domingo, 11 de septiembre de 2022

La medalla de San Benito - La defensa de los Exorcistas y la Protección de los Creyentes

El exorcismo es la práctica religiosa o espiritual realizada contra una fuerza maligna, utilizando diversos métodos cuyo fin es expulsar a dicho ente de la persona, objeto o área que se encuentra poseída por la entidad maligna quien somete y controla al poseído.​ Para dicho procedimiento, los encargados de realizar la práctica llamados Exorcistas, acostumbran a usar una medalla de San Benito. ¿Cuál es la razón de ello? Todo aquel que lleve, use o rece con mucha devoción esta medalla, confiando en el poder glorioso de la Santa Cruz y los méritos de San Benito, puede obtener la poderosa protección de este gran santo venga en su auxilio en sus necesidades espirituales y energéticas.

Pero antes de iniciar hay que preguntarse, ¿Quién es San Benito? Benito de Nursia (Nursia, Umbría, región de Italia; 480 d.C. - Montecasino, Lacio, región de Italia; 21 de marzo de 547 d.C.) fue un monje católico, considerado el iniciador de la vida monástica en Occidente y venerado como santo por las Iglesias católica, Iglesia ortodoxa y luterana. Fundó la orden de los benedictinos cuyo fin era establecer monasterios basados en la autarquía, es decir, autosuficientes; comúnmente estaban organizados en torno a la iglesia de planta basilical y el claustro. Es considerado patrón de Europa y patriarca del monacato occidental. Benito escribió una regla para sus monjes, conocida luego como la "Santa Regla", que fue inspiración para muchas de las otras comunidades religiosas.

Era hijo de un noble romano de Nursia, la moderna Norcia, en Umbría. Era hijo de Eutropio, nieto de Justiniano Probo de la familia de los Anicia, el cual era Cónsul y Capitán General de los romanos en la región de Norcia. Su madre se llamaba Abbondanza Claudia de la familia de los Reguardati de Norcia. Cuenta la tradición que tuvo una hermana melliza que fue Santa Escolástica de Nursia. Benito fue enviado a Roma a la edad de doce años para estudiar junto a su hermana Escolástica de Nursia, pero se sintió decepcionado con la vida que encontró allí. No parece haber salido de Roma con el propósito de convertirse en ermitaño, sino solo para encontrar un lugar alejado de la vida de la gran ciudad. Con diecisiete años se llevó con él a su vieja cuidadora Cirila como sirvienta y se establecieron para vivir en el Valle dell'Aniene, en la actual Eufide (Lazio). Allí la dejaría para marchar al Valle de Subiaco cerca de los antiguos restos de una villa neroniana. Cerca de Eufide se encuentra la entrada a un valle estrecho y sombrío, que penetra en las montañas y conduce directamente a Subiaco.

En el lado del barranco más inclinado de su ascenso montañoso, conoció a Román, un monje de un monasterio cercano que estaba dirigido por un abad llamado Adeodato, que vestido como un monje le señaló una cueva austera del monte Taleo (actualmente en el Monasterio de Santo Speco), donde Benito vivió como un ermitaño durante tres años hasta la Pascua del año 500. Durante estos tres años de experiencia como ermitaño, tan solo roto por las comunicaciones ocasionales con el mundo exterior y por las visitas de Román, Benito maduró tanto de mente como de carácter, en conocimiento de sí mismo y de su prójimo, y al mismo tiempo se aseguró el respeto de los que le rodeaban; tanto que le llegó la noticia de la muerte de Vicovaro, superior de un monasterio cercano. La comunidad que vino a visitarlo y le rogó que se convirtiera en su nuevo abad. Benito como ermitaño no conocía la vida y la disciplina del monasterio y sabía que sus modales eran diferentes a los suyos y, por tanto, que nunca estarían de acuerdo. Sin embargo, vencido con sus súplicas, dio su consentimiento.

