El racismo, la discriminación y la xenofobia siempre han estado presentes, y sigue manteniéndose tristemente en la actualidad. El rechazo de las identidades culturales diferentes a las propias ocasiona odio, recelo y hostilidad hacia los extranjeros. La discriminación en en la mayoría de los casos, se basa en los variados prejuicios históricos, religiosos, culturales y nacionales, que llevan al xenófobo a justificar la segregación entre distintos grupos étnicos con el fin de no perder la identidad propia. Por otro lado, muchas veces se suma un prejuicio económico que considera a los inmigrantes como una competencia por los recursos disponibles en una nación.
Esta posición primitiva se encuentra presente en casi todos los pueblos de la antigüedad, aún de la cultura griega, un ejemplo de ello se dio en Esparta que aplicó en todo rigor la xenelasia o prohibición de que los extranjeros entraran en su territorio. El legislador de Lacedonia (antigua Grecia), conocido como "El Hombre que cambió Esparta", Licurgo (siglos VIII-VII aC), se opuso también a la admisión de los extranjeros, por considerarlos "sospechosos", por lo que dividió el territorio de Laconia entre nueve mil espartanos y treinta mil periecos (habitantes de Periferia en la Antigua Grecia), uno de los grupos sociales del territorio controlado por Esparta. En pueblos arcaicos también se han observado situaciones de xenofobia, lo que demuestra que este fenómeno ha estado siempre en las conductas humanas.
En la era contemporánea, la humanidad a través de sus guerras y conflictos ha aprendido la concepción del racismo y sus consecuencias pero la xenofobia lejos está de desaparecer; por el contrario, los actos racistas, los agravios individuales, la desconfianza hacia los extranjeros y las diferentes lenguas y religiones están en auge. Sin embargo, hoy día esta actitud rompe la solidaridad humana pero es común en las sociedades modernas debido a la globalización, pues ésta ha mezclado, a través de procesos de migración, integrantes de distintas razas, religiones y costumbres.
La reacción de los ciudadanos de Europa ante la llegada de personas exóticas procedentes de países lejanos en general es el rechazo, los prejuicios y una clara falta de respeto. El hecho quizás más ominoso de este comportamiento queda reflejado en la exhibición cruel y pública de gente de otros pueblos con el único fin de entretener a los espectadores, acto que se aceptó con naturalidad. En la Europa de los primeros años del siglo XIX, una época en la que teorías supuestamente científicas consideraban a los habitantes de otros pueblos como subhumanos, habían exhibiciones públicas de personas con aspecto insólito. Uno de los casos más famosos fue el de una mujer sudafricana catalogada como "bizarra y repulsiva", cuya exposición además de ser parte del entretenimiento, era un negocio rentable.
Sarah "Saartjie" Baartmann, cuyo nombre nativo era Ssehura, nació en el año 1789, en el valle de Camdeboo, cerca del río Gamtoos (actual Cabo Oriental), en Eastern Cape, Sudáfrica, siendo miembro de un grupo de ganaderos Gonaquasub de los Khoikhoi. Los Khoikhoi (Hombres de los Hombres, en lengua Khoe), son un pequeño grupo étnico nómada del África del sudoeste, específicamente de Botsuana y Namibia. Los Khoikhoi están estrechamente relacionados con los San, también conocidos como la tribu de los Bosquimanos. Ambos poseen la piel de color parda y tienen una estatura promedio de un metro con cincuenta centímetros. Estos fueron los habitantes con quienes se toparon los primeros pobladores europeos al llegar a la zona de la Colonia del Cabo. Los neerlandeses los llamaron "Hottentot" (Tartamudo, en dialecto holandés del norte que se hablaba en la época), ya que el lenguaje de los miembros de la tribu se caracteriza por chasquidos que dan a estas lenguas un sonido tan característico. Para el caso de la presente publicación, es importante hacer énfasis que las mujeres típicas de ésta tribu se caracterizan por la esteatopigia de sus nalgas.
NOTA: La esteatopigia es una protuberancia excesiva de los glúteos o nalgas debido a la acumulación en demasía de grasa, que además se extiende hasta los muslos, y a menudo se acompaña de un crecimiento exagerado de los labios vulvares menores.
