Era el mes de Julio del año 1518 en la ciudad de Estrasburgo, Francia cuando una mujer llamada Frau Troffea salió a la calle y comenzó una danza muy jovial frente a muchas personas, se pensó que se debía a alguna celebración personal pero dicho danza se convirtió en un baile que duro casi seis días, deteniéndose de vez en cuando para comer. Ya para el quinto día de baile de Troffea, 30 personas se unieron de manera extraña a ella y, ya para un mes eran casi 408 personas las que bailaba desenfrenadas, entre ellos niños. Cada una, a un tiempo exacto de una semana, comenzaron a fallecer victimas del agotamiento, derrames cerebrales, ataques al corazón y algunas de inanición.
Se pensó que a la ciudad había llegado el Baile de San Vito (Mal de San Vito) una temible enfermedad que producía baile y retorcijones de manera compulsiva acompañada de visiones y alucinaciones, espuma por la boca y gritos espantosos; síntomas que asemejaban locura o en los casos de personas religiosas, posesiones.
Cuando la plaga empeoraba, los entes policiales buscaron de inmediatos a los médicos locales buscando alguna solución, la respuesta de éstos últimos fue que los danzantes se curarían si se les daba un plazo de 24 horas más de baile. Gracias a ello se habilitaron varios salones de bailes y se armaron escenarios de madera, colocando además músicos profesionales alrededor de éstos, sirviendo como estimulo.
Se dice que mientras las personas bailaban se encontraban en un estado de trance y que no percibían nada a su alrededor al hacerlo, no les importaba nada excepto bailar sin fin, algunos manifestaban que estaban poseídos. Pero si había algo que los bailarines no soportaban, la primera eran los zapatos puntiagudos que algunos de ello tenían según la época y la segunda era el color rojo.
Si había alguna persona que vistiese o llevase alguna prenda roja, los danzantes se aproximaban sin dejar de bailar y la amenazaban hasta que ésta se quitase y escondiese la prenda; en relación a los zapatos puntiagudos, los bailarines atacaban y arañaban a quienes lo llevaban y a los que no hacían caso a las amenazas sobre despojarse del color rojo, éstos hacían lo mismo.
Cuando el trance llegaba a un nivel avanzado, algunos danzantes caían al suelo y seguían moviéndose arrastrándose con la espalda, unos tenían convulsiones, otros echaban espuma por la boca, otros perdían el conocimientos y algunos tenían contracciones irregulares de sus extremidades. Cabe señalar que, cuando pasaban de ese estado y despertaban no recordaban lo sucedido y mencionaban que veían imágenes celestiales; todos y cada uno.
Un señor de nombre Fray Pedro de Herental fue testigo de un episodio similar en el año de 1374; este indicó que en esa época llegó desde varias partes de Alemania una misteriosa secta formada por hombres, mujeres y niños, pasando por Aachen en Aquisgrán (Alemania), luego por Hennegay para terminar en Francia. Los hombres y mujeres estaban poseídos y bailaban en sus casas, en las calles, en las iglesias; tomados de las manos y saltando sin parar. Las personas danzantes mientras lo hacían, gritaban en voz alta nombres de varios demonios, pero no tenían conciencia de ello ni pudor ante el público. Al medio terminar la danza, los dolores en el pecho que estos tenían eran horrorosos.
También se dice que en la ciudad belga de Lieja, algunos los libraron de dicho mal con rituales de exorcismo y al terminar y estar curados, decían que les parecía estar bailando sin control en un río de sangre y por esa razón la reacción de ellos era saltar. Unos decían que habían sido poseídos porque no habían sido bautizados porque los curas para ese entonces tenían concubina.
Se dice que en la ciudad de Estrasburgo había Coreomanía, un extraño trance colectivo que realiza rituales religiosos que fue documentado en diversos países de Europa entre los siglos XIV y XVIII; y Tarantismo, un raro tipo de fenómeno de histeria que ocasiona una reacción similar a las convulsiones de la epilepsia que se le atribuía a la mordedura de tarántulas. En la ciudad también habían un pequeño grupo de personas que consumían Cornezuelo de Centeno, un hongo del cual el químico suizo Albert Hoffman extrajo el LSD.
Para finales de ese verano, la epidemia se había extendido a ciudades vecinas del este de Francia como Alsacia (frontera con Alemania y Suiza). Dicha epidemia fue pasando a mediados del mes de Septiembre. Es probable que dicha epidemia suene tan absurda que sea imposible de creer, pero en realidad se tienen datos documentados (actas municipales, descripciones y audiencias escritas, etc.) que ofrecen veracidad de los hechos.
El escritor John Waller, quien redacto "Tiempo para Morir: La Extraordinaria Historia de la Plaga del Baile de 1518", ofrece una teoría coherente sobre dicha situación, afirmando que los ciudadanos padecían de hambruna motivada a un verano fuerte y unas grandes inundaciones y un invierno fatal que acabo con varios plantíos. Enfermedades como la lepra, la viruela y la sífilis también estaban en el entorno. Una nueva enfermedad para la era apareció que fue nombrada "El Sudor Ingles", que daba síntomas de intenso miedo, seguido de mareos, escalofríos, dolor de extremidades, de cuello y cabeza.
Bailaron hasta morir :D
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