ATENCIÓN: EL PRESENTE JUEGO REPRESENTA UN GRAN PELIGRO AL PRACTICARSE, POR ELLO HAGO ESTE AVISO. SÓLO ES PARA CONOCIMIENTO GENERAL EN EL TEMA. HAY TESTIGOS PRESENCIALES DE QUE DICHO JUEGO FUNCIONA, ASÍ QUE PIDO ENCARECIDAMENTE QUE NO SE PONGA EN PRÁCTICA.
En varias oportunidades he publicado entradas referentes a juegos nada recomendables para realizar, como por ejemplo; El Ritual de los Tres Reyes, Aterradores Rituales Creepypastas, Iggadiprion y algunos otros que, aunque varios pueden ser inventados, la sugestión y la mente le dan un grado de energía en donde nos pueden hacer pasar un mal rato. Este en particular es uno de esos que si es real y el hecho de practicarlo representa un gran peligro.
¿Quién no ha escuchado hablar de La Llorona? Ese espectro que se presenta como el alma en pena de una mujer que asesinó o perdió a sus hijos, según la versión, que busca a estos en vano y asusta con su sobrecogedor llanto a quienes la ven u oyen. La leyenda tiene muchas versiones, según el país latinoamericano en donde se cuenta.
En Argentina, se dice que La Llorona era una mujer que mató a sus hijos arrojándolos a un río, por lo que se suicidó a causa del sentimiento de culpa. Se la describe como una mujer alta y delgada, vestida de blanco, a quien no es posible verle la cara y, en algunas ocasiones, tampoco los pies, de modo que parece que flota en el aire. Se aparece por los caminos emitiendo estremecedores lamentos que enloquecen incluso a los perros. Puede causar enfermedades a las personas, empeorar la condición de quienes ya están enfermos o traer desgracias a los seres queridos.
En Chile, definen al espectro como el espíritu de una mujer que busca a su hijo, de manera que se la caracteriza como un espectro con una relación especial con la muerte, tratándose de una mujer que estaba celosa de sus dos hijos porque el marido compartía más tiempo con ellos. La mujer resentía esto profundamente, por lo que arrojó a sus dos hijos en un río y los ahogó. Cuando el esposo llegó a casa y preguntó por los niños, ella le ocultó la verdad, pero él se dio cuenta al ver a los dos niños ahogados en el río. El hombre, presa del dolor, mató a la esposa, cuyo espíritu se quedó errante en busca de sus hijos.
En la ciudad de Valparaíso, se dice que la Llorona fue una mujer que se casó con el Diablo. Esta mujer se enamoró de él pensando que era un hombre bueno, sin saber quién era en realidad. Un día, el Diablo llegó más temprano de lo normal a su casa y la mujer aún no tenía preparada la comida. Salió a comprar para cocinar, pero el Diablo no aguantó más y tuvo que matar a sus hijos. Cuando volvió la mujer, vio a sus hijos muerto, por ello, lloraba desconsolada todas las noches. Un día, el Diablo se cansó de sus llantos continuos. La amarró a la cama con unas cadenas y le enterró una estaca en el corazón. Desde ese momento, la Llorona recorre las calles de toda la región arrastrando sus cadenas y llorando por sus hijos perdidos.
En Colombia, la Llorona es el fantasma errante de una mujer que recorre los valles y montañas, cerca de los ríos y lagunas, vestida con una bata blanca que la cubre hasta los talones. Tiene el cabello largo, negro y rizado, algunos dicen que de color plateado, café y dorado, y en él se posan grillos, luciérnagas, cocuyos y mariposas. Su rostro es una calavera aterradora, y en las cuencas de sus ojos giran dos bolas incandescentes. Las mangas de la bata le llegan hasta sus muñecas y con sus manos grandes, huesudas y ensangrentadas, arrulla a un bebé muerto.
En Costa Rica, se cuenta que se trataba de una muchacha indígena muy hermosa, hija de un rey de la etnia huetar. Cuando la conquista española, ella se enamoró de un español y él se enamoró de ella, por lo que pidió su mano a su padre, pero este ya la había prometido a otro rey indígena, por lo que su amor era imposible. Por esto, se veían secretamente en lo alto de una cascada, para que el padre de ella no se diera cuenta. Ella quedó embarazada y dio a luz un hijo, al cual escondió por temor a la ira de su padre, el cual, sin embargo, se enteró del idilio, por lo que retó al español a un duelo por haber deshonrado a su hija.
Intentando reconciliar a su padre y a su amado, la mujer intervino, pero el padre le reveló que, enterándose de la existencia del niño, se había apoderado de él y lo había arrojado desde lo alto de la catarata. Luego, él la maldijo, y la condenó a vagar eternamente por las orillas de los ríos buscando a su hijo perdido, perseguida por los espíritus malignos y llorando su desgracia. Desesperada, la mujer huyó por el bosque dando estridentes alaridos, mientras el indígena y el español se lanzaron a un combate a muerte que le costó la vida a ambos. Desde entonces, los viajeros que atraviesan los bosques en las noches calladas cuentan que, en la vera de los ríos, se escuchan ayes quejumbrosos, desgarradores y terribles que paralizan la sangre: es la Llorona que busca a su hijo y cumple la maldición de su padre.
En Ecuador se cuenta que era una mujer cuyo esposo la abandonó junto a su bebé. Ella enloqueció y ahogó al bebé en el río, pero después se arrepintió y se echó al agua a buscarlo. Cuando lo encontró, ya estaba muerto y sin uno de sus dedos, el meñique. Entonces la Llorona se suicidó y desde entonces su alma en pena vaga, cortando el dedo meñique de todo aquella persona a quien se le aparece. También se dice que se aparece cuando hay una mujer pariendo en su casa y se trata de llevar al niño y para que no pase eso le ponen dulces para que se empalague y se marche.
