Seguimos con la temática sobre lugares enigmáticos, muchos de los cuales son bellos, misteriosos y notables, pero.. Hay muchos que aparte de tener su belleza natural y su toque de misterio, son muy pocos conocido y además albergan una historia digna de contar y recordar. Uno de esos sitios es el que se tratará en la presente publicación. Un lugar hermoso con una rica historia que parece abandonado por el tiempo.
La Isla de Bequia (pronunciado "Beck-Way"), es la segunda isla más grande del archipiélago caribeño de las Granadinas, un archipiélago del Caribe que se ubica en la cadena de las Antillas Menores. Tiene una población de unos cinco mil habitantes y una superficie estimada en dieciocho kilómetros cuadrados. Pertenece políticamente a San Vicente y las Granadinas, que se encuentra ubicada aproximadamente a quince kilómetros de la capital de este país, llamada Port Elizabeth, la ciudad y la principal entrada a la isla, tanto en vía marítima (ferrys, botes, yates, veleros de turistas, etc.) como aérea (avionetas). Como referencia geográfica, se puede decir que se encuentra al noroeste de Venezuela.
Es importante mencionar que el archipiélago fue una colonia británica, por lo que el idioma oficial es el inglés. El topónimo de San Vicente que da nombre al país se debe a que ese día del santoral del año 1498 desembarcó en el lugar el navegante Cristóbal Colón. La isla no es muy famosa y es la menos conocida de las miles de islas distribuidas por el paradisíaco Mar Caribe ya que mayormente su acceso es para personas acaudalados, motivado que al sur de la isla se encuentra otra llamada Mustique, la cual es una isla pequeña que es el destino favorito de muchas estrellas de rock. Sin embargo, todo aquel que tenga la suerte de viajar hasta este lugar descubrirá que se trata, sin exageración alguna, de un verdadero paraíso terrenal, tanto en lo exótico como en lo fiscal.
La mencionada ciudad isleña de Port Elizabeth alberga alojamientos muy confortables en hoteles y hermosas casas pintadas en tono pastel y arremolinadas sobre la ladera que rodea toda la extensa bahía de la ciudad; Almirantazgo y su puerto marítimo llamado Devil's Table, que mediante ferrys se conecta con las islas más cercanas, como Battowia, Balliceaux, Canouan, Mustique, Petit Nevis, Pigeon Island, y la Ille de Quatre. También hay un pequeño aeródromo para el despegue y aterrizaje de avionetas, las cuales van y vienen desde Kingstown, la capital de San Vicente y las Granadinas.
El pueblo de Paget Farm, que se encuentra al sur es una localidad pesquera en donde se pueden observar las típicas tradiciones de la isla, y todas ellas giran en torno a la pesca de atunes, peces dorados y ballenas jorobadas, utilizando métodos de más cien años de antigüedad. Lógicamente la gastronomía local se centra en los productos del mar, que se sirven siempre frescos en los restaurantes locales; como conchas y caracoles, además de diversidad de pescados. Los habitantes se dedican a la construcción de barcazas, siendo marineros o cualquier otra profesión que esté relacionada con el mar. La parada favorita de los pescadores y balleneros es Toko´s Step Down, una modesta cafetería a la orilla de la playa muy frecuentada por turistas en búsqueda de testimonios de los lugareños y lugares por fotografiar.
Otro de sus lugares de interés es Ravine Bay, una bella y relajante playa de aguas cristalinas y preciosa arena blanca, donde su acceso no es sencillo ya que es necesario un automóvil todoterreno o dar una gran caminata por el quebrado terreno, pero valdría la pena por sus paisajes únicos y ambiente tranquilo. Transitando por la carretera Uper Pea Patch se pueden contemplar las grandes casas de los extranjeros de poder económico que se han instalado en la isla, casas que se encuentran protegidas tras altos muros.
