lunes, 24 de agosto de 2020

Genie Wiley - La Niña Salvaje

A lo largo de la historia han habido varios casos de niños salvajes criados en aislamiento social con poco o ningún contacto con otros humanos. Pero pocos han captado la atención pública y científica como el de la de una niña conocida como Genie Wiley. Cabe señalar que mencione que la niña fue conocida por ese título porque ese no es su verdadero nombre. A la chica se le dio el nombre de Genie en los archivos del caso, para proteger su identidad y privacidad. El término Genie, según la Dra. Jeanne Butler, una de las especialistas que trabajaron con la niña, viene de la idea de los espíritus mágicos llamados Genios que se encuentran encerrados en botellas, esperando salir.


Ahora bien, la niña conocida como Genie, cuyo nombre real es Susan Margareth Wiley nació el 18 de abril del año 1957, en la ciudad de Arcadia, Los Ángeles, en el estado de California. Sus padres eran Clark Gray Wiley y Dorothy Irene Oglesby. Ella tenia un hermano mayor llamado John Joseph Wiley, que era, junto con ella, el superviviente de un total de cuatro nacimientos. Dorothy Irene sufría de ceguera progresiva debido a cataratas y un desprendimiento de retina. Por su parte, Clark Gray quien era veinte años mayor que Irene, era un hombre criado en varios orfanatos y familias de adopción, fue un soldado de la Segunda Guerra Mundial que sufría de un cuadro depresivo agravado que se desencadenó a causa de un accidente de tráfico en el que murió su última madre adoptiva. También sufría de una dislocación congénita de cadera que la obligaba a llevar una tablilla en esa parte del cuerpo. El matrimonio tenia frecuentes desavenencias, y el hombre le propinaba palizas regularmente a su esposa.


Susan comenzó a hablar a los veinte meses. Ella fue observada por un médico familiar que sugirió que la niña presentaba problemas de aprendizaje y que posiblemente también tenía una discapacidad intelectual. Clark se inquietó y tomó esta situación al extremo, llegando a creer que las autoridades le quitarían a su hija, o que sería llevada a una institución especializada. Como padre, pensó que lo mejor era proporcionarle un tratamiento doméstico y protegerla de los peligros del mundo exterior. 


A partir de ese momento, Susan comenzó a experimentar los efectos de la soledad, ya que fue separada de su madre casi ciega y de su hermano de seis años por su padre y encerrada en una habitación, con el pretexto de protegerla. Su habitación era un cuarto sellado sin ningún adorno en las paredes. Inicialmente era un espacio vacío que no tenía acceso ni a material didáctico. Al ir creciendo ella, eso no cambio, no tuvo acceso a la radio ni a la televisión, solo contaba con materiales como envases, un par de impermeables de plástico, estambre y viejas guías de programas de televisión. Pasó la mayor parte de sus días atada y desnuda a una pequeña silla y sólo era capaz de mover las manos y los pies. Rara vez, su madre, su hermano y su padre hablaban con ella y, cuando hacía ruido, este ultimo la golpeaba o le ladraba como un perro feroz para asustarla. Ella solo se comunicaba ladrando o gruñendo y su carácter era primitivo y agresivo, razonablemente.


En las noches, su padre la colocaba en una especie de bolsa de dormir, la ataba y la dejaba dentro de una jaula hecha de alambre y madera. Habían noches que olvidaba hacerlo y la niña pasaba la madrugada sin protección alguna en la silla. No se le enseñó a comer o a ir al baño por sí sola. Hasta los trece años, su alimentación consistió en comida de bebé, cereales y huevos cocidos, todos los cuales le fueron proporcionados en sus manos, sin ningún tipo de ayuda o entrenamiento. Los demás habitantes de la casa no vivían de manera muy diferente, pues debían permanecer cautivos, y muy rara vez se les permitía salir. Cuando no les era permitido, Clark Gray se sentaba con una pistola cargada a observarlos. 


La habitación de Susan estaba sellada y disponía de unas ventanas que se encontraban  tapadas, pero justo en la parte superior del vidrio de éstas, había un agujero de cinco centímetros de diámetro donde podía observar parte del cielo y una pequeña fracción de la casa vecina, en donde su vecino solía poner música de piano. El sonido de la música la calmaba y relajaba.


A mediados de 1970, Dorothy Irene Oglesby, cansada de los abusos y malos tratos, logró escapar de su cautiverio junto a sus hijos, huyendo con su madre. La situación económica era precaria, bastante, y ella no disponía de dinero para operarse y recuperar la vista. Por tal motivo, el 4 de noviembre de 1970 acudió a una oficina de beneficencia en la ciudad de Temple City, en el condado del Estado de California a buscar apoyo. La trabajadora social que atendió su caso notó de inmediato que la niña que iba con ella usaba pañales, miraba puntos indefinidos en el espacio y sostenía sus manos como si estuviera apoyada en una barandilla imaginaria, mientras hacía ruidos infantiles. Pensó que era autista, y que no tendría más de siete años de edad. Al descubrir que en realidad tenía trece años, llamó a su supervisor, quien dio aviso a la Policía. Inmediatamente la niña fue puesta en custodia y ambos padres fueron acusados de negligencia y maltrato infantil.