Hacia los años 525 - 529 d.C su estadía como abad fracasó y algunos monjes trataron de envenenarlo. La leyenda cuenta que primero intentaron envenenar su bebida al ofrecerle una copa de vino envenenado, Benito rezó una oración sobre la copa y la copa se hizo añicos. Otro de sus milagros fue cuando un cura de la zona llamado Florencio, movido por la envidia, decidió envenenar su pan, cuando Benito rezó una oración sobre el pan envenenado entró un cuervo y se lo llevó. Al fallarle su plan de envenenar a Benito, Florencio intentó un nuevo plan que consistía en mandar algunas prostitutas para seducir a los monjes. Tras estos sucesos, antes del año 530, Benito decidió abandonar el lugar y volver a Subiaco a modo de evitar más tentaciones. Desde entonces, sus milagros comienzan a ser más frecuentes y todo esto atrajo hacia él a muchas personas atraídas por su santidad y carácter. En Subiaco fue el lugar donde permaneció casi treinta años predicando "La Palabra del Señor".

En el año 530 se dirigió hacia una colina entre Roma y Nápoles donde fundó el Monasterio de Monte Cassino, construido sobre los restos de templos paganos y con oratorios en honor a San Juan Bautista (al que siempre consideró un modelo de práctica ascética) y a San Martín de Tours, iniciador en Galia (actual Francia) de la vida monástica, así aceptando cada vez a más discípulos, creando trece monasterios cerca de Subiaco y en cada uno de ellos habían doce monjes con su propio abad y sobre todos ellos estaba él como guía espiritual. En su nuevo monasterio de Montecassino, Benito compuso su regla continuando con el ejemplo de otras reglas anteriores como las de San Juan Casiano o la de San Basilio, pero también escogió escritos de San Pablo, San Cesario así de la Regula Magistri de autor desconocido y los adaptó como base para la Regla Benedictina. 

Siguió los preceptos de la buena disciplina, del respeto por la personalidad humana y de las habilidades individuales. Tuvo la intención de fundar una escuela al servicio del Señor, pero que no fuera ni dura ni estricta. La regla en la que se organiza con detalle la vida de los monjes, también introdujo el canto coral durante la celebración del oficio. Las dos piedras angulares de la vida comunitaria eran la estabilidad (obligación de residir de por vida en el mismo monasterio sin necesidad de ser monjes vagabundos) y la conversión de costumbres con un especial interés por la buena conducta moral, la piedad mutua y la obediencia al abad convirtiéndose en una familia ordenada con la oración y el trabajo, siendo ambos su lema: Ora et Labora (Reza y trabaja).

San Benito es representado habitualmente con el libro de la Regla, una copa rota, y un cuervo con un trozo de pan en el pico, en memoria del pan envenenado que recibió Benito de un sacerdote de la región de Subiaco que le envidiaba. Gregorio Magno cuenta que, por orden de Benito, el cuervo se llevó el pan a donde no pudiera ser encontrado por nadie. Algunos creyentes invocan a San Benito para protegerse contra las picaduras de las ortigas, el veneno, la erisipela, la fiebre y las tentaciones; mientras que los Exorcistas lo invocan para protegerse a sí mismo y proteger al fiel con el signo de la cruz, diciendo Ecce crucem Dómine, fugite, partes advérsae (Esta es la cruz del Señor, huyan cuantos se oponen a ella).

Es patrono de los agricultores (campesinos), ingenieros, y curtidores. Patrono para los granjeros, de la Villa Heerdt cerca de Düsseldorf en Alemania, del pueblo San Benito cerca de Jipijapa en Ecuador, de enfermedades inflamatorias, de los arquitectos italianos, de Monreal del Llano en Cuenca (España), de los que padecen enfermedades de riñón, de los monjes, de la villa de Nursia (su ciudad natal), de Italia, de los religiosos (pertenecientes a congregaciones religiosas), de los escolares, de los criados, de los espeleólogos.

Las reliquias de Benito están conservadas en la cripta de la abadía de Saint-Benoît-sur-Loire (Fleury), cercana a Orleans y de Germigny-des-Prés, donde se encuentra una iglesia carolingia, en el centro de Francia. También se encuentra un hueso del cráneo de San Benito en Monreal del Llano en Cuenca (España)Su festividad es el 11 de julio.