Saartjie creció entre granjas de colonos donde su familia probablemente trabajaba como sirvientes. Su madre falleció en 1791, cuando ella tenía dos años y su padre fue asesinado por bosquimanos mientras conducía ganado en 1802. Saartjie pasó por ritos tradicionales de la pubertad en donde le hicieron una práctica modificación corporal conocida como estiramiento labial, en la que se alargan los labios menores de la vulva mediante el uso prolongado de peso, al finalizar le fue entregado un pequeño collar de caparazón de tortuga, que era propiedad de su difunta madre. Poco después se comprometió con un hombre khoikhoi que era baterista y tuvieron un hijo juntos que murió poco después de nacer. Debido a la expansión colonial, los holandeses entraron en conflicto con los Khoikhoi. Como resultado, las personas fueron absorbidas gradualmente por el sistema laboral.
Cuando tenía dieciséis años, el prometido de Saartjie fue asesinado por colonos holandeses. A mediados de 1807, Saartjie fue vendida como esclava a Peter Willem Cesar, un comerciante negro libre (la designación del Cabo para personas de ascendencia esclavizada), quien la llevó a Ciudad del Cabo que recientemente había estado bajo control británico. Allí se convirtió en sirvienta doméstica de Hendrik Cesar, hermano de Peter. Fue durante este tiempo que se le dio el nombre de "Saartjie", un diminutivo holandés de Sarah.
Saartjie fue enviada a la propiedad de Hendrik Cesar bajo promesas de una mejor vida y estabilidad laboral, aunque fue de manera voluntaria y no obligatoria. Vivió en Ciudad del Cabo durante al menos dos años y unos meses, trabajando en el hogar como lavandera y niñera, primero para Peter y luego en la casa de un holandés con contactos militares. Finalmente se mudó para ser nodriza en la casa de Peter, en las afueras de Ciudad del Cabo en la actual Woodstock. Allí, Saartjie vivía junto a esclavos en la casa de los Cesar, no podía ser esclavizada formalmente por tener ascendencia khoisan, pero vivía en condiciones similares a las de los esclavos. Saartjie tenía una relación con un pobre soldado holandés de nombre Hendrik van Jong, que vivía en Hout Bay cerca de Ciudad del Cabo. Con el hombre, tuvo dos hijos varones que murieron siendo bebés. La relación terminó cuando su regimiento militar abandonó el Cabo.
William Dunlop era un cirujano militar y empresario escocés en la cabaña de esclavos del Cabo que además tenía, como actividad secundaria, el suministro de especímenes de animales a los artistas del espectáculo en Gran Bretaña. Dicho médico le sugirió a Saartjie que viajara a Londres, Inglaterra para ganar dinero exhibiéndose, de inmediato ella se negó. Dunlop insistió en repetidas ocasiones y ella se negaba rotundamente cada vez más, hasta que puso como condición que sólo iría si también lo hacía Hendrik Cesar.
Él también se negó, pero a medida que se endeudaba cada vez más (en parte debido a condiciones de préstamo desfavorables debido a su condición de negro libre), finalmente aceptó ir a Inglaterra en el año 1810 para ganar dinero poniendo a Saartjie en el escenario. Dunlop fue el líder y conspirador detrás del plan para exhibir a Baartmann ya que quería convertirla en una rareza del espectáculo. El 29 de octubre de 1810, unos pocos días antes de partir, Sarah firmó un contrato cuyos términos eran que viajaría con Hendrik Cesar y Dunlop a Inglaterra e Irlanda para trabajar como empleada doméstica y ser exhibida con fines de entretenimiento. Iba a recibir una "parte de las ganancias" de sus exposiciones y se le permitiría regresar a Sudáfrica después de cinco años. Lord Caledon, gobernador del Cabo, otorgó el permiso para el viaje ya que Cesar y Dunlop se comprometieron enviarla de regreso en un lapso de dos años. Una vez en Londres, el grupo vivió juntos en Duke Street, St. James, la parte más cara de la capital. En la casa estaban, además del trio, dos niños africanos traídos ilegalmente por Dunlop de la casa de esclavos en Ciudad del Cabo.