Se pautó un juicio en su contra pero el padre de Susan, Clark Gray Wiley, se suicidó pegándose un tiro un día antes de su aparición en el juicio, dejando una nota que decía: "El mundo nunca lo va a entender." La madre quedó libre de cargos, ya que el juez entendió que ella también era una víctima, pero sí le retiraron la custodia de sus hijos. Fue imposible tratar con Susan pero con John si pudieron conversar, en donde describió su antiguo hogar como "una combinación de una verdadera pesadilla y un campamento militar", mencionó que su nuevo hogar era sumamente pobre. 


La niña solo entendía veinte palabras, de las cuales, mayormente eran cortas y negativas, como por ejemplo; "stop it" (detente), "no more" (ya basta) y "no". El estado y el caso de la niña fueron polémicos, atrayendo la atención tanto del público como de la comunidad científica. El psicolingüista Harlan Lee lo consideró un caso de vital importancia, porque "nuestra moral nos permite llevar a cabo experimentos de privación de seres humanos, y estas desafortunadas personas son todo lo que tenemos que seguir adelante." Así pues, un equipo de psicólogos y expertos en idiomas se encargaron del proceso de rehabilitación de Susan en el Hospital Infantil de Los Ángeles, con ayuda del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) que proporcionó los fondos necesarios para la investigación científica sobre el caso. 


El equipo de rehabilitación contaba con los psicólogos David Rigler, James Kent, la especialista en neurolingüística Infantil Jeanne Butler y la doctora recién graduada Susan Curtiss. Ellos se asombraron y abrumaron al reunirse con la niña, la cual pesaba sólo veintisiete kilogramos y se movía de forma extraña, similar a un conejo. Susan a menudo escupía y no era capaz de enderezar los brazos y las piernas. No reaccionaba a las temperaturas; ni frío ni calor, puesto que no había usado ropa y tenía dificultades para ver a distancias largas, ya que su visión estaba adaptada a las cortas distancias de la habitación en la que estuvo encerrada. No hablaba, tenía incontinencia y era incapaz de masticar, al principio parecía sólo era capaz de reconocer su propio nombre. En palabras del doctor Kent: "la niña era la más profundamente dañada que he visto en mi vida. Su vida es un desierto". Su silencio y la incapacidad de usar el lenguaje hacían extremadamente difícil evaluar sus capacidades mentales, y en las pruebas que se hicieron en  aquel entonces, se obtuvo más o menos el nivel cognitivo de alguien de un año de edad. El equipo determino que Susan sufría un retraso mental grave, problemas de aprendizaje, memoria y deficiencias psicomotrices.


Por esa razón, el equipo decidió que no era posible desarrollar el lenguaje si no existían interacciones y lazos afectivos con otras personas, así que Susan fue hospedada, por medio de una custodia temporal, en casa del jefe de investigación; el doctor  David Rigler junto a su esposa. Poco a poco, se fue dando el progreso en áreas específicas. 


La niña comenzó a utilizar el inodoro y aprendió a vestirse por sí sola. En los meses siguientes, experimentó todavía más progresos en su desarrollo, pero continuaba siendo pobre en áreas como el lenguaje. Ella disfrutaba haciendo excursiones todo el día fuera del hospital y exploraba su nuevo entorno con una intensidad que sorprendió a sus cuidadores. A menudo recibía regalos de ciudadanos que parecían comprender la poderosa necesidad de la joven de explorar el mundo a su alrededor. La doctora Curtiss sugirió que la niña tenía una gran capacidad para comunicarse de manera no verbal, llamándola Genie


A pesar del progresivo éxito, el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) consideró que el mérito científico de los años de estudio en la niña era dudoso, y que estaba gastando un dinero innecesario. Por tal motivo, a finales del año 1974 el presupuesto para el caso de Genie fue suspendido. La asociación tomó en consideración también las constantes acusaciones de la doctora Butler acerca de que la niña había de hecho experimentado una involución y que no se le permitía ver a su madre. El doctor Rigler abandonó la custodia, luego al equipo poco después. Por su parte, Genie aprendió frases cortas como: "Genie llora", "Madera grande", "Padre pega brazo", "Tienda comprar puré manzana", "Genie feliz".


