Justo ahora, en tiempos de pandemia, la actividad OVNI se ha vuelto más recurrente en diversas partes del mundo con diferentes manifestaciones sorprendentes. Las muestras de vida inteligente siempre se han hecho presentes en toda la historia de la humanidad, incluso antes, y en todos los territorios y las culturas del planeta. Pero existe una muestra de actividad alienígena que en su momento fue tangible, teniendo un sin número de testigos que aprobaron lo sucedido. Aquí sabrás el antes y el después del Ser de Évora.
Évora es una ciudad de Portugal. Se encuentra ubicada en la región de Alentejo, comunidad intermunicipal del Alentejo Central, que esta subdividida en diecinueve parroquias. Su término municipal es uno de los más grandes de Portugal, siendo la única ciudad portuguesa miembro de la Red de ciudades más antiguas de Europa, la cual es sede de Distrito y antigua diócesis y metrópoli eclesiástica: Archidiócesis de Évora. Según el censo del año 2011, contaba con una población de 56.596 habitantes. En el año 1986 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por tener su centro histórico bien conservado, representado uno de las más ricos en monumentos del país, valiéndole el calificativo de "Ciudad-Museo".
Con un día soleado, el mediodía del 2 de noviembre del año 1959, los habitantes de Évora presenciaron uno de los acontecimientos más extraños y polémicos hasta la fecha. Un avistamiento OVNI se hizo presente en el cielo, tenia la forma de una medusa de gran tamaño que parecía "nadar" entre el aire con movimientos ondulares. Después de desaparecer de entre las nubes, unos extraños filamentos gelatinosos de color blanco y de quince centímetros comenzaron a caer por toda la ciudad, tapándola por completo en una densa capa blanquecina. Miembros policiales evacuaron la ciudad por unas horas ya que muchos edificios, parques y calles quedaron cubiertas por este extraño material, que más tarde recibieron el nombre científico de Fibralvina.
La Fibralvina, o también llamada Cabello de Ángel, Jalea de Estrellas o Algodón Silíceo, se compone de carbono, oxígeno, hidrógeno, estaño, boro, silicio, calcio y magnesio, y es una sustancia pegajosa, fibrosa y translúcida descrita como algo parecido una tela de araña, generalmente reportada durante avistamientos OVNIS y estelas de meteoritos o, curiosamente, durante las apariciones marianas de la Virgen María. Dichas manifestaciones son fenómenos que aparentemente suceden a lo largo de la historia. La Iglesia Católica ha reconocido muy pocas, y aún estas son consideradas "revelaciones privadas" por ser vistas ante una o más personas, en un lugar y tiempo histórico determinado, dejando a los fieles en libertad de creer en ellas o no. Algunas de estas apariciones han dado origen a lugares de culto o peregrinación conocidos como Santuarios Marianos.
Continuemos con el tema. Un poco antes del acontecimiento, compañeros y vecinos le avisaron al profesor Joaquim Guedes do Amaral, Director de la Escuela Industrial y Comercial de Évora, quien se encontraba en su rutina. Joaquim salió al patio de la escuela en donde estudiantes y otros profesores se encontraban admirando desconcertados el fenómeno que ocurría. En el cielo, pudo divisar un objeto extraño que se movía a gran altura. De inmediato, el sujeto decidió hacer uso de su telescopio para apreciar mejor aquella forma, a pesar de que el cielo se encontraba despejado. Joaquim pudo observar con detenimiento, un objeto con forma elíptica y de un color blanco brillante que se tornaba azul, según el movimiento que realizaba. El objeto además variaba en tamaño, expandiéndose y encogiéndose, según la dirección que tomaba, de este a oeste. Su velocidad era alarmante pero más inquietante que eso, era el tamaño que podría tener ya que a esa altura, podía ser colosal.
Poco después, cerca del objeto, apareció otro. Este, que era más pequeño, a pesar que tenia movimientos similares, tenia la forma de una medusa de gran tamaño que parecía "nadar" entre el aire con movimientos naturales con los que se impulsaba, deteniéndose y reanudando la marcha. A los pocos minutos, ambos objetos desaparecieron al mismo tiempo con dirección al oeste de Évora. Luego de la desaparición en el cielo de estos misteriosos objetos, comenzaron a descender la mencionada sustancia gelatinosa blanquecina con apariencia de tela de araña.
