Blå Jungfrun y Blåkulla - El hogar del Diablo

Blå Jungfrun o Virgen Azul, es una isla sueca que se compone de roca desnuda y parte de bosques de densas frondas en el mar Báltico. Se encuentra en el estrecho de Kalmar, entre las provincias históricas de Småland y Öland. A pesar que se encuentra deshabitada, administrativamente pertenece al municipio de Oskarshamn, ciudad y puerto de Suecia. Tiene un área de 0,7 kilómetros cuadrados y se eleva a 86 metros sobre el nivel del mar, teniendo en ella múltiples cuevas.

Desde 1926 es uno de los parques internacionales de Suecia y, como parque nacional, hay limitaciones importantes en cuanto al Allemansrätten o libre control de derecho de libre tránsito por la naturaleza, por ejemplo no se permite hacer fuego o pasar la noche en la isla. Ésto se debe a que la isla tiene un papel importante en el folclore sueco, considerándose un lugar malo y mágico, ya que espíritus malignos habitan en el interior de la isla, según los marineros que la transitaban en el año 1502.

La creencia generalizada afirma que, los Jueves Santos de cada año, las brujas de todos los lugares del mundo, venían a la isla a reunirse en Blåkulla o Blockula, en sueco moderno, una legendaria y delgada pradera donde El Diablo sostuvo la primera corte terrenal de adoradores la oscura noche en un Sabbat. 

El famoso escritor, cartógrafo y eclesiástico sueco Olaus Magnus indicó en 1555 que "hay lugares horribles en el mundo, pero que éste sin duda es uno de los más crueles porqué muchos hombres que dijeron que irían a este sitio, nunca más han regresado y, a pesar de que es un viaje difícil de hacer, muchas mujeres se dirigían allí".

En la isla hay un curioso e inmenso laberinto de piedras, compuesto por quince círculos, del que se desconoce su origen y finalidad y, de acuerdo a la tradición, cualquiera que quitara una piedra del lugar, sufriría de mala fortuna hasta que muriera o fuera regresada la piedra a su sitio. 

La pradera es famosa por ser considerada el lugar en el que las brujas asisten cada Jueves Santo (el día de descanso del Diablo) a celebrar sus aquelarres, es decir, una reunión de hechiceras en honor al maligno, en donde sacrifican a los conejos y los murciélagos de la isla, parte de la fauna isleña como fracción de sus ofrendas. Se cuenta que las brujas iban el Jueves Santo en la noche y se devolvían a sus hogares el Domingo de Gloria en la mañana.

Se dice también que las brujas al acceder a esta pradera, que no era más que una fachada para ingresa a una pradera más pequeña que tenía el paso directo a la cueva en donde El Diablo habitaba. 

En la casa habían dos habitaciones, en una había una enorme sala con una mesa muy larga en donde las brujas se sentaban y colocaban su ofrenda, como niños pequeños quemados o niñas empaladas. 

Al ser las 12:00 AM, El Diablo asistía en su apariencia "humana", con la piel negra, uñas enormes y una cabeza de macho cabrio, vestido de gris y rojo, con una capa de color de lino dorado.

El maligno caminaría por la sala buscando la ofrenda que más le agradara y, al elegirlas, iría a la otra habitación, en donde había muchas camas delicadamente talladas y elegantes que servían para fornicar con las brujas que les otorgaron los desalmados regalos. De esos actos, surgían hijos e hijas que estaban destinados a casarse unos con otros para mantener su origen maldito.

Las brujas llegaban a Blåkulla de varias maneras, tales como haciendo viajes extra-corporales, haciendo un agujero en la pared con la ayuda de la punta de una aguja cubierta con sal y haciendo un hechizo, en donde podía acceder a la morada del Diablo junto con su víctima o por el vuelo mágico de su escoba. Todas las brujas tenían que asistir con los pies untados de aceites especiales preparados con plantas que le permitían caminar sobre el agua.

Las actividades que se realizaban en este lugar profano hunden sus raíces en la tradición pre-cristiana relacionada al paganismo, la cacería de brujas descritas en 1692 en el trabajo para el libro llamado "Sadducismus Triumphatus" de Joseph Glanvill, indican que desde los años 1669 muchas mujeres fueron acusadas de brujería en el Reino de Suecia, siendo ejecutadas de inmediato. 

Pero, la primera vez que la pradera fue mencionada en un juicio de brujas fue en el año de 1597 por una presunta bruja. En las Actas de los Juicios de las Brujas de Mora, hay detalles sobre Blåkulla y las actividades que allí se realizaban.

Los niños y adolescentes que dijeron haber sido raptados por las brujas y visitado Blåkulla para ser ofrenda en los aquelarres, describieron escenas horrendas que señalaban como un animal similar a una cabra copulaba con las brujas y con otros más jóvenes a los que llamaba hijos e hijas. 

Otras de las escenas incluían partos de éstos hijos en formas de sapos y culebras. Los niños más grande y los adolescentes fueron obligados a formar parte de las horribles orgías o toda la población de donde provenían serían maldecidos.

Otros detalles eran que El Diablo era capaz de mantener relaciones sexuales consigo mismo y que las brujas se colocaban velas en sus vaginas para iluminar el festejo, en el centro de la casa había un hondo agujero del que salían llamas provenientes directamente del infierno y personas gritando de él. Sin lugar a dudas, descripciones inimaginables y repulsivas.

Las declaraciones fueron tomada por los jueces como parte de la fértil imaginación de los niños y el producto del miedo de los adolescentes, catalogándolas como alucinantes historias. Pero de igual modo las brujas fueron quemadas.

Actualmente, en verano, la isla puede ser visitada por embarcaciones turísticas desde Oskarshamn o desde Byxelkrok, una localidad al norte de Öland. Sin lugar a dudas, Blå Jungfrun y Blåkulla son lugares considerados como misteriosos y malditos.