A inicios de 1975, hubo un juicio de custodia y se dictaminó que la niña debía de ser enviada con su madre. La mujer, quien se había operado de la vista, se dio cuenta después de unos meses, que hacerse cargo de Genie era una tarea muy complicada, por lo que tomó la decisión que creyó pertinente, sin consultar a nadie, a pesar de haber términos legales establecidos. Su madre volvió a la corte y acusó a los científicos de haber tratado a su hija como "rata de laboratorio" y reconoció que no se encontraba preparada para cuidar de ella. 


De nuevo Genie se vio ante un cambio de casa y de familia. Así pues, Genie pasó por seis hogares adoptivos, en algunos de los cuales fue nuevamente maltratada y experimentó retroceso en su progreso, sobre todo después de cierto incidente en uno de ellos, donde después de ser severamente castigada por vomitar, adquirió nuevamente el miedo a abrir la boca, con lo que nuevamente dejó de hablar. Debido a toda esta falta de cuidados y acogida, fue ingresada de nuevo al Hospital Infantil de Los Ángeles en 1979.


Desde su ingreso, su madre la visitaba con frecuencia y pasaban tiempo juntas compartiendo. En la actualidad, se sabe muy poco de Genie y es debido a una orden judicial que se hizo para evitar su divulgación. Pero se sabe que ella se encuentra en una institución de cuidados para adultos ubicada cerca de Los Ángeles. Su madre Dorothy Irene Oglesby falleció a mediados del año 2002 y su hermano John asistió a la preparatoria por lo menos un año y que continúa con vida.


El caso de Genie constituye un claro ejemplo de los efectos del aislamiento severo en la fase de desarrollo. En este caso no solo se impidió la formación de interacciones sociales, tanto con su núcleo familiar como personas externas como vecinos y niños de su edad. También se restringieron los movimientos corporales al encontrarse en un entorno muy pobre en cuanto a estímulos nuevos. Resultaba imposible determinar si su falta de expresión oral se debía a un retraso de nacimiento o al abuso y confinamiento sufridos. Tal vez había perdido la oportunidad de desarrollar una función biológica del cerebro en el periodo adecuado de su infancia. Etapa esencial para el aprendizaje y, especialmente, para la adquisición del lenguaje.


Hay una película estadounidense dramática e independiente estrenada el 4 de mayo del año 2001 llamada Mockingbird Don't Sing (El Ruiseñor no Canta), basada en la historia de Genie. El film de 98 minutos fue dirigida por Harry Bromley Davenport, protagonizada por Tarra Steele, Melissa Errico y Sean Young. Todos los nombres son ficticios por razones legales y el nombre de "Susan Wiley" fue cambiado por "Katie Standon". La cinta ganó el premio al mejor guion en el Festival Internacional de Cine de Rhode Island.


"El nombre del caso es Genie. Este no es el verdadero nombre de la niña, pero pensamos en lo que es un genio; un genio es una criatura que sale de una botella o una lámpara, y emerge a la sociedad humana más allá de su infancia. Suponemos que en realidad no es una criatura que tuvo una infancia humana."

Doctora Susan Curtiss (documental titulado Secretos de la Niña Salvaje de 1997).

lunes, 17 de agosto de 2020

El Hoyo de Melvin Waters

En la publicación de hoy, tocaremos un tema que por mucho tiempo se creyó un creepypasta o una sonada leyenda urbana, pero como he mencionado en publicaciones anteriores, "la realidad supera la ficción". Ahora conocerás los antecedentes del hecho, como ocurrieron las cosas y las secuelas que trajo todo lo ocurrido. El Hoyo de Mel sigue siendo hoy en día uno de los misterios públicos más grandes del Internet, y de Coast to Coast AM.


Coast to Coast AM es un programa de radio nocturno que aborda una variedad de asuntos, pero de los que más trata con frecuencia son los temas relacionados con lo paranormal, ocultismo y las teorías de conspiración. El programa consiste en una combinación variada de llamadas entrantes y en directo, así como de entrevistas de larga duración. Fue creado por el distinguido locutor Art Bell en el año 1986 y se emite siete noches a la semana desde las 10:00 de la noche hasta las 2:00 de la madrugada, el cual atrae a más de 4,5 millones de oyentes cada noche, haciéndolo uno de los programas de media noche más escuchados en Norteamérica.


Ahora bien, la noche del 21 de febrero del año 1997, el mencionado programa radial recibió la llamada (cuya duración fue de 43 minutos) de un radioescucha identificado como Melvin "Mel" Waters, un hombre de cincuenta y cuatro años, dueño de una propiedad de varias hectáreas de un área rural en la colina de Manastash Ridge, cerca de Ellensburg, Washington. Él afirmó que en una zona de su propiedad había un extraño agujero de tres metros de diámetro, con una especie de muro de contención a su alrededor, donde las personas habían ido durante años para arrojar residuos como neveras descompuestas, madera podrida, tierra, ganado, o incluso animales y personas muertas.