En Puerto Rico cuentan que la Llorona fue una mujer que fue violada. Le mataron a su hijo frente a ella, y luego la mataron a ella. Desde entonces, se aparece en los campos. Las personas que van a los campos de noche, escuchan a una mujer llorar.
En Venezuela dicen que es el alma en pena de una mujer muy joven que tuvo amores con un soldado. De esos amores quedó embarazada de un niño, al cual dio a luz. El soldado la abandonó, y ella, como no tenía idea de cómo criar a un infante, desesperada por el llanto del niño, lo mató con sus propias manos. Cuando la joven se percató de lo que había hecho, comenzó a llorar y a gritar fuertemente, lo que atrajo a los vecinos y familiares. Al ver lo sucedido, la maldijeron. Ella salió corriendo hacia el llano y se convirtió en espanto. Siempre está llorando, y cuando entra a los poblados dicen que llama a su hijo. Se sabe que roba niños que están solos, ya sea en sus casas o en las orillas de ríos o quebradas. Por lo general se la oye llorar en tiempos de Semana Santa. Se la representa como una mujer joven, con una larga cabellera morena y la piel blanca. Lleva una bata blanca larga y encima otra bata de color negra con capucha, y suele portar el esqueleto de su bebé en los brazos.
Según otras versiones, la Llorona fue una muchacha joven que vivía en un pequeño pueblo de los llanos venezolanos. Esta muchacha, cada vez que daba a luz a un hijo, lo mataba sin piedad. Le confesó todo al sacerdote que vivía en su pueblo y agregó que no sentía ningún remordimiento por lo que había hecho. El cura notó que estaba embarazada de nuevo y le dijo a la muchacha que cuando tuviera a su hijo le diera de mamar antes de matarlo, y así lo hizo; tras darle leche materna lo mató, pero el solo hecho de amamantar despertó su instinto maternal, haciéndole sentir una gran culpabilidad. Desde entonces, vaga por los campos llorando de dolor, buscando a sus hijos y asustando a todo el que se le atraviesa en su camino.
En Uruguay, la leyenda de la Llorona es muy popular. La versión más llamativa y cercana cuenta que un día, un hombre salió por la noche y se encontró con una hermosa mujer. Estuvieron juntos, y él decidió acompañarla a su casa. Como ella tenía mucho frío, él le prestó su bufanda. Al otro día, cuando él fue a buscar su bufanda, al tocar la puerta salió una señora mayor. Le preguntó al hombre qué quería y él dijo que venía a ver a la chica. La mujer, llorando, dijo que su hija había muerto hace 20 años a orillas de un río y que su cuerpo enterrado se encontraba en el Cementerio del Norte. Rápidamente él fue allí y buscó la tumba de la joven. Encontró la bufanda enroscada en la cruz. Preguntó por todos lados si conocían a la chica y todos decían que era la Llorona. Quiso saber por qué la llamaban así y averiguó que la chica se suicidó al ver a su esposo muerto en el río y que desde entonces se escuchan día a día fuertes llantos y lamentos en su tumba.
Y es justamente en este país en donde se originó un juego que sirve como un ritual de invocación para traer al espectro.
INSTRUCCIONES DEL JUEGO.
1. Deben de ser entre las 3:00 am y las 3:15 am. Se recomienda que se realice exactamente a las 3:08 am.
2. Apagar todas las luces de la casa, a excepción de alguna habitación.
3. El juego de invocación debe realizarse un cuarto oscuro que tenga espejo, por eso se recomienda que sea el cuarto de baño.
4. Encender una vela negra.
5. Mirar fijamente el espejo, entre la poca luz y decir con voz firme: "LLORONA TENGO A TUS HIJOS", tres veces.
Si los pasos se han realizado de manera correcta, la vela se apagara de repente. El espectro se hará presente para reclamar a sus hijos y el (la) jugador (a) deberá de ir directo a la única habitación que ha dejado con la luz encendida.
El (la) jugador (a) debe de estar preparado ya que La Llorona está allí para reclamar a sus hijos, y si no están, tomara la vida de aquel o aquella que la invoco. Así pues, para evitar que el espectro asesine al jugador (a), este (a) debe tener, al menos, una niña o un niño que no pase de los 6 años. Este infante será el objetivo del espectro, que lo tomará y se lo llevara consigo, cumpliendo así las palabras del retador.
En Montevideo, Uruguay, se registró un caso reciente que involucraba testigos de lo que había ocurrido luego de haber practicado el tenebroso juego. Tres jóvenes estudiantes universitarios, escépticos ante los comentarios que se escuchaban sobre el juego, una noche decidieron desvelarse para jugar. Según los testimonios, cosas extrañas comenzaron a ocurrir hasta que la situación se puso horrorosa. Los lamentos se escuchaban por cada rincón de la casa, las luces (una vez que fueron encendidas), titilaban, haciendo que formas irreales se hicieran presentes.
Los testigos indicaron la misma historia, y en ella, una mujer pálida y delgada, con una bata blanca y mojada que parecía caminar en el aire aparecía y desaparecía. Sus brazos eran muy largos en comparación a su cuerpo y sus manos eran enormes y huesudas. Su mirada era fija y espantosa, y su llanto era desesperante.
Ya que sabes más sobre este espectro y sobre el juego que la invoca, ¿Estás dispuesto a jugar este peligroso y terrorífico juego?
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