocaron un par de esposas al incontrolable hombre pero sus movimientos tan involuntarios podrían haber ocasionado que las herramientas pudieran abrirse. Con gran esfuerzo y con ayuda de otro grupo policial, fue llevado a la comisaría local, donde el propio Bill sugirió que fuera ingresado a una institución de salud mental, pero al final no lo hizo.
Los siguientes años pasaron de manera normal, parecía que todo podía haber terminado y Bill se sentía confiado pero alerta ante lo que podía ocurrir. En el verano del año 1987, cuando salió a hacer unas compras al mercado, Bill comenzó a sentir las familiares sensaciones en su pecho. Se detuvo un momento en su auto para controlar sus impulsos, pero en ese momento, al detenerse así, un fornido oficial de policía se acercó a su automóvil para ver su se encontraba bien. El sujeto uniformado comenzó a interrogarlo y puso su mano en el hombro de Bill, de inmediato la bestia en su interior salió y el policía fue arrojado al suelo para posteriormente ser estrangulado. La pareja del policía llegó de inmediato y pidió apoyo con rapidez. Dos unidades de seis miembros de la ley llegaron y entre todos trataron de calmar la situación pero Bill era incontrolable y bastante fuerte. Se necesitó la fuerza de la docena de hombres de la ley y dos inyecciones tranquilizantes para poder controlar a la salvaje bestia. Bill fue recluido en una institución mental, ya sus ataques tenían asustada a la población de la ciudad costera y no querían salir hasta que el hombre bestia fuera domado o controlado o encerrado. Durante los siguientes diez días, el hombre fue puesto a merced de médicos para realizarle exámenes, donde las resonancias magnéticas y rayos x no revelaban nada fuera de lo común. Claramente había algo que debía tratarse pero no se sabía que era.
El caso de Bill Ramsey apareció en un programa de televisión justo en el momento cuando los demonólogos Ed y Lorraine Warren visitaban Londres durante el show American Demonologist. El caso de Bill les llamó la atención y se dirigieron hasta Southend para saber más del asunto, ya que sospechaban de que el hombre salvaje estaba poseído. Una vez en la ciudad, Lorraine contactó a la comisaría local para establecer el contacto con los Ransey. Pronto, los Warren pudieron hablar con la familia. Bill no comprendía lo que ocurría hasta que los Warren hablaron con él y le informaron la gravedad del asunto. Le informaron que la existencia de seres no humanos obedecen a fuerzas malignas y utilizan las vulnerabilidades para colarse en el interior de las personas para cometer actos atroces. Pero también le dijeron que existían seres de fuerza luminosa como su esposa, quien estuvo al lado de Bill en sus días más oscuros. Así pues, comenzaron a planificar un exorcismo que sería realizado en la ciudad de Connecticut, en Estados Unidos, convenciendo a Bill para asistir a su iglesia en esa ciudad, junto con el especialista y obispo Robert McKenna.
Así pues, Bill Ramsey viajó a Estados Unidos en compañía de su esposa Abby, la revista The People patrocinó el viaje y una vez en ese país, el estado del hombre empeoró, cambiando cada vez más en su transición de bestia: un hombre lobo. Una noche antes de que se llevara a cabo el exorcismo, Bill, quien ya tenía poco control de sí, trató de estrangular con gran fuerza a su esposa. Pudo ser detenido y de una vez comenzado a preparar para el exorcismo, donde por hora y media de rituales hablados en latín no ejercían efecto aparente y Bill no parecía estar impresionado. De la nada, todos fueron testigos de cómo Bill Ramsey, por posesión, por licantropía o alguna razón aparente, se convertía físicamente en un hombre lobo real. Sus rasgos cambiaron totalmente como si fuera una bestia rabiosa, sus tendones se contrajeron y sus dedos se colocaron en una posición tales como garras, observándose una fuerza sobrehumana notable.
El exorcismo fue grabado y McKenna realizó con valentía el ritual, donde se observó a la bestia queriendo abalanzarse sobre todo aquel en medio del rito. El obispo especialista ordenó a la entidad que se retirara para siempre y dejara al hijo de cristo en paz. La fuerza de la bestia se hizo evidente pero en el momento de más tensión, Bill se fue calmando y con esa sensación, también se fueron todas las características de bestia en su interior y exterior. Se sabe que William "Bill" Ramsey regresó poco después a su natal Southend en Essex, junto a su esposa Abby y se encontraba bien, sano y sin ningún síntoma de violencia o agresividad, tampoco de ira o impulsos. La última aparición en público para la televisión local de Bill fue en el año 1992 y posterior a eso, no hubieron más incidentes. Su vida continuó con normalidad y siguió junto a su esposa e hijos.