"Bogifobia", definido como un miedo irracional a las leyendas urbanas que se relacionan con lo sobrenatural enfocado a los fantasmas, amigos imaginarios y monstruos nocturnos que se esconden bajo las camas y armarios. Y es que muchos infantes y algunos adultos poseen el temor de que algún espectro salga debajo de sus camas o que entre a la habitación por medio de los closets, ya que la oscuridad también se presta para dejar volar la imaginación.
Los rincones oscuros, detrás de una escalera, un ático, un sótano o una chimenea de una casa también son escenarios que pueden provocar reacciones de miedo, incluso el temor puede influenciar al momento de dormir, quitando el sueño para estar alerta ante alguna posibilidad irracional de peligro.
A menudo se adquiere ésta fobia gracias a las amenazas e intimidaciones de los adultos para el control de su comportamiento de los niños, también al ver una película de terror que genere cierto trauma o un susto de gran impacto que quede en el inconsciente. Algún acto violento o abusos físicos y mentales pueden ser factores que fomenten un miedo de la infancia que sea muy difícil de superar.
La nictofobia o ligofobia, ambas son miedo a la oscuridad, una más fuerte que la otra, generalmente ayudan a aumentar la fobia al encontrarse a solas, ya que la inseguridad y la ya mencionada imaginación desbordada recrean hasta la más escalofriante escena de terror de una película.
En el caso de los armarios o lugares oscuros como debajo de la cama, existe una antigua leyenda proveniente de una ciudad al sureste de Canadá, llamada Barrie. Entre los años de 1845 y 1860 se decía que había una red de rutas secretas como parte de un ferrocarril subterráneo que usaban muchos esclavos americanos que entraban al pueblo y sus alrededores para formar su libertad. Se les culpo poco después a los esclavos de la desaparición de algunos niños en la temporada de invierno, muchos decían que las tormentas nevadas se los había llevado y arrastrado al sur pero los primeros sospechosos eran los esclavos.
Muchos de ellos atribuyeron las desapariciones a criaturas que aprovechaban los momentos de oscuridad y frío para salir a secuestrar infantes para destazarlos y utilizar su cuero como cobertores y su sangre cómo una rica bebida vital. Algunos pobladores ignoraron las palabras de los esclavos, otros sin embargo, se llenaron de miedo creyendo fielmente a sus palabras, pensando que los lugares más cercanos como para llevarse a los niños eran los rupestres armarios y debajo de las camas.
La leyenda creció con el pasar del tiempo por la creencia popular hasta que se hizo real para ellos al recibir declaraciones de muchos niños de algunas zonas de Canadá que afirmaban que había algo en la oscuridad.
- Ian de 8 años: "Estaba en mi cama después de comer galletas y leche cuando vi que el ropero se abría y unas caras me miraban y se reían."
- Josh de 10 años: "Estaba durmiendo y escuche un ruido al otro lado del cuarto, mi armario se abrió poco a poco y varios brazos intentaban salir de él. Querían agarrarme."
- Sarah de 7 años: "Una mujer estaba allí. Me estaba viendo mientras yo me escondía en el closet. Su piel era sucia, sus dientes amarillos y sus ojos blancos. Me hablaba muy bajito. Quería que saliera del closet."
- Sylvie de 12 años: "Pasada la media noche, la puerta del armario se abrió de golpe y una horrible criatura salio. Rugía y babiaba mientras se acercaba a los pies de mi cama, no podía gritar. Mi mamá entro a la habitación pero ya la bestia no estaba."
- Robert de 15 años: "Tengo miedos nocturnos, toda mi familia lo sabe, pero lo que digo no es mentira. Una cosa horrible salio de mi closet. No tenia extremidades pero tenia varias cabezas y las piernas cortas. Emitía sonidos extraños y se movía de un lado a otro de mi cama, como si quiera subirse a ella. Yo llore y grite. Eso fue lo más terrible que vi en mi vida."
Dichas declaraciones quedaron como parte de la leyenda urbana de los armarios, pero muchos aún las recuerdan y son varios los padres aún que los usan como referencias para asustar a sus hijos o simplemente para contarlos en forma de cuentos nocturnos en las noches.
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