La forma y las enormes nalgas de Sarah Baartmann, sumado a su inusual coloración la convirtieron en objeto de fascinación por parte de los europeos coloniales que presumían que eran racialmente superiores. La exhibición fue realizada en un edificio en Piccadilly Circus, una calle que estaba llena de diversas rarezas. Desde ese momento la apodaron "Hottentot Venus".
Hombres y mujeres ingleses pagaron para ver el cuerpo medio desnudo de Saartjie, que se encontraba en una jaula de aproximadamente un metro y medio de altura. Su exhibición pública incluía el poder verla por un tarifa de dos chelines, un precio considerablemente alto en aquella época. Pero, por costos adicionales, la gente podía tocar partes de su cuerpo (senos, genitales y glúteos). Ella se convirtió en una atracción para personas de diversas partes de Europa.
Con el paso de los meses, su exhibición llamó la atención de los abolicionistas británicos, los cuales pertenecían a la campaña contra la esclavitud en Gran Bretaña que estaba en pleno apogeo. Ellos, junto con el activista Robert Wedderburn iniciaron una campaña para liberar a Saartjie, argumentaron que su actuación era indecente y lo que realmente se trataba de exponer era la forma de sus nalgas y más concretamente la vulva, cuyos labios menores resultaban diferentes por su tamaño. Se cuestionó el trato a Baartmann, manifestando que la estaban obligando a actuar en contra de su voluntad.
Sus empleadores: Dunlop y Cesar, fueron llevados a juicio ante el Tribunal de King's Bench pero no enfrentaron consecuencias reales ya que presentaron el documento que había firmado Saartjie, además de su propio testimonio en el que afirmaba que no estaba siendo maltratada. Sin embargo, su "contrato" se modificó y se convirtió en titular de "mejores condiciones", mayor participación en los beneficios financieros y vestimenta de abrigo.
Pronto, Hendrik Cesar dejó el espectáculo y se devolvió a Sudáfrica mientras que Dunlop continuó exhibiendo a Saartjie en ferias rurales. Para esa época, Saartjie conoció a Lord Grenville, gobernador y líder de la facción de Broad Bottoms, cuya masa corporal era similar a la de ella similar. Fue realizado un dibujo de su encuentro y se consideró un matrimonio dinástico.
La exhibición creció y Saartjie comenzó a desfilar en una plataforma de dos pies de altura. Se encontraba semidesnuda, mostrando dos cáscaras de huevo que le tapaban los pezones y dejaban ver sus grandes areolas.
En los momentos en que llevaba ropa, vestía prendas ajustadas y oscuras, del mismo color de su piel. Usaba collares y plumas, y fumaba en pipa. Los espectáculos incluían danza e interpretaciones musicales. Tenía un público numeroso y sofisticado. Por una cantidad extra, los clientes podían tener demostraciones privadas, en las que podían tocar sus glúteos.
En 1811, luego se mudó a Mánchester y fue allí donde fue bautizada oficialmente como Sarah Bartmann en la catedral de la ciudad, el 1 de diciembre de ese año. En el año 1814, William Dunlop falleció y un hombre llamado Henry Taylor se adueñó de Baartmann, a la que transportó de Inglaterra a París en septiembre de ese año. Allí la vendió a S. Reaux, un hombre que adiestraba y exhibía animales.
Reaux la exhibió por quince meses en por algunas zonas de París, como el Palais-Royaly obtuvo beneficios económicos de los espectadores que frecuentaban el lugar por la fascinación del cuerpo de Sarah, que se convirtió en una aparente celebridad. Era invitada a las fiestas de la alta sociedad y era frecuente verla tomando cócteles en el Café de París.
Comenzó a exhibirla en una jaula junto a un rinoceronte bebé. Su "entrenador" le ordenaba que se sentara o se levantara de una manera similar a como se ordena a los animales de circo. En ocasiones, Baartmann se mostraba casi completamente desnuda, vistiendo poco más que un taparrabos color canela, y solo se le permitió eso debido a su insistencia en cubrir lo que era culturalmente sagrado.
