44 días en el Infierno - La tortura a Junko Furuta

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El 4 de enero del año 1989 salio a la luz pública en Japón un suceso terrible que fue un caso muy conocido debido a la crudeza del evento y el sadismo tan terrible con que fue perpetrado. La historia comienza con Junko Furuta (古田順子), una joven que nació en Saitama, prefectura de Misato, Japón, el 18 de enero de 1971. Siendo hija de una familia de trabajadores japoneses, su humilde origen no le impidió sobresalir en las diversas actividades que realizaba, pero a pesar de ello, era una estudiante destacada y cultivaba un amplio número de amistades entre las que destacan sus compañeras de colegio y algunas vecinas.

Pero con sus compañeros era muy diferentes ya que los mantenía al margen, no los trataba mucho y no se integraba a sus actividades. No consumía drogas o alcohol, no tenía novio así que no se había relacionado sexualmente con nadie aún. Era una chica sencilla y dedicada a lo que le gustaba, los estudios.

En el mes de noviembre de 1988, cuatro estudiantes de su mismo instituto llamados Miyano Hiroshi, de 18 años; Jo Kamisaku, de 17 años; Minato Nobuharu, de 16 años; y Watanabe Yasushi de 17 años, esperaron a que Junko saliera. Hiroshi le dijo que quería hablar con ella en privado a lo que ella acepto. Los otros tres la sujetaron y la subieron a un vehículo, raptándola y llevándola luego a casa de los padres de Minato.

Para evitar cualquier tipo de investigación policial la respecto, Miyano Hiroshi, jefe del grupo y líder de la baja mafia japonesa, Los Yakuza, obligo a Junko a llamar a sus padres y decirles que no iría a casa por unos días ya que estaría realizando un trabajo de gran capacidad y lo haría con "un amigo", que todo se encontraba bien. Sus padres le creyeron ya que ella siempre había sido una chica sincera y obediente.

Al llegar los padres de Minato al domicilio, Hiroshi extorsiono a Junko para que se hiciera pasar por la novia de Jo Kamisakuro, pero la farsa termino cuando los padres de Minato perdieron su atención en eso y al asegurarse de que éstos no llamarían a la policía. Pero la situación cambio cuando Junko les pidió ayuda llorando a los padres de Minato en un momento de descuido del grupo, Hiroshi los amenazo diciendo que si intentaban intervenir llamaría a sus contactos para torturarlos, por lo cual ellos se negaron a ayudar a la chica.

Furuta intento escapar en variadas ocasiones por lo que Hiroshi decidió comenzar a torturarla de muchas formas posibles. Empezaron desde mantenerla desnuda la mayor parte del tiempo y golpearla a cada rato con palos de golf a ir subiendo los niveles de perversión en sus torturas según pasaban los días. 

Pasaron de golpearle el rostro contra el suelo de la vivienda y orinar sobre ella a violarla todos lo días, uno o los cuatro juntos por su vagina o ano, hasta invitaban a miembros de Los Yakuza a violarla, siendo unas 594 veces violada por mas de 100 hombres de la mafia organizada. En una oportunidad fue violada por 12 hombres en un solo día, no sin antes obligarla a masturbarse delante de sus captores e invitados mientras algunos tomaban cerveza o se quitaban la ropa.

La tortura siguió. Después de introducirle objetos en la vagina como una botella de vidrio y una barra de hierro, le insertaron un artefacto pirotécnico en el ano encendido, lo que le causo graves quemaduras, sin mencionar el dolor que sintió con la botella o la barra de hierro. Luego de privarla de comida y agua, Junko pedía piedad para que le dieran de comer, a lo que Hiroshi y compañía le hacia comer cucarachas vivas y beber su propia orina. Cada tortura era fotografiada por los captores.

Una de las veces que intento escapar, fue sorprendida por Watanabe Yasushi, quien llamó al resto quienes descargaron toda su ira con ella. Le clavaron 24 agujas de coser en los senos y la encerraron un rato en un refrigerador. Al salir, para "darle calor" le quemaron la vagina con los cigarrillos que estaban fumando y le pasaron el encendedor prendido por el clítoris. 

