Hay síndromes y trastornos que han sido identificadas y reconocidas recientemente. Pueden incluir síndromes genéticos poco comunes, trastornos mentales asociados a nuevas tecnologías, o incluso afecciones psicológicas que se han vuelto más comunes en la sociedad actual. Síndromes como Marfan, que afecta el tejido conectivo, incluyendo pulmones, esqueleto, ojos y corazón, o de la Covada, que es un fenómeno psicológico que afecta a algunos hombres durante el embarazo de su pareja, con síntomas físicos y psicológicos similares a los que experimenta la mujer embarazada. Trastornos neurocognitivos, que se refieren a la disminución de la función mental debido a una enfermedad, distinta a una enfermedad psiquiátrica, o de personalidad, que pueden comenzar en la adolescencia y tienen causas desconocidas, pero es probable que los genes y las experiencias de la infancia, como el abuso y el trauma, tengan un papel, también los de conducta alimentaria, que pueden incluir anorexia, bulimia y trastorno de atracón o ingesta compulsiva. Con esa introducción, profundizaremos en la BIID, por sus siglas en inglés.

Body Integrity Identity Disorder o Trastorno de Identidad de Integridad Corporal, también conocido como Disforia de Integridad Corporal o Xenomelia, es un trastorno mental poco común caracterizado por el deseo de tener una discapacidad sensorial o física, como la amputación de una extremidad sana. En dicha condición psicológica, la persona siente que una parte de su cuerpo no le pertenece y desea amputarla o inutilizarla.

Al panorama y sabiendo sobre el trastorno, llega Amber "Jewel" Shuping, una joven originaria de Carolina del Norte. Desde la infancia, ella experimentó un deseo profundo de ser ciega, llegando a simular ceguera y aprender braille. Ella pasaba horas observando las manchas solares y las tormentas solares, con la intención de perder la visión para siempre. Así pues, a los 21 años, Shuping buscó la ayuda de un psicólogo que accedió a su petición de verter limpiador de desagües en sus ojos, tras aplicar gotas anestésicas.

Este acto le causó daños severos, incluyendo complicaciones corneales, glaucoma y cataratas. Seis meses después, había perdido completamente la visión. El cegamiento de Shuping merece un análisis minucioso, ya que un profesional clínico alteró irreversiblemente la experiencia fisiológica de una paciente al mutilar un órgano esencial, lo que crea un conflicto entre la autonomía del paciente y la ética clínica.
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La decisión de Shuping provocó la ruptura de la relación con su familia, quienes inicialmente creyeron que su ceguera fue accidental. Sin embargo, Shuping afirma no arrepentirse y se siente más feliz viviendo como persona ciega. Ha expresado su deseo de crear conciencia sobre el BIID y ayudar a otros que puedan estar enfrentando situaciones similares.

¿Qué opinas tú sobre eso? ¿Estás de acuerdo con Amber en la búsqueda de su felicidad y poder vivir su vida como invidente? ¿Su trastorno mental en un futuro podría afectar aún más su estado? ¿Podría Amber arrepentirse de lo ocasionado?
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