Asia Central y Asia del Sur tienen en su diversidad folclórica una criatura legendaria que toma la apariencia de una horrenda y aterradora mujer con características demoniacas que posee la costumbre de alimentarse con sangre. En países de esa región como La India, Nepal, Pakistán, Kazajstán, Uzbekistán, Turkmenistán, Kirguistán y Tayikistán creen que Pichal Peri es un espíritu demoniaco que se hace pasar por personas, precisamente en mujeres bellas para atraer a los hombres hacia zonas lejanas de los bosques profundos y aislados después del anochecer. Una vez que se encuentran perdidos y asustados, proceden a alimentarse con ellos.
Se le conoce como Pichal Peri (پچھل پيری), Churail (چڑیل) o Churel (चुड़ैल), que en idioma urdu significa "pies volteados". Un monstruo sobrenatural que es muy mencionado en las historias de fantasmas y leyendas de los mencionados países. Según el folklore indio-pakistaníe, este ser tiene dos formas: una mujer pálida de larga cabellera que posee una hermosa y cautivadora sonrisa. Lleva un largo vestido indio nativo que le cubre los pies y, en algunas ocasiones no está vestida, dejando ver que tiene los pies largos e invertidos.
Una vez que logra atraer a los hombres a la parte más oscura del bosque, la mujer adquiere otra apariencia, convirtiéndose en una criatura alargada de seis metros, de tez oscura, aterradora, fea y decadente que reclama la sangre y la vida de su victima. Su cara se alarga tornándose como una cabra, su cabello se alborota, sus ojos se tornan circulares y sin vida similares a los de los tiburones y su espalda se dobla y joroba.
Los desafortunados aparecen a los días siguientes casi secos por la sangre despojada de sus cuerpos y sin hígados. Los informes sobre su avistamiento indican que se le suele ver en las cadenas montañosas del norte de Pakistán y las estribaciones del Himalaya de la India. En Pakistán, tales avistamientos generalmente se informan en las regiones montañosas rurales de las provincias de Khyber Pakhtunkhwa y Punjab.
Se cuenta que hay quienes han escapado de su desafortunado encuentro al darse cuenta a tiempo que se trata de Pichal Peri. Unos dicen que se puede saber que es éste ente al ver sus ojos con tintes hipnóticos que se tornan violetas en la oscuridad, sus pies largos y volteados y sus manos con suaves e irreales movimientos que tienen largas uñas negras.
Uno en particular contó su temerosa experiencia indicando que él junto a su vecino, miembros de una aldea rural, iban al bosque a mitad de la noche para ver si era cierta la leyenda. En medio de la oscuridad apareció una joven con poca ropa sollozando indicando que su casa había sido atacada por un hombre malvado que casi la había violado.
El hombre sobreviviente manifestó que la mujer de inmediato se arrimó junto a su vecino para que la cuidara y abrazara. Él trataba de hacerlo caer en cuenta pero no funcionó. Como por arte de magia, parecían caminar a pasos agigantados hasta que desaparecieron del camino. El hombre buscó por todos lados, gritó y corrió pero no los encontró hasta que, en medio de la oscuridad, a unos metros adelante, pudo observar a un terrible monstruo con apariencia femenina tomando sangre del cuerpo inerte de su vecino y comiéndose su hígado. El sujeto se salvó porque llevaba consigo trozos de papeles inscritos con versos sagrados que le sirvieron de amuletos al pronuncian el nombre de Dios.
En muchas aldeas rurales, los más ancianos afirman que los lugareños y turistas desaparecen cada año cuando van solos al bosque. A muchos los encuentran muertos, a otros nunca más se los vuelve a ver. Los más viejos de Naran han llegado a asegurar que Pichal Peri, a final de los meses de mayo y noviembre, transita en varios de los accesos fríos de Malka Parbat, el pico más alto en el valle de Kaghan, Khyber Pakhtunkhwa, en Pakistán. Allí, muchos escaladores han muerto intentando escalar la montaña. Los lugareños de Naran creen firmemente que esos meses son los más peligrosos y esto se debe a entidades sobrenaturales como el Pichal Peri, vuelven a la fría montaña.