Cuatro horas duró este raro fenómeno, y los niños jugaban con este material mientras que los adultos lo tocaban. Joaquim ordenó que nadie tuviera contacto con dicha sustancia, especialmente los niños. El profesor dio indicaciones para que, tanto los estudiantes y alumnos, recogieran el material para realizársele un análisis en el laboratorio, pero algunos de los filamentos gelatinosos se deshacían al contacto mientras que otras perduraban un tiempo estimado de ocho minutos. Cabe destacar que, aquellas tiras blancas que duraban un poco más, cuando se tocaban dos o más, de inmediato se enredaban entre sí y formaban un espiral.
Rápidamente, el profesor Joaquim busco en el laboratorio unas pinzas y un envases de vidrio para albergar un ejemplar del desconocido material. Una vez obtenido, se dirigió en busca de su gran amigo Eugenio e Silva, quien además era miembro de la Sociedad Astronómica de Francia. Una vez de vuelta en el laboratorio, Joaquim se dispuso a analizar la muestra con su amigo presente, donde colocó parte del material en unas placas para observarlas bajo el microscopio.
Allí notó que los filamentos blancos eran gelatinosos y de apariencia similar a la tela de araña. Con cada observación tomaba notas de su descubrimiento pero algo llamó totalmente su atención: enredado entre las fibras, parecía haber una extraña célula. Tenía un núcleo circular de color amarillo intenso de 0,3 milímetros, de éste salían diez apéndices rojizos de cinco milímetros, que se comportaban similar a tentáculos y, justo en la punta de ellos, habían tres ramificaciones similares.
De inmediato, Joaquim decidió colocar una lámina de análisis para mantener la muestra resguardada pero sucedió algo aun más sorprendente. La pequeña "célula" hizo algo atípico para cualquier microorganismo de la tierra, y es que mostró una reacción defensiva al oponer resistencia a el aplastamiento de las placas. El profesor observó por el microscopio y detalló como el ser había contraído sus apéndices tentaculares y sostenía la lámina para evitar ser aplastado. Sin duda, la diminuta entidad poseía gran fuerza. Eugenio, quien se encontraba a su lado, le propuso que realizara un informe sobre todo lo ocurrido.
Así pues, Joaquim comenzó a realizar sus anotaciones: "Luego de observar el ser, éste comenzó a tener una nítida alteración de los colores, desapareciendo los contrastes de su núcleo para dar lugar a un tono amarillo castaño, que se fue haciendo cada vez más oscuro. Los tentáculos son formados de filamentos paralelos, unidos entre ellos por una sustancia gelatinosa. Cada filamento o hebra es transparente, dejando ver en su interior corpúsculos cuyo número fue aumentando con el tiempo. Estos filamentos proyectados con fuerza sobre la lámina de vidrio, dibujaron en ella una línea de contacto perfectamente definida donde parecen emerger ciertas formaciones. En medio del cuerpo central se ve una abertura en forma de boca, alrededor de la cual se observan finísimos dibujos, correspondientes, tal vez, a pliegues o fisuras existentes en la sustancia que lo compone. También pueden verse también manchas oscuras y redondas que dibujan una forma pentagonal que se hacen cada vez más regular." Cabe destacar que las observaciones fueron realizadas por un tiempo de casi dos años, donde finalmente, los tentáculos y luego el cuerpo central, se fueron desintegrando, deshilachándose progresivamente.
El profesor Joaquim dio tres posibles orígenes al Ser de Évora:
1) Larvas de medusa, algo no posible dado que opone resistencia.
2) Un tipo de extremófilo de la atmósfera no descubierto. Un extremófilo es un organismo que vive en condiciones extremas, entendiéndose como aquellas que son muy diferentes a las que viven en la mayoría de las formas de vida en la Tierra. Hasta hace poco tiempo se pensaba que en los lugares donde crecen los extremófilos era imposible que hubiera vida.