Mencionó que recientemente había descubierto la existencia de dicha fosa "presuntamente sin fondo" al caminar cierto día por el área y encontrarlo. Comentó que algunos vecinos y miembros de la localidad iban, a escondidas a tirar los desechos allí. Algunos de ellos se disculparon con Mel diciendo que no querían meterse en problemas con él y esa era la razón por la que botaban todo tipo de basuras y escombros a escondidas, añadiendo que era el único lugar que conocían que parecía no tener fondo, ya que durante décadas la basura arrojada no se veía acumulada o se reflejaba en el fondo o en los lados del agujero, siendo uno de sus grandes misterios.


Mel comentó que se asomó al agujero y lanzó una pequeña piedra, la cual no emitió sonido alguno. Luego tomó una piedra de enorme tamaño e hizo lo mismo, obteniendo el mismo resultado. El hombre dijo en sus declaraciones radiales que ese día no pudo dormir bien, agitado y pensando en la profundidad que debía tener el hoyo. Así pues, al día siguiente, Mel se decidió a hacer el mismo su propia investigación y, para iniciar, arrojó un tobo metálico al agujero y no se escuchó ningún tipo de sonido, también arrojó viejos televisores pero no se escuchó ninguna explosión, sólo silencio. Por lo que se podría decir, el agujero no tenía fin. Mel meditó por unos minutos, subió a su camioneta y se dirigió a la ferretería del pueblo. 


Allí, compró todos los metros de soga que tenían en la ferretería. El dueño del establecimiento le preguntó que iba a hacer con todos esos metros de cuerda a lo que Mel le contó la historia del agujero. El dueño del lugar se rio y dijo que el era uno de los que iba a ese agujero a botar basura y escombros. Le dijo que si necesitaba ayuda con algo, con gusto le prestaría apoyo. Mel tomó los metros de cuerda y los amarró a una estaca. En el agujero, arrojó más de veinte metros de cuerda enrollada y Mel, con asombro observó que la cuerda seguía tensionada, ese hoyo tenía más de veinte metros de profundidad.


Mel volvió al pueblo y comenzó a contar la historia del hoyo. Fue en ese momento que se dio cuenta que las personas más mayores conocían el agujero, la gente utilizaba el hoyo para deshacerse de las cosas que ya no querían, llantas viejas, electrodomésticos, partes de autos y demás cosas, pues era más barato deshacerse de ellas tirándolas por el hoyo que llevándolas a reciclar. Mel no se molestó, al contrario, se sintió maravillado al pensar que por tantos años habían botado desechos por la fosa y ni siquiera se sabia la profundidad de ella, parecía no tener final. Más interés tuvo cuando escuchó a Frank, uno de los pobladores más antiguos, que le dijo que cuando el era joven, tenía un perro el cual falleció y lanzó su cuerpo por el agujero. Días más tarde, el hombre vio a su perro nuevamente. Se encontraba corriendo por un área alejada de la localidad.


El carismático y curioso hombre comenzó a reunir vecinos y miembros del pueblo que quisieran ayudarlo a descubrir la profundidad del pozo y fue así como con un grupo de pobladores se unieron a él. Juntos, lograron conseguir la mayor cantidad de cuerda posible, entre todos juntaron cuatrocientos cincuenta y tres metros, los ataron y los arrojaron con una pieza de plomo de quinientos miligramos amarrado en su extremo para saber cuando la cuerda tocara el fin del pozo. Todos se llevaron una gran sorpresa cuando el objeto nuevamente no tocó fondo. Todos pensaron y hablaron por largo rato, decidiendo hacer un experimento diferente. Quizás muy radical y cruel, pero podría traer resultados diferentes. Tomaron una de las ovejas de Mel, con su respectiva autorización, la sujetaron y amarraron bien y comenzaron, entre todos a descenderla. 


En su llamada de radio, Mel afirmó que se arrepintió de haber hecho eso. Cuando el animal seguía bajando, sintieron un tirón muy fuerte acompañados de balidos desesperado, seguido de unas vibraciones muy fuertes que podrían sentirse en la cuerda. Con rapidez y desespero, comenzaron a jalar para subir a la pobre oveja ya que sabían que algo le había pasado. Cuando pudieron sacar los metros de cuerda y lograron subir finalmente al animal, se llevaron la sorpresa más desagradable y asombrosa de sus vidas. La oveja se encontraba moribunda y ensangrentada y, según las palabras del propio Mel, "la piel del animal se la habían volteado", es decir, la piel de la oveja se la habían arrancado y vuelto a colocar a modo contrario. El desesperado y ensangrentado animal emitía balidos de dolor hasta que, a los minutos murió. Todos se encontraban bastante sorprendidos y asustados pero la cosa no termino allí.