Otras de las veces la descubrieron tratando de llamar a la policía así que le rompieron los huesos de la mano a pisotones, le quemaron los párpados con cera caliente, le amputaron el pezón izquierdo con un alicate, la violaron con unas pinzas para pollo asado, propiedad del padre de Minato, desgarrándole la vagina, para luego insertarle un bombillo caliente que se rompió dentro por el tosco sadismo, provocándole a Junko serias lesiones que le hicieron perder el control de esfínteres.

Al no poderse sostener de pie, la dejaban en el piso y ella debía de arrastrarse a su manera para bajar las escaleras y hacer sus necesidades en un rincón del pasillo, las cuales soportaba de algún modo para no hacerlo delante de alguno de ellos y ser castigada y torturada. Furuta les suplicaba que la asesinaran pero el cuarteto ignoró su petición, tenían más para ella.

El miércoles 4 de enero de 1989, los cuatro pervertidos se encontraban jugando Mah-jong, un juego japones similar al solitario donde se tienen que eliminar piezas, mientras Junko estaba desnuda en el piso arrastrándose, al mirarla se burlaron de ella y la retaron a jugar. A pesar de su estado, Furuta ganó el juego, algo que irrito al campeón, Hiroshi. Con su furia desatada, ordeno que le amarraran las manos y pies a la chica para arrojarle en su estómago unas pesas, después la colgaron del techo con un arnés y la usaron como saco de boxeo. Al bajarla le quemaron un ojo con una vela encendida. Convulsionando de dolor y gritando desgarradoramente, Junko no sabia aun lo que le esperaba.

Encontrándose en el suelo, rociaron parte de su cuerpo de combustible y lo encendieron. Sus gritos y convulsiones se tornaron más fuertes pero ni eso ayudo para que los cuatro se burlaran de ella diciéndole que "no exagerase". Continuaron jugando y bebiendo cerveza. Dos horas después, cuando las llamas finalmente se consumieron, el cuerpo desfigurado de Junko apenas se movía, que duró cuatro horas en movimientos desesperados martirizantes para luego fallecer a causa de un shock.

Al terminar de beber y jugar, notaron que Junko había muerto, así que buscaron un contenedor de metal y metieron el cuerpo sin vida de Furuta, para terminar cubriéndolo de cemento. Fue transportado por el cuarteto a Kōtō, Tokio y fue abandonado en una zona baldía. Algo que ya habían planeado cuando la chica muriera ya que Hiroshi le gustaba Junko estando en el instituto, pero ella al no corresponderle, planeo una cruel venganza hacia ella.

El contenedor fue encontrado a los días, descubriendo el cadáver luego y reportado a la policía. La autopsia revelo los efectos de las torturas junto con restos de semen en su vagina y ano de mas de una centenar de hombres. Las autoridades informaron por fin a los padres de Junko quienes ya habían reportado la desaparición de su hija un mes antes. Se comenta que su madre cayo desmayada de la impresión y al saber lo ocurrido según la investigación forense, la mujer no volvió a ser la misma, teniendo que asistir a especialistas y control psicológico.

Las autoridades hicieron las investigaciones pertinentes y lo relacionaron al instituto donde también estudiaba Jo Kamisaku, quien había estado en prisión antes y su amigo Miyano Hiroshi, quien se decía que era un mafioso y había amenzado a sus padres con matarlos, así que un informante fue infiltrado en Los Yakuza e investigo al respecto, averiguando los nombres de todo el grupo. Los investigaron y, al encontrarse los cuatro, los arrestaron a todos y enjuiciados como adultos, condenándolos por secuestro y practica de heridas a la muerte, más no por violación ya que la evidencia forense no pudo demostrar que el semen en Furuta pertenecía a los acusados, aparentemente porque Furuta había sido violada por muchas personas a lo largo de su cautiverio. Los padres de Junko ganaron una demanda civil contra los padres de Minato Nobuharu, obteniendo ¥50 millones de yenes.

En el juicio, los hechos fueron confesados con extremo detalle por los jóvenes, y había bastante material fotográfico de las torturas como evidencia. Pero las condenas fueron leves comparadas con la brutalidad del crimen, lo cuál provocó mucha indignación por la poca dureza de la legislación japonesa. Se pidió la pena de muerte pero no se consiguió. A los pocos años fueron puestos en libertad por tratarse de menores de edad cuando cometieron los delitos. Una lastima ya que se trata de seres monstruosos que sin duda deben de estar en una prisión hasta el fin de su vidas.