Nuestro mundo es una mina de misterios. Innumerables cosas extrañas y muy polémicas se han visto y descubierto y aún, en tiempos actuales, faltan muchas por descubrir. Tan grande y pequeña al mismo tiempo, la Tierra posee en su territorio miles de millones de misterios que esperan a ser descubiertos y estudiados. Aquí sabrás la existencia de otro lugar fascinante y la persona encargada de visitarla y registrarla fotográficamente.
El explorador británico Alfred Isaac Middleton (27 de enero de 1845- 14 de abril de 1901), recorrió durante su vida los rincones más apartados e inaccesibles del mundo. Tenía la intención y obsesión de encontrar la nueva maravilla zoológica, botánica o arqueológica que lo catapultara a la fama mundial. Entre sus viajes, sus destinos más transitados fueron el sureste de Asia, en África y las selvas del Amazonas, por ser rutas inaccesibles para aquel entonces.
Se sabe muy poco hoy en día de este apasionado explorador, pero existen evidencias fotográficas de algunos de sus viajes a los mencionados lugares, arrojando un poco de luz sobre sus grandes descubrimientos efectuados. De manera desafortunada, todos sus diarios y bitácoras de viajes, así como sus artículos científicos se perdieron en el año 1901 cuando Middleton y su equipo de investigadores se extraviaron durante una expedición más allá de la ciudad de Sawahlunto, Sumatra Occidental, en Indonesia, un punto tan misterioso como inaccesible.
Middleton había viajado a Indonesia junto a su equipo ya que tenía el objetivo de descubrir la fabulosa y legendaria ciudad de Dawleetoo, un lugar mágico descrito en el floklore del lugar.
Para los residentes locales, Dawleetoo es una ciudad mágica en medio de una selva brutal. Un lugar detenido en el tiempo en donde lo inhóspito se hace presente, desde primates primordiales que serían lo que se denomina como "eslabón perdido", hasta estructuras realizadas por primigenios venidos desde los confines de las estrellas.
Los murales que rodean el magnífico lugar está tallado con representaciones de dinosaurios y posibles fósiles del mundo prehistórico, además de estructuras espaciales y entidades con trajes venidas de otros planetas.
Sus moradores visten de manera extravagante y tienen, como actividad primaria la caza y la pesca.
Son civilizados pero poseen un dialecto irreconocible entre ellos, con el que se comunican de manera fluida. Además de entender algunos idiomas.
Muchos teorizan en la actualidad que dicha ciudad del floklore local es una civilización perdida en alguna dimensión paralela o un territorio en un mundo interior, debajo de la superficie. Un reino perdido en otra dimensión o una ciudadela en el Inframundo de la Tierra. Todo es posible, ya que existen abundantes informes y registros de varias culturas del pasado.
Se dice que un hombre llamado Edward Hardwicke, ex asistente del médico y escritor británico, creador del célebre detective de ficción Sherlock Holmes, Arthur Conan Doyle (Edimburgo, 22 de mayo de 1859- Crowborough, 7 de julio de 1930), tenía una colección de documentos sobre Alfred Isaac Middleton. Desde un consulado británico, los escritos daban una idea de la historia de este explorador. Middleton buscaba lugares inexplorados antes y encontrar faunas criptozológicas únicas, idea que lo llevó hasta las cuenca del Tarim, en China. Allí, entre el desierto de Taklamakán y el desierto de Gobi, al sur de las montañas Kuruktag, visitó el lago Lop Nor.
El Lop Nor es el segundo lago de agua salada más grande de China y una importante base de producción de sulfato de potasio, y fue allí que Middleton encontró un papiro dorado que tenía impreso un mapa especial en él. Continuando con su historia desde ese punto, según el libro The Lost Casket of Dawleetoo: The Search for One of the World's Greatest Lost Treasures (que puedes comprar por Amazon dándole clic aquí), el explorador y su equipo partieron a Indonesia para seguir las instrucciones del mapa con un traductor en lenguas antiguas. Yendo más allá de la ciudad de Sawahlunto, en Sumatra Occidental, el grupo encontró una ciudad asombrosa en las profundidades de una boscosa jungla.
Los expedicionistas duraron unos pocos días allí en la ciudad donde comenzaron a investigar sobre la procedencia de algunas de las estructuras y dibujos en altos relieves de algunos murales, a lo que solo recibieron como respuesta de los pobladores que debían de ir más allá de los límites de Dawleetoo para encontrar todas las respuestas a sus preguntas insistentes.
El explorador no quería abandonar ese asombroso lugar, así que envió a John Hargreaves, su segundo a cargo a liderar otra expedición hacia los límites de la ciudad.
Después de tres días en medio de una espeza jungla, un clima implacable y una oscuridad casi absoluta a pesar de caminar de día, supuestamente llegaron a una ciudad dorada que bajaba hasta un lago cristalino. En medio del lugar había una estatua dorada de una mujer con rara características que venía de un continente perdido llamado Ἀτλαντίς νῆσος (Atlantis).
Se dice que Hargreaves encontró y saqueó junto a sus acompañantes un ataúd enterrado lleno de oro y huyeron con él en otra dirección. Al ver que su segundo a cargo no regresaba con la expedición, Middleton se desesperó y fue él mismo en su búsqueda.
Residentes de la ciudad dorada fueron en cacería de aquellos que habían robado su propiedad y al encontrarse con el explorador Middleton, lo tomaron como prisionero.
Middleton aparentemente murió en cautiverio al ser ofrecido como sacrificio ante la estatua de la mujer dorada, y se cree que John Hargreaves se perdió más al cambiar de rumbo dentro de las profundidades de la jungla, dejando entre la espesura el gran tesoro que encontró junto a sus acompañantes de expedición.
Debido al trágico final del explorador Alfred Isaac Middleton y su equipo, los pocos detalles que se conocen de su trabajo se muestran en estas fascinantes fotografías.
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