Otros lugares de belleza son las aldeas de La Pompe, Hamilton y Belmont, pero uno de los lugares más recomendados en el lugar es el Mount Pleasant, el punto más alto de la isla que se eleva hasta doscientos sesenta y ocho metros sobre el nivel del mar y desde ahí se contempla el panorama de toda la isla. Un lugar que sin duda parece no haber sido tocado por el tiempo. La colina cubierta de hierva de Saint Hilaire Point es un magnífico mirador donde se pueden admirar grandes vistas del entorno y hacer picnic, teniendo siempre de fondo la inmensidad del mar. Es importante indicar que en la isla se organizan excursiones para practicar snorkel y buceo por las aguas cristalinas.
Ahora hablemos de Moonhole Mansion. A mediados del año 1954, Thomas y Gladdie Johnston, una pareja de publicistas, viajaron de vacaciones a San Vicente y las Granadinas, enamorándose de sus bellas playas cristalinas y sus maravillosos paisajes tranquilos. En la Isla de Bequia, se alojaron en una pequeña posada de nueve habitaciones llamada Sunny Caribbean Hotel, donde conocieron a una familia isleña local de los cuales se hicieron amigos. Ésta pareja era propietaria de una zona en el estrecho extremo occidental de la isla que se encontraba deshabitado, muy cerca del pueblo de Paget Farm. Ese lugar solo era accesible a través de una larga caminata a lo largo del fondo de los acantilados o mediante embarcaciones marítimas.
Enamorados del lugar, y ansiosos por descubrir más sobre la isla, los Johnston aceptaron la invitación de la familia isleña local para visitar un acantilado caribeño que alberga un arco natural formado en sustrato volcánico conocido como Moonhole (Agujero de Luna). El lugar les pareció cautivador a la pareja, los cuales comenzaron a realizar picnics y acampar en el sitio y así, rápidamente se convirtió en el lugar favorito de los Johnston. Al regresar a EEUU, prometieron regresar constantemente a la isla. En la década de 1960, ambos se decidieron y se retiraron de su negocio de publicidad ubicado en Nueva York, vendieron todas sus posesiones materiales y se fueron a Bequia definitivamente.
Al llegar a su lugar favorito, compraron doce hectáreas de terreno y empezaron a construir una casa justo debajo de Moonhole, con la ayuda de carpinteros y albañiles locales de la granja del mencionado pueblo de Paget Farm. En las primeras etapas de la construcción, los Johnston vivían entre las rocas del lugar, donde su cama se asomaba terriblemente cerca de la caída hasta la orilla del acantilado. Es importante señalar que Tom no tenía entrenamiento formal como arquitecto, pero eso no lo detuvo ya que de igual modo moldeó su ciudadela isleña con elementos naturales a su alcance.
Haciendo uso de huesos de ballenas, madera reciclada nativa, piedras, objetos recuperados del mar y conchas para decorar la estructura, se comenzó a construir una gran y bella mansión. La gran casa posee grandes salas abiertas con vistas al mar con ventanas decoradas y paneles de resina sintética, flexible, transparente e incolora. Cabe destacar hay una de las habitaciones a la que bautizaron "Sala de Ballenas" porque a tempranas horas del día, podían observar ballenas recorriendo el mar. Las habitaciones rodeaban un comedor central, terraza, una piscina natural entre las rocas y un gran bar hecho del hueso de la mandíbula de una ballena jorobada.
El baño principal tenía un gran árbol que crecía a través de un gran agujero en el techo. El lugar no tenía agua ni electricidad, así que recolectaban agua de lluvia de los techos y la almacenaban en cisternas para bañarse y lavarse. En los primeros años no había camino a la casa, por lo que la gente del pueblo de Paget Farm, todos los días recorrían un tramo entre los árboles para traer al lugar frutas frescas y pan recién horneado para cocinar lo necesario.
Los Johnston bautizaron la casa como Moonhole Mansion, en honor a la vista de la luna a través del arco natural de roca volcánica. Pronto, los parientes e invitados de los Johnston comenzaron a visitarlos y quedaban enamorados del paradisíaco lugar instantáneamente, hasta el punto en que ellos también manifestaron interés para vivir allí. La Moonhole Mansion recibió atención del mundo exterior por medio de publicaciones en revistas de renombre como The New York Times y National Geographic, donde escritores y artistas se interesaron también por el lugar.