Su constante exhibición atrajo la atención del barón francés George Cuvier, un naturalista, fundador y profesor de anatomía comparada en el Museo de Historia Natural. Éste le preguntó a Reaux si permitiría que se estudiara a Sarah como un espécimen científico a lo que Reaux estuvo de acuerdo. A partir de marzo de 1815, anatomistas, zoólogos y fisiólogos franceses; tales como Henri de Blainville y Geoffroy Saint-Hilaire, la visitaron y convencieron para que posase en el Jardín del Rey (uno de los organismos científicos oficiales franceses más antiguos) con el fin de que pudieran observarla y pintarla.
Hubo grandes dificultades para convencerla de que se desnudase. Sólo con gran pesar ella aceptó a dejar sus genitales brevemente al descubierto, pero ninguno de los presentes logró una clara visión de aquellos ya que llevaba una pequeña prenda similar a un delantal que ocultaba sus genitales durante estas sesiones, de acuerdo con sus propias normas culturales de modestia.
Cuvier examinó a Baartmann mientras buscaba pruebas del llamado eslabón perdido entre los animales y los seres humanos, concluyendo que ella era un vínculo entre animales y humanos, más precisamente con los mandriles, por su trasero y apariencia. Por lo tanto, se utilizó a Sarah para ayudar a enfatizar el estereotipo de que los africanos tenían exceso de sexo y eran una raza menor. Él llegó a indicar que la vulva de Baartmann era la prueba de la supuesta inferioridad de la "raza" negra (aunque Los Khoikhoi no son de "raza" negra sino que forman un deme aparte de los melanoafricanos), porque según sus apreciaciones, las mujeres civilizadas, es decir, las de raza blanca, se habrían atrofiado en el transcurso de la evolución, de modo que los labios vaginales grandes serían un signo de "degeneración racial".
Cuvier en sus observaciones sobre Saartjie manifestaba: "Pudimos verificar que la protuberancia de sus nalgas no tenía base muscular alguna, sino que surgía de una masa grasa de consistencia temblorosa y elástica, situada inmediatamente por debajo de la piel. Vibraba con todos los movimientos que la mujer hacía." En otro aspecto, enfatizó: "Sus hombros y su espalda eran elegantes, con movimientos con gracia, sus brazos eran delgados y poseía pies y manos encantadores. Era una mujer inteligente y amable. Tenía una excelente memoria, hablaba bastante bien el holandés, tenía un cierto dominio del inglés y estaba empezando a aprender francés cuando murió. Era una experta en tocar el arpa de los judíos y podía bailar según las tradiciones de su país."
A medida que el interés público disminuía, Saartjie terminó por dedicarse a la prostitución y a malvivir en las frías temperaturas invernales, en ese tiempo aumentó sus vicios con el alcohol, específicamente con botellas de brandy y de rollos de tabaco. Sarah Baartmann vivió en la pobreza y murió en París, Francia, de una enfermedad inflamatoria indeterminada y por complicaciones de neumonía y alcoholismo el 29 de diciembre de 1815. Tenía veintiséis años de edad y cinco después de haber salido de su tierra natal. Jamás se quitó el pequeño collar de caparazón de tortuga de su madre.
Después de su muerte, en menos de quince horas, Cuvier obtuvo sus restos de la policía local, diseccionó su cuerpo y mostró sus restos. Hizo un molde de yeso de su cuerpo, preparo su esqueleto y encurtió su cerebro. Allí pudo examinar detenidamente su vulva, la cual tenía una prolongación de los labios menores o interiores de los genitales femeninos que se habían desarrollado más de lo habitual y colgaban entre ocho y diez centímetros. Luego su vulva fue enfrascada en formol.
Todos sus restos fueron exhibidos en el Muséum National d'Histoire Naturelle, que en 1937 se convirtió en el Musée de l ' Homme (Museo del Hombre), en Paris hasta que su esqueleto fue removido en el año 1974 y el cuerpo moldeado en 1976, ya que se produjeron quejas por ser una representación degradante de la mujer.
Años después de la muerte de Saertjie, se descubrió que a los pocos días que fue vendida a S. Reaux, ella fue violada y embarazada por él. Como resultado, nació una niña que fue llamada Okurra Reaux, que lamentablemente murió a los cinco años de una enfermedad desconocida. S. Reaux se quedó con ella y la crió lo mejor que pudo.