3) Un ente extraño, totalmente desconocido de la biología terrestre, que puede convertirse en la primera prueba detectada de vida extraterrestre. De ser este el caso, era posible que esta entidad solo fuera una de varias en una colonia de organismos que cabía la posibilidad que pudieran crecer aun más, encontrándose en una de las capas terrestres.
En su estudio del Ser de Évora por casi dos años, Joaquim realizó pruebas posteriores que demostraron que los fuertes apéndices del ente podían soportar trescientos cincuenta gramos de presión. También descubrió que los filamentos gelatinosos blanquecinos, de alguna manera, eran producidos por la microscópica entidad. Ya con toda la información recabada, Joaquim junto a Eugenio y otros profesores, realizaron una secuencia fotográfica cercana del ser.
Ya con sus informes realizados, Joaquim do Amaral quería hacerlos llegar a diferentes universidades de cada país, empezando por Paris con la ayuda de su amigo Eugenio. Otras universidades de países como Alemania, Inglaterra e incluso Estados Unidos eran parte del destino de los informes, con la finalidad de hacer público su descubrimiento. Pronto, Joaquim evaluó los tres posibles orígenes del Ser de Évora y de ser posible que se tratara de la tercera opción. Es decir, si se trataba de un ente extraño desconocido de la biología terrestre y todos los filamentos gelatinosos eran producido por esos seres microscópicos y por cuatro horas habían descendido tantos desde el cielo directamente a la ciudad, podrían representar un riesgo biológico para todos aquellos que habían sido expuestos, especialmente en contacto directo del material. Había la aterradora posibilidad que estos seres extendieran de manera aérea, pudiendo viajar al interior de los seres humanos, pudiendo generar algún extraño contagio.
Así pues, el profesor se puso en contacto emergente con Las Fuerza Armada del Estado Mayor de Portugal, pero ellos ya tenían conocimientos de lo ocurrido, entre ellos el hijo de su amigo Eugenio, Conceiçao e Silva, el cual era un soldado que se encontraba haciendo pruebas de aviación en la Base Aérea de Sintra, ciudad cerca de Lisboa, la capital de Portugal. Conceiçao le dijo a su padre y a Joaquim que en su prueba de vuelo, presenció los mismo fenómenos ocurridos en Évora y estos fueron verificados por los militares. Todos los testigos observaron como las fibras se desintegraban a los pocos minutos, por lo que no les dieron importancia.
De ese modo, Joaquim se puso en contacto con la Universidad de Lisboa para profundizar en el estudio del ente misterioso. Pronto, recibió una carta por parte de la Facultad de Ciencias de la universidad en donde varios catedráticos la firmaban y le aconsejaban que no publicara sus informes, la excusa era que carecían de validez y fundamento científico. Su "prestigio" correría riesgo y no estaban a favor de ello. Al poco tiempo, los profesores de dicha universidad comenzaron a difamar sus estudios e investigaciones por lo que Joaquim, para comprobar que sus pruebas y sus informes eran verídicos, decidió donar la muestra a la Facultad de Ciencias, pensó que otros científicos podrían investigarlo también, pudiendo descubrir más sobre el ser.
La lámina de análisis con la microscópica entidad fue resguardada en una caja de metal diseñada para soportar altas y bajas temperaturas, en el laboratorio de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Lisboa. El tema quedo allí ya que el régimen dictatorial de António de Oliveira Salazar impidió que surgieran noticias acerca de este hallazgo. Pasaron los años y, el 18 de marzo del año 1978, un "acto terrorista" ocurrió en la Universidad de Lisboa y en el Museo de Historia Natural, ocasionando un gran incendio que destruyó totalmente la Facultad de Ciencias, el lugar donde casualmente se encontraba la caja metálica que albergaba el organismo. El incendio acabó con todos los informes escritos, con el material fotográfico y la caja de metal jamás fue encontrada. Muchos aseguraron que la caja había sido destruida, algo no posible, otros manifestaron que sin duda había sido robada.
Durante el sábado 7 y domingo 8 de octubre del mismo año, se realizo el 1er Congreso Ibérico de Ovnilogía en Oporto, la segunda ciudad más poblada de Portugal. Dicho evento desafiaba las incredulidades oficiales y las ironías populares. Allí, decenas de especialistas portugueses, españoles y franceses debatirían durante dos días acerca de la temática extraterrestre general y de todas las intervenciones, la más esperada con interés era la de Raúl Berenguel, el cual presentaría su libro llamado Ovni: Portas para o Ano Zero (Ovnis: Puertas para el Año Cero).
