domingo, 23 de abril de 2023

La Cosa sin Nombre de Berkeley Square

Hay lugares abandonados en cada parte del mundo, muchos de ellos los cuales desconocemos. Su historia va desde lo usual hasta en que en un punto su energía se trastorna y cambia para ser un ambiente pesado y hasta a veces aterrador. Sus apariciones van desde entidades invisibles sombras casi inofensivas hasta manifestaciones físicas que mueven cosas y visiones sobrenaturales sacadas de las más horrendas pesadillas. Pero hay lugares, sitios muy puntuales en donde las entidades que se presentan son tan extrañas que no son especificadas. Este es un ejemplo de ello.


The Nameless Thing of Berkeley Square o La Cosa sin Nombre de Berkeley Square fue una entidad extraña que se creé que apareció en los siglos XVIII-XIX en el edificio número 50 de Berkeley Square, ubicado en Mayfair en la ciudad de Westminster, distrito en el centro de Londres. Muchos se han cuestionado sobre qué es dicha entidad; algunos piensan que es una criatura sobrenatural salida de las profundidades del mismo edificio y otros creen que esta entidad es un críptido o mutante inteligente y se puede clasificar como un cefalópodo por sus características.


Berkeley Square es una plaza ajardinada en el West End de Londres y una de las más conocidas del país. El lugar fue diseñado a mediados del siglo XVIII por el arquitecto, paisajista, pintor y diseñador de muebles inglés William Kent y originalmente se extendía más al sur. Como la mayoría de las plazas de las ciudades británicas, está rodeada en gran parte por grandes casas adosadas y originalmente, estas eran las residencias londinenses de familias muy ricas que pasaban la mayor parte del año en su casa de campo. 


En la actualidad, solo un edificio, el número 48 sigue siendo íntegramente residencial. La mayoría se han convertido en oficinas para negocios típicos de Mayfair, como espacios de reunión, fondos de cobertura, cazatalentos y negocios de gestión de patrimonio. Muchas personas de renombre se alojaron en dichos edificios; como el ex Primer Ministro de Reino Unido Winston Churchill, que se hospedó en el número 48, y luego el abogado y político George Canning, que se quedó en el número 50. Fue en este preciso edificio donde tuvo lugar la historia.


Nadie sabe con exactitud cuándo el edificio obtuvo su aterradora reputación, pero se dice que el primer incidente ocurrió a fines del siglo XVIII y comenzaron a intensificarse en algún momento del año 1839, cuando los informes de los periódicos comenzaron a llamar a este edificio como "perturbador", "embrujado" y hasta "habitado por algo verdaderamente demoníaco". Especialmente en el segundo piso del complejo, donde parecía intensificarse la actividad en una de sus habitaciones. El lugar ahuyentó a las personas por su mala reputación y el espacio habitacional estuvo vacío por durante un tiempo.


En el año 1841, un estudiante de la ciudad, de veinte años llamado Robert Warboys, se enteró de los espeluznantes rumores en este edificio. Él manifestaba no creer en fantasmas ni en cuentos de aparecidos así que, se dirigió al lugar para probar su punto. Allí se encontró con Phillip Benson, el entonces propietario y guardia del edificio número 50 de Berkeley Square. Warboys le indicó que pasaría una noche en la habitación encantada del segundo piso y el señor Benson estuvo de acuerdo muy a su pesar, ya que creía firmemente que algo extraño aparecía en dicha habitación, la cual mantenía cerrada. La única condición que puso Benson fue que Warboys fuera bajo su propio riesgo y armado, Robert accedió, por lo que se aventuró a la habitación con un revólver y una vela.