Cuvier publicó un artículo en 1824 de su enorme tratado sobre la historia natural de los mamíferos. En la obra se incluían también las dos pinturas, la de frente y la de perfil, realizadas a Baartmann cuando posó en el Jardín del Rey, y que constituyen el único ser humano contenido en los cinco volúmenes de que consta el tratado.
Durante más de siglo y medio, los visitantes del Museo del Hombre pudieron observar sus restos. La historia de Sarah Baartmann resurgió en 1981 cuando Stephen Jay Gould, un paleontólogo escribió sobre su historia en su libro The Mismeasure of Man, donde criticaba la ciencia racial.
Tras la victoria del Congreso Nacional Africano (ANC:African National Congress) en las elecciones sudafricanas de 1994, el presidente Nelson Mandela solicitó que el gobierno francés devolviera los restos de Saartjie para que pudiera ser enterrada.
El proceso tomó ocho años, ya que los franceses tuvieron que redactar un proyecto de ley cuidadosamente redactado que no permitiría a otros países reclamar los tesoros tomados por los franceses. Finalmente, el 6 de marzo de 2002, Sarah Baartmann fue devuelta a Sudáfrica, donde fue enterrada.
El 9 de agosto de 2002, Día Nacional de la Mujer de Sudáfrica, un día festivo en Sudáfrica, Sarah fue enterrada n una colina con vistas a Hankey en el valle del río Gamtoos, en la provincia de Eastern Cape, en Cabo Oriental a ciento ochenta y siete años de su muerte.
Baartmann se convirtió en un ícono en Sudáfrica como representante de muchos aspectos de la historia de la nación. Se sabe que en el año 2015, la tumba de Sarah Baartmann fue vandalizada cuando resurgieron las tensiones por el apartheid en Sudáfrica. Actualmente hay planes para restaurar el monumento, desarrollarlo y convertirla en un sitio digno de conmemoración.
El escritor, poeta, repentista, investigador y docente cubano, Alexis Díaz Pimienta le dedicó este poema:
La Venus Hottentot y el Negro de Banyoles
han estado, en tres siglos, en París y en Gerona,
rodeados de curiosos franceses y españoles,
expuestos como raros trofeos.
La persona que llevó a la africana a París ya no existe;
ni el marinero inglés que la engañó tampoco;
y Darder falleció como un patriarca triste
(dicen que la conciencia lo mató poco a poco).
El siglo diecinueve, el veinte, el veintiuno,
han visto estos dos cuerpos en museos de Europa,
el Negro, lanza en ristre, fiero como ninguno;
la Venus, toda nalgas, sin cerebro y sin ropa.
Desde mil ochocientos treinta y uno el guerrero
bosquemano en París fue atracción de turistas
y después a Banyoles llegó más de un viajero
con cámaras de video. Y ministros. Y artistas.
Desde mil ochocientos quince la joven Sarah
Baartmanh mostró sus senos, sus glúteos, su muslamen,
la pobre Saartjie Baartmann, aún con la misma cara
de burdeles y circos, soñando que la amen
Los caballeros blancos de la fotografía
que luego, ya en su casa, logran que algún vecino
al ver su vientre fofo, su alma fofa, se ría
con esa risa ingenua del que bebe buen vino.
La Venus Hottentot (gordo cuerpo de yeso,
en formol el cerebro, los labios vaginales)
sigue tras la vitrina; y el Negro —esclavo o preso,
anónimo guerrero aún con marcas tribales—
Permanece en silencio, impertérrito, viendo
cómo pasan las guerras, las hambrunas, las pestes
y cambian los fotógrafos, pero siguen haciendo
la misma foto errada. Llegan las blancas huestes
Con blancas estrategias, con curiosos peinados
y repiten los gestos de huestes anteriores;
repiten risas, poses, comentarios; son dados
a hacer chistes ingenuos; y hasta les ponen flores.
Ignoran que han pasado algo más de cien años
(tal vez fingen que ignoran; nunca podrá saberse);
La Venus y el guerrero ya no son dos extraños,
en algún punto oscuro debieron conocerse.
La Venus Hottentot, joven sudafricana,
murió en el año quince del siglo diecinueve;
murió de burla, de asco; y el Titán de Botswana
que en esas fechas era un hombre joven, debe
Haber soñado, incluso, con féminas robustas.