Berenguel era uno de los catedráticos que se encontraba presente en la secuencia fotográfica del Ser de Évora durante la investigación del profesor Joaquim hace diecinueve años atrás. Entre Raúl Berenguel y un grupo de ufólogos lograron hacer públicas unas pocas microfotografías que el profesor había tomado de la entidad y uno de los informes más completos que no llego a publicar.
El jueves 12 de octubre de 1978, cuatro días después del congreso, una articulo apareció en la edición impresa de un periódico local. Poco a poco, la prensa general y los medios comenzaron a interesarse en el caso, preguntándose sobre el paradero de la entidad, catalogando todo como una conspiración para obtener el Ser de Évora por lideres mundiales o agencias gubernamentales para evitar divulgación de temáticas ovnis a la población.
A pesar de que no fue encontrado el ser ni se sabe más sobre él y su paradero, el profesor Joaquim do Amaral logró con su investigación que otros científicos se interesaran en el estudio de la criatura, tales como los investigadores Javier Sierra, Francisco Mourão Corrêa, que es el Coordinador de Exopolítica en Portugal y un sin fin de biólogos del fenómeno OVNI que han estudiado este caso de muy cerca. Por su parte, Conceiçao e Silva, hijo de Eugenio e Silva, se convirtió en Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea Militar de Portugal.
Ahora hagamos un salto en el tiempo. El 18 de agosto de 2017, un fotógrafo viajo a Smith's Ferry, un lugar en el condado de Valley, en el estado de Idaho, en EEUU, para presenciar un eclipse solar y tomar algunas imágenes del cielo. El fenómeno astronómico ocurriría el 21 de agosto y dejaría en total oscuridad (en pleno día) a una franja de unos ciento trece kilómetros de ancho que cruza de Estados Unidos de costa a costa. La noche del 19 de agosto, el fotógrafo se encontraba con su cámara de larga exposición con el fin de capturar una imagen de Vía Láctea. Después de haber ocurrido el eclipse solar y haber tomado las fotos del fenómeno, el sujeto volvió a casa y se dio cuenta que en una de las fotografías, había capturado algo más.
La noche del 19 de agosto, cuando había tomado fotos de la Vía Láctea de su cámara de larga exposición , había capturado un objeto desconocido. La duración de la exposición se ajustó a trece segundos. No se emitió luz desde el suelo y no habían insectos alrededor. El objeto no identificado tenia la forma de una medusa de color celeste, con extraños y bellos colores.
Ahora bien, dicha imagen tiene un parecido a una de las tantas fotos que en el año 2013 fue difundida en la red por propia NASA (National Aeronautics and Space Administration o Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, en español) en una de las veinte misiones del programa Apolo, específicamente en el Apollo 8 (1968), que tenía como destino a La Luna. El contenido visual de las mismas demuestran que hay vida fuera del planeta y que el universo, aparte de espectacular, puede resultar escalofriante. Las condiciones del espacio abierto sobretodo con la radiación pareciera que hay seres que se adaptan a ese entorno.
Dichas bioformas son Zeroides, formas de vida con apéndices tentaculares que podrían poblar los brutales límites del espacio con un proceso evolutivo diferente, pudiendo variar en dimensión de lo microscópico a lo macroscópico y podrían vivir solos o en grandes colonias. Dotados con la movilidad e inteligencia, estos seres podrían haber migrado a todos los sectores de espacio.
Su forma característica parece tener similitud con las criaturas descritas por el escritor gótico Howard Phillips Lovecraft en sus obras y relatos de horror cósmico, donde planteo de la existencia de criaturas colosales y monstruosas transitando entre dimensiones y nuestro universo.
El Ser de Évora pudo haber sido una variación de estas bioformas, de dimensión microscópica que llego a la tierra y logro sobrevivir a pesar del ámbito. Sin duda, hay vida en el universo y no somos los únicos seres terrestres que existen.