En las entrañas de la oveja muerta, algo comenzó a moverse. El animal tenia algo en su interior que empezó a crecer de manera desmedida, como si se tratara de un globo que estuvieran inflando. La barriga de la oveja rápidamente alcanzó un tamaño enorme y comenzó a palpitar, como si en cualquier momento explotaría y desde las entrañas y la sangre saldría algo nuevo y desconocido. Ante el miedo de todos los presentes, tomaron el cadáver palpitante del animal y lo dejaron caer en el hoyo donde solo lograron escuchar unos pequeños gritos casi humanos.


A pesar del susto que Mel y los pobladores se habían llevado, el curioso hombre no dio marcha atrás en sus experimentos y por eso compró a una compañía pesquera, veinticuatro mil trescientos ochenta y siete metros de cuerda para pescar. Reunió a los miembros del pueblo más valientes que lo ayudaron a arrojar la soga por el hoyo. La cuerda duro horas cayendo y casi al final del día, no tocó fondo. Mel aseguró que el agujero tenia más de veinticuatro kilómetros de profundidad. El asunto comenzó a hablarse en todo el pueblo, comenzaron a esparcirse rumores y la gente comenzaba a asustarse un poco cuando hablaban de que el hoyo nunca fue hecho por nadie, porque desde la creación del pueblo había estado ahí.


Mel continuó diciéndole al locutor que haber esparcido la noticia había sido uno de sus errores más grandes, pues una noche, tocaron a su puerta y cuando la abrió, se dio cuenta que eran varios vehículos del gobierno. El personal estaba identificado con unos carnet que decían "Seguridad Nacional. Departamento OACI: KXTA". Ellos entraron a la casa y comenzaron a hacerle preguntas muy extrañas como si había escuchado voces saliendo del hoyo o si había tenido algunas pesadillas recurrentes sobre él. Lejos de tranquilizarlo lo único que provocaron fue que Mel sintiera más terror y se cuestionara más cosas sobre el hoyo. 


Dos noches más tarde, los mismos sujetos del gobierno volvieron y le dijeron a Mel que querían comprar TODA su propiedad, de lo contrario lo obligarían a salir de los terrenos. A cambio, cada mes recibiría en su cuenta bancaria una cantidad de doscientos cincuenta mil dólares, suma de dinero bastante grande. Le indicaron que tomara el dinero, que no fuera tonto ya que de igual manera, todo el área, iba a ser del gobierno. Lo amenazaron con plantarle drogas en sus tierras para que tuviera problemas legales sino aceptaba el dinero, por lo que quedaría sin su propiedad y sin el dinero. 


Cansado del misterioso tema que le causaba inquietud, Mel Waters vendió la propiedad y lo hicieron irse del estado, solo con la condición que no hablara nada más del tema. La excusa que le obligaron a dar fue que un avión se había estrellado en sus terrenos. Por siete días, miembros del gobierno siguieron a Mel. El hombre, intimidado y asustado, dejó el país y se fue a vivir a Australia.


Después de unos pocos meses de la llamada de radio, Mel regresó a Estados Unidos para arreglar algunas cosas personales y papeleos pendiente. Una noche la policía lo interceptó con la excusa de que necesitaban una declaración y al parecer lo secuestraron. Se despertó en un callejón de San Francisco, en California, con varios hematomas en su cuerpo y con los dientes posteriores rotos, además de que le faltaba todo su dinero. Después de esa eventualidad, Mel dejo de recibir "misteriosamente" el dinero señalado en su cuenta bancaria.


Mientras Mel se encontraba en Estados Unidos y se disponía a regresar a Australia, una reserva india lo invitó a la examinación de un agujero similar al que tenía en su propiedad, que una tribu local había encontrado. El agujero parecía ser diferente, su pared interior era metálica hasta donde alcanzaba la vista, parecía ser fabricado. Los indios aseguraban que en el interior del agujero había una fuente de calor que parecía ser una sustancia que se veía y se sentía como el hielo, pero que estaba caliente y absorbía toda la humedad a su alrededor. Un acompañante tomo el equipo de investigación y lo introdujo al agujero a poca profundidad, en donde logro sacar un objeto similar a un trozo de hielo pero caliente.

El "hielo caliente" fue colocado en la estufa de leña de la cabaña de uno de los nativos de la zona. La cabaña a los pocos minutos colapsó. El objeto había extraído toda la humedad de la madera. A uno de los miembros de la investigación se le ocurrió el mismo experimento que hicieron en el Hoyo de Mel: introducir una oveja. Mel no estuvo de acuerdo pero su curiosidad sobrepasaba su opinión. Así pues, introdujeron al animal al agujero y poco después lo sacaron. La oveja estaba muerta. No había emitido ningún sonido y al parecer no había sufrido porque no había tensado la cuerda. El cuerpo del animal parecía estar normal, pero uno de los miembros presentes sugirió abrirla. Los demás se miraron entre sí, pero lo hicieron, descubriendo que por dentro se encontraba cocida y con una especie de tumor grande palpitante en donde tendrían que haber estado los órganos internos. 