De ese modo, Thomas y Gladdie fundaron en el año 1964, la Moonhole Company Limited, con el fin de edificar en toda la propiedad adquirida un complejo de dieciséis casas más con su particular y bello estilo, conectadas entre sí por caminos de piedras que se mantenían siempre alrededor de los árboles, sin necesidad de cortarlos. En el lugar, la única regla era que sólo Thomas y Gladdie servirían de líderes del lugar. La filosofía era vivir en armonía con la naturaleza bajo estrictos valores ecológicos.
Los Johnston también se mantuvieron dedicados a la gente local que atendió y construyó Moonhole Mansion a lo largo de los años, brindándoles empleos y cubriendo sus gastos médicos y educativos. También establecieron una organización benéfica local que continúa ayudando a los necesitados en la isla hoy.
Thomas falleció en el año 2001 y legó su interés controlador en Moonhole Company Limited a un fideicomiso que se dedica a la protección y preservación de la flora, fauna y vida acuática únicas en el extremo occidental de Bequia para la posteridad. Se creó The Thomas y Gladdie Johnston Moonhole Conservation Trust Limited que se dedica a preservar la arquitectura, el estilo de vida y la visión única de los Johnston y a proteger las aves, la vida silvestre y la vida marina en la península en el extremo occidental de Bequia.
Después de la muerte de Thom, la comunidad entró en declive ya que, en ausencia de sus propietarios, la próxima generación luchó por el control y se presentaron demandas. Las contribuciones al costo del mantenimiento disminuyeron, mientras que algunas propiedades fueron alteradas de manera que contrastaban totalmente la visión inicial de los Johnston.
Cuando Moonhole Mansion comenzó a perder su dedicado personal, muchas de las casas quedaron seriamente descuidadas.
El paradisíaco hogar bajo el arco natural se volvió tan inseguro por la negligencia que fue abandonado. Parte de las rocas el arco comenzaron a caer, chocando contra el techo. Moonhole Mansion pronto quedó en ruinas.
El lugar, con sus amplias salas y habitaciones con esplendidos paisajes junto a sus terrazas olvidadas se puso a la venta a un costo que iba desde los trescientos veinticinco mil a los dos millones de dolares.
A pesar de haber tenido esas condiciones durante años, el lugar sigue siendo un paraíso en miniatura en donde un visionario utópico puso un antes y un después en el maravilloso sitio.
La corte finalmente decidió a favor del fideicomiso y las demandas terminaron.
Los trabajadores más fieles regresaron a Moonhole Mansion para levantarla nuevamente, garantizando que la visión y el legado de Thomas y Gladdie Johnston se mantuviera y respetara.
En años recientes, los hogares se fueron adecuando de nuevo, teniendo ahora once casas de propiedad privada en Moonhole y cuatro casas de Moonhole Company Limited, y algunas de las propiedades están disponibles para su alquiler para todo aquel que quiera disfrutar de una magnífica vistas de la luna, todo por un costo de mil quinientos dolares. El alquiler incluye los servicios de un talentoso cocinero y una eficiente ama de llaves.
En la actualidad, el paraíso ecológico de la comunidad es una reserva natural privada, no un destino turístico y utiliza paneles solares para la electricidad y el agua se suministra a través de enormes cisternas que recogen el agua de la lluvia.
Por el día, la actividad de interés para los turistas es el paseo en kayak, ir de buceo, caminar alrededor de la zona y sus caminos y pescar. Para información de contacto para alquileres, parte de su historia y actividades en el lugar, puedes visitar la página web oficial del sitio, dando clic aquí.
"Los verdaderos paraísos son los paraísos que hemos perdido."
Marcel Proust
"Una casa no debe construirse para ser vista, sino diseñada para que sus ocupantes puedan mirar hacia el exterior y admirar la naturaleza, disfrutando del mundo."
Thomas Johnston
"Viajar es la mejor manera de perderse y encontrarse al mismo tiempo."
Brenna Smith
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