Robert Warboys había oído del lugar pero había sido incitado por un grupo de amigos de que pasara la noche en el lugar que ya era tomado como un sitio de leyenda urbana. Sus cinco amigos lo acompañaron e indicaron que pidiera ayuda si veía algo sobrenatural y terrible, mientras ellos estarían en la sala del primer piso, como parte de su apuesta. Warboys dio las buenas noches a la compañía, subió las escaleras y se hospedó en la infame habitación. Una vez dentro, observó el sitio y se acostó en la cama tomando de su mano derecha el arma y con la otra la campana de aviso. Abajo, en la sala, se encontraban sus amigos bromeando y acomodando todo para dormir mientras que el señor Benson se sentó en su silla con los oídos atentos al sonido más mínimo. No era la primera vez que curiosos venían, pero si uno que sabía sobre la fama del lugar y aun así se quedaba en el foco de la actividad.


Unos cuarenta y cinco minutos más tarde, a medianoche, el furioso tintineo de la campana despertó a los amigos mientras que el señor Benson se apresuraba por las escaleras, subiendo de dos en dos los escalones pero cuando estaba a punto de llegar a la puerta de la habitación escuchó un disparo. Se apuró en abrir la puerta de la habitación vio lo más horrible de su vida. La habitación era exactamente la misma que antes, pero en una esquina estaba el cadáver de Robert Warboys con la más horrible expresión de su rostro; había muerto de miedo. Había disparado a algo, pero no había rastro de a qué. Examinaron su cuerpo pero no habían señales de heridas en todo su cuerpo.


Otras veces, a los pocos años volvió a aparecer. Las víctimas eran dos marineros del navío HMS Penélope en Portsmouth,  la mayor ciudad de mayor densidad de población en Reino Unido, llamados Robert Martin y Edward Blunden.


Llegaron a Berkeley Square y se quedaron en el edificio 50, alojándose ambos en la habitación del segundo piso. Casi una hora después, Blunden se despertó y vio algo gris que se arrastraba por el suelo de madera. Él despertó a Martin y tomó su arma, pero luego la cosa saltó y aterrizó en el cuello de Blunden. 


Martin fue a buscar a la policía, pero cuando llegaron a la habitación, estaba vacía. Encontraron el cadáver de Blunden en el sótano, el cual tenía  la misma expresión horrorosa que una vez tuvo Robert Warboys.


Otra víctima fue un viajero inglés llamado Thomas Lyttelton, quien también se quedó en la terrible habitación. Él vio algo extraño en la oscuridad y logró dispararle. Estaba seguro de que estaba muerto, pero no pudo encontrar el cadáver. 


Fue el primero que pudo indicar con más detalles lo que realmente había divisado en la oscuridad y, al igual que muchas personas en años recientes que han visto a esta entidad afirman que toma la forma de un pulpo, debido a sus tentáculos viscosos.


Cabe señalar que Lyttelton escribió un libro llamado Notes and Queries, publicado en el año 1897, donde relata su experiencia en el lugar, catalogándolo como "un sitio sobrenaturalmente fatídico para el cuerpo y para el alma".


Algunos investigadores han tratado de darle explicación a la "Cosa sin Nombre" y especulan que en realidad puede ser una especie de Octopus PotamodromusPulpo de Agua Dulce mutado, también puede ser un animal marino anfibio desconocido que logró migrar desde el Río Támesis, al sur de Inglaterra, al vasto sistema de alcantarillado subterráneo de Londres, donde pudo infiltrarse en el Berkeley Square a través de la plomería, pudiendo llegar a la habitación del segundo piso por medio de la poceta.


También se puede especular que esta bestia buscaba alimentarse de la amplia población de ratas que habitaba en la casa, cuando tropezó con todos los huéspedes de la habitación. Pero nadie puede tener esa expresión de horror por un simple pulpo, eso es seguro.


Desde el año 1938, el primer piso del edificio 50 de Berkeley Square se usa como una librería llamada Maggs Brother, propiedad de Edward Maggs. Los trabajadores no han indicado nada anormal en el lugar pero ellos tienen solo una condición para trabajar allí y es que a ninguno se les permite subir al segundo piso por las dudas. Nada ha sucedido desde entonces.

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