El propio Mel procedió a abrir el interior del tumor gelatinoso ya que tenia la curiosidad de saber que era lo que albergaba en ese masa palpitante desde que observó con horror a la oveja de su propiedad. En el interior del tumor había lo que parecía ser un feto humano con grandes y brillantes ojos azules. Mel dijo sentirse tranquilo y aliviado de saber que dentro de aquella desagradable masa palpitante no se encontraba ningún ser malévolo. La pequeña criatura se levantó con un ágil movimiento, los observó a todos y saltó hacia el interior del agujero.


A mediados del año 1999, se realizo una investigación sobre el hoyo de la antigua propiedad de Mel, y se reveló que tal persona no fue catalogada como residente de la mencionada zona de la localidad, y no había evidencia creíble de que existiera tal agujero. Hasta que en el año 2000, un joven residente del pueblo hizo una revelación. Después de que Mel se fue del estado, más miembros del gobierno aparecieron en el pueblo "acechando" a todo aquel que fue parte del grupo de ayuda de Mel al momento de los experimentos en el pozo. Pronto, una pequeña brigada del ejército de los Estados Unidos se apoderó de la zona, en donde pusieron una pequeña base con señalizaciones que pueden observarse (en la actualidad) desde la carretera cercana que dicen "No se acerque. Prohibido el paso". A muchos les ofrecieron dinero por su silencio y quienes no aceptaron ni hicieron caso, misteriosamente desaparecieron. Se les prohibió hablar a todos del agujero, se les exigió olvidar, tanto el tema como la existencia de Melvin Waters. 


Se sabe que a finales del año 2000, un equipo de televisión local viajó hasta la zona del agujero y encontraron una gran presencia militar. El equipo televisivo decidió esperar a la noche para hacer su reportaje pero, según sus declaraciones, los equipos electrónicos dejaron de funcionar. Un rayo de luz negro brillante emanó desde el área directamente hacia el cielo. En tiempos recientes, los hogares cercanos fueron desalojados y la zona se encuentra casi desierta y los pocos conductores que transitan la autopista, durante la noches de luna llena pueden apreciar el extraño brillo negro.


La ubicación exacta del agujero no fue especificada en ese momento hasta años recientes en donde varias personas han afirmado haber encontrado el agujero. Mediante el programa Google Earth, el cual llegó al mercado en el año 2005, se puede ubicar el Agujero de Mel, con las coordenadas: 46º57'21"N 120º56'31"W, apareciendo un campo y una mancha negra. En la actualidad, el área esta cubierta por una capa de césped, cuya longitud es igual a la que se podía apreciar hace varios años. Mel se encuentra en Australia viviendo tranquilo, y se dedica a la investigación y conservación ambiental. Él en múltiples oportunidades, manifestó que cuando muera, quiere que arrojen su cuerpo al interior de hoyo que pertenece a su antigua propiedad.

martes, 11 de agosto de 2020

Blanche Monnier - La Secuestrada de Poitiers

Para muchos, la vida puede ser bella y dichosa, pero para otros es cruel y desafortunada. La historia de Blanche Monnier merece ser conocida y recordada, más aún sabiendo que su fotografía es la segunda de una de mis primeras publicaciones titulada Fotografías Asombrosas y Perturbadoras de la Historia, donde trate brevemente parte de historia. Aquí finalmente, podrás conocer su historia completa.


Blanche Monnier nació en 1848, en Poitiers, Francia. Era hija de Charles Émile, un decano de la facultad de letras de Poitiers, y de su esposa, Madame Monnier. Ella, junto a su hermano Marcel, provenían de una buena, acomodada y respetada familia de la aristocracia francesa, formada por defensores de la realeza que odiaban visceralmente a los republicanos. A los veinticinco años de edad, ella tenía una vida social activa con nobleza, mientras que su hermano trabajaba como prefecto de la facultad. En esa época, en el año 1873, Blanche conoció a un abogado poco exitoso que le doblaba la edad. Ambos quedaron irremediablemente enamorados.


Blanche compartió mucho con su enamorado y un año después, anunció a su familia su intención de casarse con un abogado. Su madre mostró su desacuerdo ya que el sujeto no era de su agrado, ni de su alcurnia. Dos semanas pasaron, tiempo en el que su madre trató de convencerla de no hacer esa "locura", pero Blanche siguió firme a su decisión. Así pues, un día del mes de junio de 1874, la chica enamorada desapareció. Su madre y su hermano Marcel lloraron su desaparición y continuaron su vida cotidiana poco después. Su padre, que quedó afectado por la ausencia de su única hija, falleció en el año 1882 y, el pobre abogado que se había enamorado de la joven, murió en 1885, apenas tres años después.


