domingo, 25 de septiembre de 2016

El secreto de los Anazasi

Los Anasazi o Los Antiguos, en vocablo navajo, fueron una antigua población cultural que se asentó y tuvo sus cultivos en la región de Las Cuatro Esquinas, la superficie de los estados actuales de Colorado, Utah, Arizona y Nuevo México, entre el año 1 y 1300 D.C. Siendo una tribu nómada de cazadores y recolectores, se les atribuye la producción de la alfarería, cestería, la formación de herramientas, vestimentas y finos adornos. 


Entre sus logros arquitectónicos se incluyen los Cliff Dwellings o moradas en cuevas de peñascos, y los pueblos, que eran aldeas personalizadas al estilo de complejos de departamentos. Con la expansión del terreno y el crecimiento de su población, sus comunidades agrícolas intercambiaban mercaderías a través de una elaborada red de comercio mediante el trueque.



Hacían su ropa con piel de animales y vestían trajes hechos de plumas de pavo. En los pies, usaban sandalias hechas con fibras de las plantas. Recolectaban plantas silvestres, como el amaranto, nueces de piñón, hierba india de arroz, semillas de girasol y semillas de mostaza tanaceto. Domesticando pavos y perros salvajes. Sus viviendas eran calentadas con piedras calientes que colocaban en un hoyo excavado en el centro del piso. Usaban como lugar de almacenamiento pozos que revestían con yeso o losas planas de piedra, demostrándose que la vida y las actividades de la comunidad eran muy importantes para ellos.



Se establecieron en unos acantilados de difícil acceso, valles y mesetas para luego desaparecer de la historia unas décadas después, dejando atrás sus enseres como si pensaran volver, pero nunca regresaron. Gracias a los restos arqueológicos encontrados, se demostró su conocimiento en el tejido y la cerámica. 



Dibujaban además símbolos que no han sido descifrados y observaban los desplazamientos solares. Su civilización ha dejado varios vestigios monumentales y litúrgicos en distintos lugares, de los cuales dos han sido clasificados como patrimonio mundial por la Unesco, siendo uno de ellos el de Mesa Verde, declarado en 1978. Sus propios idiomas no comparten un nombre común para referirse a esa cultura, por lo que actualmente se utiliza el término “pueblos ancestrales”. 



Son considerados como una de las culturas más misteriosas en el mundo por su desaparición. Algunos la atribuyen a la sequía que afecto la zona, otros que se debió a razones más oscuras.



En un punto entre el año 1200 D.C. empezaron a fortificar los poblados con altos muros y hubo algunos desplazamientos a los acantilados, donde las condiciones de vida eran difíciles ya que quedaban lejos de los campos de cultivo y resultaba difícil acarrear el agua y las piedras y materiales necesarios para sus construcciones. Luego, 50 años después también abandonaron los acantilados, desapareciendo definitivamente, aunque existe la teoría de que los indios Hopi y los Zuñi sean sus descendientes.



Sobre este traslado existen diferentes teorías, una de ellas es la existencia de una fuerte sequía que los obligó a trasladar los poblados, sin embargo podrían haber tenido acceso a manantiales sin tener que trasladarse a los acantilados. Por otro lado en los acantilados podían evitar las condiciones climáticas mas extrema protegiéndose de la lluvia y la nieve en invierno y el mayor calor en verano, al tiempo eran una protección natural contra los enemigos. 



Otra teoría es la del aumento demográfico que habría echo insuficiente los cultivos para alimentar a una población de cuarenta o cincuenta mil personas. En la zona de las Cuatro Esquinas, los campos estaban cubiertos de cultivos de maíz, calabazas y judías.



La teoría más acertada para explicar la gran migración fue la del miedo frente a un ataque y la búsqueda de la mejor protección. En este sentido, en Cedar Mesa y en otros asentamientos se encuentran torres desde las que podían vigilar su manantial y la llegada del enemigo. Fue de ese modo que establecieron un centro de peregrinación en Cañon Chaco con el fin de ser iluminados por los espíritus y realizar rituales religiosos, iniciados originalmente en el año 950.


En la cornisa rocosa de Cedar Mesa existen unas ruinas en la cima de la colina con dibujos de osos, leones de montañas, carneros y figuras antropomorfas. Los Anazasi no tenían enemigos, así que ¿A qué le temían?



Se sabe que las ceremonias eran practicadas en altares hecho de madera pintada y, por el descubrimiento de semillas de datura en Mesa Verde, se sabe que tenían un protocolo con éstas para provocar visiones durante las ceremonias. En las excavaciones actuales se encontraron báculos de oración que eran mayormente ofrecidos a los espíritus. Adoraban al dios Kokopelli y a los Kachinas, espíritus invisibles de la naturaleza y sus ceremonias colectivas estaban destinadas a invocarlos para la mejora y protección de la comunidad.



Algunos piensan que en un punto entre el año 1.000 y 1.100 D.C., los Anazasi creyentes dejaron de seguir las sagradas leyes que los espíritus les daban, por lo que éstos se manifestaron en forma de animales para atormentarlos y que recapacitaran. Lobos, coyotes, serpientes, cuervos y hasta búfalos eran las manifestaciones en la que los espíritus de la naturaleza adquirían para asustar a la población. Durante las noches, los niños eran los más propensos a desaparecer gracias a los espíritus, quienes se los llevaban.



Como último recurso, los sacerdote Anazasi prepararon una ceremonia especial donde hicieron llamar a los espíritus de la naturaleza y los atraparon en los objetos que ellos usaban para comunicarse, piedras rituales, cetros y piezas de cerámica. Escondiéndolos luego en las cuevas, alrededor de sus hogares. Pero eso no fue su suficiente, por lo que decidieron tomar sus pertenencias y emigrar a los acantilados, mientras otros solo fortificaban las comunidades para evitar que la esencia de ellos entrase a atormentarlos de nuevo.



Ni en sus casas fortificadas ni en los acantilados estuvieron a salvo de estos seres de sombra, ya que al caer la noche los miembros de las familias se convertían en personas violentas que atentaban contra sus conocidos, ocasionando muerte.



Al no aguantar más la locura en su gente y los accidentes repentinos en las comunidades, los pocos Anazasi que quedaban partieron de sus viviendas dejando todo atrás para tener un nuevo comienzo en un lugar lejano, terminando su civilización para siempre al abandonar sus hogares. Muchos consideran que éstos espíritus de la naturaleza no eran más que demonios liberados de las cuevas en donde los Anazasi construyeron sus casas que, mediante ceremonias, se mantenían latentes dándoles ordenes a los pobladores para obtener más poder y al desobedecerlos, atentaron contra ellos. Otros sin embargo opinan que se trató de seres de otro planeta que ayudaron a los Anazasi a tener una idea visionaria para la construcción de implementos, ropa y accesorios.


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