Para probar la existencia de este horrible ser, se dice que un grupo de tres hombres debe de dirigirse una noche de luna llena a la parte más oscura y aislada de los profundos bosques de las regiones señaladas y, una vez pase la medianoche, todos deben gritar con todas sus fuerzas "Pichal Peri". Pasados unos minutos, la aterradora bruja vendrá buscando a aquellos que la llamaron. La experiencia puede ser traumática y horrorosa ya que la entidad odia que la llamen por ese nombre, cuya traducción le da entender como "retroceso".
El origen de su leyenda es muy antiguo, y se dice que se trataba de una mujer que vivía sola y lejos de las aldeas rurales de La India. Hacia todo por sí misma y se alimentaba de la caza y pesca de animales, teniendo a su alcance los productos de la naturaleza como plantas, hojas, tierra, corteza de árboles y demás que usaba como alimento, ungüentos, bebedizos o productos personales. Un día, un hombre de Pakistán llegó hasta tan alejado territorio y quedó sorprendido al encontrar allí a una mujer. Él se encontraba muy cansado y sediento y ella lo hidrató y le dio albergue. El hombre se sorprendió por el alto conocimiento medicinal que tenía la mujer y por la capacidad que tenía la mujer de "curar con sus manos".
Él pensó inicialmente que ella era una mujer ignorante y se lo hizo saber groseramente, algo que ella le enojo mucho. Con el tiempo, ambos comenzaron a utilizar un lenguaje para entenderse y pronto comenzaron a utilizar su idioma nativo. Poco a poco se enamoraron y se prometieron amor eterno. Estarían para siempre juntos. Un día, la benévola mujer fue al río a buscar agua y ciertas plantas y cuando regresó a su hogar, encontró todo en ruinas y en medio del fuego. El hombre le dijo que no le quedaba nada allí y que se fuera con él.
La desdichada mujer miro con gran tristeza como su hogar y sus posesiones habían desaparecido por el fuego. Al tratar de reclamarlo el porqué había hecho tal acto, el hombre dejo caer su billetera, la cual tenía fotografías de su esposa y de sus hijas. La mujer enloqueció de ira y huyo a las profundidades del bosque maldiciendo su suerte y a aquel hombre que le había arrebatado el amor y todas su pertenencias. No le quedaba nada más así que uso lo que le quedaba, la rabia, y la uso en su contra.
El hombre regresó a su tierra escapando de la suerte que le había preparado la mujer, la cual había hecho unos hechizos para no dejarlo salir nunca del territorio boscoso y que los animales de la tierra húmeda se comieran su cuerpo. La mujer se tornó oscura, turbia y descuidada, delgada y aferrada al odio y la venganza pero nada de eso le sirvió. Su estilo de vida y oscuros hechizos la hizo tener un aura vil e insidiosa a su alrededor y, con un cuerpo decrepito y marchito, cabello sucio y alborotado, piel sucia y delgada hasta el extremo, se aproximó cierto día a un árbol de eucalipto y pidió a los seres oscuros de la naturaleza que tomaran su cuerpo y le permitieran mantenerse en el mundo físico.
Su cuerpo muerto y maltrecho cayó justo debajo del árbol de eucalipto, el cual quedó sepultado por la lluvia y la tierra húmeda. Se dice que seres vengativos de la naturaleza tomaron su cuerpo y le dieron un "soplo de vida" para regresarla al mundo de los vivos con el fin de que cumpliera con su venganza, buscado a cada hombre que se encuentre lejos de su hogar y se desvié de la idea se alejarse de su familia para buscar instintos humanos básicos.
Otros aseguran que un demonio del mundo natural, un visitante del lado oscuro de la creación, se adueñó del cuerpo muerto de la mujer y lo tomó como suyo, cambiando su apariencia de como era antes a como se volvió luego para ingerir sangre y arrebatar órganos vitales del cuerpo humano, teniendo la particularidad de poseer los pies al revés, opuesto al de un humano, distinguiéndolos de los vivos, la única parte del cuerpo que estas entidades no pueden copiar. Los pies hacen a los humanos seres vivientes diferentes, capaces de tocar la creación por como somos.
Los demonios no pueden hacerlo de este modo, ya que deben de tocar el plano en el que se encuentren con sus pies verdaderos, no importa si están disfrazados o no.
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