Sus conocidos no se explicaban el hecho y por más que buscaron, no lograron dar ni siquiera con una pista. El tiempo paso y la gente pareció olvidarse de la desaparición de Blanche Monnier hasta que el 23 de mayo del año 1901, el procurador general de París recibió una carta anónima redactada a mano, con buen vocabulario y caligrafía, que reveló algo sorprendente: "Señor fiscal general, tengo el honor de informarle de un acontecimiento excepcionalmente serio. Me refiero a una solterona que está encerrada en la casa de la señora Monnier, casi muerta de hambre, y que ha vivido sobre basura podrida durante los últimos 25 años. Es decir, sus propios desechos."


La viuda Monnier, que contaba con 75 años, tenía una impecable reputación. Había recibido un galardón del Comité de Buenas Acciones por sus contribuciones a la ciudad, y convivía pacíficamente con su hijo Marcel. Con la intensión de verificar si se trataba de un error, se decidió visitar su casa y revisar cada área de ella. En la segunda planta de la gran casona, se encontraron con el ático, donde había una puerta cerrada con candado. Al abrirla, se toparon con una pequeña habitación con un hedor insoportable, que albergaba a Blanche en posición fetal. Se encontraba en inhumanas condiciones, sobre un colchón putrefacto hecho de paja, envuelta y rodeada de heces y restos de comida; como trozos de carne, verduras, pescado y pan podrido. Blanche estaba desnuda y desnutrida, pesando apenas veintitrés kilogramos. Estaba presa a un grillete de hierro remachado a la pared que la sujetaba por el tobillo. La piel en la zona del pie era carne viva debido al contacto permanente con el metal. Al ver a los hombres gritó con demencia, aterrada por la presencia humana después de tanto tiempo. La mujer fue rescatada por las autoridades. No había visto la luz solar en veinticinco años.


Su madre, la viuda Monnier fue arrestada y terminó confesando lo que había ocurrido. Indicó que se encontraba muy preocupada de que su hija se enredara con un hombre mayor que además tenia fama de ser un comerciante fracasado de poco estatus social. El honor de la familia se encontraba en juego así que decidió encerrar a su hija en un cuarto hasta que lo rechazara, pero Blanche siempre mantuvo su firmeza de amar al hombre y nunca abandonar su sentimiento. La viuda poco tiempos después enfermó por la impresión de ser descubierta, falleciendo a los quince días más tarde de un infarto al ver su celda rodeada de gente furiosa que trataba de entrar para reprenderla. Marcel, su hermano, fue llevado ante el tribunal y fue inicialmente condenado, pero más tarde fue absuelto tras una apelación; Marcel era retrasado mental y, a pesar de que los jueces criticaron su condición, encontraron que el "deber de liberar" no existía en el código penal en aquel tiempo. Marcel fue encontrado culpable y sentenciado tan solo a quince meses de prisión. Se descubrió también que el servicio doméstico estaba en complicidad por el hecho, recibiendo una compensación monetaria alta para no decir nada.


Por su parte, Blanche Monnier, después de haber sido liberada de su pequeña e inmunda prisión, fue ingresada al Hospital Psiquiátrico de Blois, al sur de Paris, por los graves problemas mentales que tan prolongado encierro y en tales condiciones le habían provocado, muriendo allí en en año 1913, mismo año que su hermano Marcel, que se encontraba retirado en una mansión de los Pirineos. 


La mujer comenzó a ser conocida como La Séquestrée de Poitiers (La Secuestrada de Poitiers) y en 1930, el escritor francés André Paul Guillaume Gide (París, 22 de noviembre de 1869-París, 19 de febrero de 1951), publicó un libro sobre el sonado incidente llamado La Séquestrée de Poitiers, cambiando poco pero manteniendo los nombres de los protagonistas. Dicho escritor ganó el Premio Nobel de Literatura en el año 1947.


Amar al hombre equivocado fue el acto de amor que dejó a Blanche Monnier completamente trastornada, afectó a su familia y la alejó del cariño de aquél por el que sufrió toda su vida y al que jamás tuvo oportunidad de volver a ver. Lo que para muchos es una de las historias más románticas del siglo XIX (la enamorada que no quiso renunciar a su amor ni siquiera después de muerto), para otros tantos es un reflejo de la irracionalidad que puede promover un sistema de valores intolerante y clasista como el de la aristocracia francesa de la época.

"El dolor es el alimento esencial del amor."