Ahora bien, la medalla de San Benito, cuyo nombre oficial es medalla de la Santa Cruz, es una medalla sacramental cristiana que contiene su iconografía. Es una de las medallas más antiguas de la cristiandad y se desconoce la fecha exacta sobre la manufactura de la primera medalla de San Benito pero es usada por creyentes católicos, anglicanos, y en algunas comunidades luteranas, los metodistas y ortodoxos de occidente. Quienes practican esta devoción le atribuyen poder para alejar el mal por medio de la fe en el misterio de la cruz y la intercesión de San Benito Abad ya que cuando él hacía la señal de la cruz obtenía una especial protección divina. Cabe señalar que el papa Benedicto XIV la aprobó el 12 de marzo de 1742 y la fórmula de su bendición se incorporó al Rito Romano. La versión final de esta medalla data del año 1880 en memoria de los 1400 años del natalicio de San Benito.

En la cara frontal de la medalla aparece la figura de Benito de Nursia sosteniendo en su mano derecha una cruz (a la que la tradición le adjudica un gran amor por parte del santo), y en su mano izquierda el libro de las Reglas, que él mismo escribió, con la oración de la buena muerte rodeando la figura del santo: Eius in obitu nostro praesentia muniamur! (A la hora de nuestra muerte seamos protegidos por su presencia), pues San Benito es patrón de la buena muerte, junto con San José. En el fondo de la imagen aparece la copa envenenada. Un enemigo celoso intentó envenenarlo dándole una hogaza de pan envenenada, más al pretender comérsela se la llevó un cuervo (detalles aparecen en la medalla). En el fondo de la imagen aparece la frase Crucis patris Benedicti (Cruz del Padre Benito).

En el reverso muestra la cruz de san Benito con las siguientes iniciales:

Crux Sancti Patris Benedicti (C.S.P.B.): 

"Cruz del Santo Padre Benito".


Crux Sacra Sit Mihi Lux (C.S.S.M.L.): 

"La santa Cruz sea mi luz" (crucero vertical de la cruz).


Non Draco Sit Mihi Dux (N.D.S.M.D.): 

"No sea el dragón mi guía" (crucero horizontal).


En círculo, comenzando por arriba hacia la derecha:

Pax: "Paz" 


Vade Retro Satana! (V.R.S.): "¡Retrocede, Satanás!".


Nonquam Suade Mihi Vana! (N.S.M.V.): 

"No me Satisfacen Cosas Banales".


Sunt Mala Quae Libas (S.M.Q.L.): 

"Venenosa es tu carnada", o "es malo lo que me ofreces".


Ipse Venena bibas (I.V.B.): 

"Bebe tú mismo tu veneno".


Algunas medallas incluyen también el monograma de Jesucristo: IHS, o JHS.

Todo aquel que lleve, use o rece con mucha devoción esta medalla, confiando en el poder glorioso de la Santa Cruz y los méritos de San Benito, puede obtener la poderosa protección de este gran santo venga en su auxilio en sus necesidades espirituales y energéticas, obteniendo el doble de protección al ser bendecida con esta oración especial:

Nuestra ayuda nos viene del Señor

Que hizo el cielo y la tierra.

Te ordeno, espíritu del mal, que abandones esta medalla, en el nombre de Dios Padre Omnipotente, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos se contiene. Que desaparezcan y se alejen de esta medalla toda la fuerza del adversario, todo el poder del diablo, todos los ataques e ilusiones de satanás, a fin de que todos los que la usaren gocen de la salud de alma y cuerpo.

En el nombre del Padre Omnipotente y de su Hijo, nuestro Señor, y del Espíritu Santo Paráclito, y por la caridad de Jesucristo, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos y al mundo por el fuego.

Señor, escucha mi oración.

Y llegue a tí mi clamor.

- Oremos:

Dios omnipotente, dador de todos los bienes, te suplicamos humildemente que por la intercesión de nuestro Padre San Benito, infundas tu bendición sobre esta sagrada medalla, a fin de que quien la lleve, dedicándose a las buenas obras, merezca conseguir la salud del alma y del cuerpo, la gracia de la santificación, y todas la indulgencias que se nos otorgan, y que por la ayuda de tu misericordia se esfuerce en evitar la acechanzas y engaños del diablo, y merezca aparecer santo y limpio en tu presencia.

Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. Amén.

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