Ella estaba en París (de paraninfo y feria,
sangrante ante los flashes, con ligas algo justas,
en las postrimerías de su abismal miseria)
Y el guerrero, a la hora en que Cuvier cortaba
la oscura piel de Sara y la moldeaba en yeso,
supo por un orisha lo que en París pasaba,
juntó viejas raíces, piedras mondas, un hueso,
Hojas de grandes árboles, llanto de ciervo viejo,
unas semillas rojas, y un tridente oxidado;
clavó bajo una ceiba la ofrenda; fue a un espejo
(agua de lluvia fresca) y vio el semblante amado:
Sarah, sobre la fría superficie era enorme
como un árbol cubierto de pájaros cantores;
el guerrero desnudo la contempló, y conforme,
dio gracias a los dioses, juntó pequeñas flores
Y las fue colocando, sin saberlo, en el mismo
rumbo del bisturí de Cuvier sobre ella;
así la disección tuvo cierto atavismo
y Saartjie Bartmaan fue, después de muerta, bella.
Quince años más tarde, como en los melodramas,
como en los malos cuentos de los buenos chamanes,
el negro bosquemano cazaba entre las ramas
cuando una vieja lanza (venablo de otros clanes)
Atravesó su pecho, destronó su existencia.
El Negro bosquemano fue tan sólo uno menos.
Sin honras funerarias; sin mayor trascendencia.
Pero al ver su cadáver no quedaron ajenos
Los dioses de Sudáfrica, las diosas de Botswana.
Sabían de su amor por la Sara Hottentot.
Los llenaron de antiguos rezos en lengua tsuana,
les dieron a los dos el Tiempo como dote.
En París coincidieron, pero los separaron.
Darder trajo a Gerona al bosquemano amante.
El resto de la historia ya muchos la contaron.
Ella en París; y él, en Banyoles. Durante
Los últimos tres años, los orishas planearon
la forma más discreta de juntar sus pasiones.
Científicos, políticos y poetas hablaron
sobre razas, culturas, hombres y religiones.
Primero fue el guerrero. Luego la joven Sarah.
Después de más de cien años en los museos
regresaron a África, ambos con mejor cara:
eran jóvenes, fuertes, momias de sus deseos.
La Venus Hottentot y el Negro de Banyoles,
la dama extravagante y el guerrero sin nombre,
sobrevivieron miles de lunas y de soles
sin dejar de haber sido una Mujer y un Hombre.
El 27 de octubre del año 2010 se estrenó una película dramática, con una duración de 166 minutos sobre la vida llena de penurias de Sarah "Saartjie" Baartmann llamada Venus Noire, también conocida como Black Venus.
Fue dirigida por el actor, director de cine y guionista franco-tunecino, Abdellatif Kechiche, fotografía de Lubomir Bakchev, montaje de Camille Toubkis y protagonizada por la talentosa actriz cubana Yahima Torres interpretando a Saartjie Baartmann, Andre Jacobs interpreta a Hendrick Cesar, François Marthouret interpreta a George Cuvier y Olivier Gourmet interpreta a S. Reaux. Hay rumores de que puede haber un remake americano contando con la afamada cantante Beyoncé para interpretar a Sarah Baartmann.
Yahima Miranda Torres nació el 14 de junio de 1980, en La Habana, Cuba. Llegó a Francia en el año 2003, invitada por amigos cubanos y franceses con el fin de impartir clases de español.
Un día, mientras caminaba cerca de su hogar en Belleville, se le acercó un ayudante del director Abdellatif Kechiche, quien la invitó a formar parte de la historia de Saartjie Bartmann en la película Venus Noire, proposición que no fue aceptada de inmediato por ella.
Tiempo después ambos se reencontraron, y dado que aún no habían encontrado a alguien para interpretar el papel, Torres accedió a participar en la película.
Para interpretar al personaje subió 13 kilogramos (28.6 libras), tomó cursos de afrikáans, canto, danza y violín, además tomó cursos de respiración con el fin de dotar a Sarah de una voz más grave y para saber manejar las escenas de bailes extenuantes y afeitó su cabeza.
Torres fue nominada a un premio César a la Mejor Actriz Revelación en el año 2011.