Maurice Maeterlinck

lunes, 10 de agosto de 2020

La historia de Rosalía Lombardo

La realidad a veces supera la ficción. Muchos consideran que la vida es un sueño hermoso el cual hay que disfrutar y aprovechar cada día, pero para otros, la vida simplemente es un chiste cruel que se puede convertir en una pesadilla terrible al haber un hecho trágico que cambie su ritmo drásticamente en el que llevan su existencia. La muerte es siempre injusta e inoportuna, en especial con los niños.


Rosalía Lombardo nació en la ciudad de Palermo, capital de la región autónoma de Sicilia, en Italia, el 13 de diciembre de 1918. La preciosa niña rubia era hija de Mario Lombardo, un acaudalado oficial del ejército italiano, y de su esposa María Di Cara. La niña fue recibida con amor y era la dicha y felicidad de sus padres, los cuales sentían la iluminación de su hogar con la presencia de la bella infante. 


Pero la dicha duró poco para la familia. Rosalía no llegó a celebrar su segundo cumpleaños ya que falleció una semana antes, el 6 de diciembre de 1920, de una bronconeumonía, como resultado de la Gripe Española. Esa época era especialmente difícil ya que los más pequeños, de familias más humildes, tenían muertes precoces por desnutrición, y enfermedades tales como la difteria, el tifus, la polio, la viruela, entre otras. Los hijos de las familias acaudaladas, morían de neumonías.


Ante tal perdida, su padre Mario no podía soportar la idea de vivir ni un solo día sin ver el rostro de su hija Rosalía. Esa pequeña niña rubia de tan solo dos años de edad. Por la tragedia, Mario pensó que como no pudo salvar la vida de su hija ni era posible regresarla de la muerte, al menos podría preservar su memoria, e incluso su cuerpo. Fue entonces cuando contactó a Alfredo Salafia (7 de noviembre de 1869 - 31 de enero de 1933) un profesor de química de la ciudad, y también un notable embalsamador y taxidermista de animales. Mario le solicitó preservar el cuerpo de su hija Rosalía en el estado más natural posible, costara lo que costara.


Salafia hizo uso de su "fórmula secreta", que guardaba celosamente, que consistió en la sustitución de la sangre de la niña con una solución de formalina, sulfato de zinc y cloruro, alcohol etílico, ácido salicílico y glicerina. Este proceso se realizó a través de una inyección de un solo punto, directamente en la arteria femoral a través de un inyector de gravedad. La mezcla conservo muy bien el cuerpo de la niña, ya que el ácido salicílico evitó la proliferación de hongos, y glicerina previno el excesivo secamiento de los tejidos corporales. 


Luego de la momificación de la niña, fue conocida como "La Bella Durmiente"


Es importante mencionar que en el mes de julio del año 2008, el equipo formado por la paleontóloga Stephanie Panzer, y otros expertos; como Albert R. Zink, y Dario Piombino-Mascali, practicaron un estudio con rayos X, demostrando que el cuerpo, incluidos los órganos, se encuentran en muy buen estado de conservación y con un grado de deterioro muy leve.


En la actualidad, el cadáver se encuentra bajo una cubierta de cristal, colocado en un pedestal de madera, sellada en un ataúd localizado en una pequeña capilla al final del recorrido en la Capilla de los Niños de las catacumbas de los Capuchinos de Palermo, siendo uno de los últimos cadáveres en ser admitido. 


El acceso está disponible para el público con la acotación de que se trata de uno de los cuerpos mejor conservados de la colección. Pero, el cuerpo de Rosalía guardó siempre un misterio. 


Durante muchos años y varias veces al día, diversos visitantes han sido testigos de que la niña abre los ojos, observa todo a su alrededor y luego, los vuelve a cerrar, revelando sus iris azules intactos. Algunos piensas que es una  ilusión óptica producida por la luz que se filtra a través de las ventanas laterales, que durante el día está sujeta a cambios. 


Otros opinan que Alfredo Salafia, además de ser un famoso profesor de química y un notable embalsamador y taxidermista, era también un ocultista, el cual había recibido casi toda la fortuna de Mario Lombardo, para mantener una pequeña fracción del alma o la esencia de la niña en su propio cuerpo luego de su muerte.


Muchos piensan que su historia esta ligada a una maldición, y dicen que todos aquellos que vean los ojos de Rosalía Lombardo, incluso a través de las fotografías, pueden ser sus próximas víctimas, es decir, la niña podría poseer por breves periodos de tiempo a la persona, todo con el fin de poder vivir un poco, esa vida que la muerte le arrebato, y luego, caer muertas de un infarto. Así pues, la única manera que esa pequeña fracción de alma, o esencia de Rosalía Lombardo puede salir de su seco cuerpo, es entrando por los ojos, de manera aleatoria, de todas aquellas personas que han visto sus ojos, bien sea frente a frente o por medio de fotografías.