Las expediciones se han dado en muchos momentos de la historia. Unas bastante satisfactorias, otras han terminado en desapariciones y tragedias y algunas, han sido secretas y descubiertas luego de muchos años después. A pesar de que ahora no se habla tanto de expediciones sino de exploraciones urbanas que, a veces terminan con algunos de esos variados resultados, la sensación de curiosidad, maravilla y búsqueda sigue siendo la misma. A continuación sabrás sobre una extraña exploración con resultados injustos pero asombrosos.
En el año 1977, los amigos científicos Gary Ward y Timothy Darrow, viajaron desde Estados Unidos hasta las espesuras de la jungla de la Isla de Flores, Indonesia, para estudiar y fotografiar las aves típicas de la región. Una vez allí, contrataron los servicios del guía de zonas tropicales Drajat Saputra para un recorrido por un área especial de la jungla y detallar los animales que allí podrían encontrarse. Se buscaba medir el impacto de la desforestación de la jungla en las aves pero la experiencia no terminó bien y solo uno de ellos regresó, Tim Darrow. Había salido de la jungla con su cuerpo cubierto de heridas y con la ropa destrozada y cubierta de sangre. Posteriormente las autoridades encontraron, después de revisar más de cinco kilómetros de extensión de selva virgen, los restos de uno de los miembros desaparecidos, el de Drajat Saputra, cuyo cadáver estaba descuartizado y prácticamente irreconocible. La investigación sobre el caso nunca encontró rastro de la victima faltante, Gary Ward.
Este caso no sólo afecto claramente a los familiares de los fallecidos sino que armó todo un revuelo en la sociedad de Indonesia de aquel trágico año. Muchas personas nativas, quemaban banderas americanas en protesta por el brutal asesinato. Hubo numerosos destrozos en la embajada americana. El caso se convirtió en fenómeno mundial. Tim Darrow fue acusado en el tribunal de doble homicidio, acusándolo además de cargos de canibalismo. Se le condenó a doble cadena perpetua por homicidio.
Darrow siempre defendió su inocencia, no solo durante el juicio sino desde antes de ello, afirmando que era culpable de "otras cosas", pero no de la desaparición y muerte de sus acompañantes. El hombre siempre manifestaba, desde que fue encontrado por la civilización, que tanto él como sus acompañantes estuvieron huyendo de unas criaturas que albergaba la jungla de Flores. Desde luego que los presentes en el tribunal se burlaron de esa defensa, más aún cuando ellos mismo sabían que dichas palabras tenían relación con el mito local de que en dichas tierras de la Flores, habitaban una raza humana monstruosa, algo que solo los niños creían y los adultos tomaban como cuentos. Tim Darrow fue encerrado en la cárcel de Kerobokan en Bali, Indonesia. Una de las peores cárceles del mundo.
El mito local habla de los Ebugogos, cuya leyenda es una versión del Boogeyman, El Coco o El Hombre del Saco. En la lengua Nage de Flores Central, Ebu significa "abuela" y Gogo significa "el que come cualquier cosa". Todos les temían y decían que eran pequeños seres, con una altura no mayor de un metro, tenían la cara similar a un hombre pero su pequeño cuerpo estaba cubierto de pelo. Vivían en los árboles y solían saltar de una rama a otra con destreza, pero también solían caminar en el suelo sobre sus patas. Sus gritos eran estridentes y grotescos y comían cosechas de los pueblos agricultores de las zona pero a veces, solo a veces, se llevaban a los niños pequeños y se los comían.
El caso de Timothy Darrow fue altamente documentado e investigado por el antropólogo y arqueólogo Richard Hoernboeck. Su investigación arqueológica comenzó en el año 2003, al estudiar las primitivas rutas migratorias de los humanos hacia Australia y visitar la aldea de los Nage en Indonesia. Allí y en ese año, en las cuevas de piedra caliza de Liang Bua, en la Isla de Flores, en Nusa Tenggara occidental, desenterraron una especie de humanos desconocida, casi cuatro veces más pequeños que un humano promedio.
Dicho descubrimiento fue bautizado como Homo Floresiensis, siendo uno de los descubrimiento más importantes de la Historia de la Antropología. Era un eslabón perdido que había habitado en la remota y virgen espesura de la selva tropical de la Isla de Flores y había pasado desapercibido hasta el año 2003. Dicho personaje tenía el cráneo muy pequeño y los pies muy grandes, pero lo más increíble era que no se parecía a nada conocido hasta ahora. Tanta eran las extrañas particularidades del eslabón, que fueron apodados Hobbits, como los personajes de The Lord of the Rings (El Señor de los Anillos), saga literaria escrita por John Ronald Reuel Tolkien. Ellos vivieron hasta hace unos 50.000 años y se tiene evidencia que utilizaban piedras de sílex y hacían fuego. Por lo que eran ingeniosos e inteligentes.
Es importante señalar que, hasta la aparición de los restos arqueológicos del Homo Floresiensis, el mito comenzó a ser tomado más en serio. Richard Hoernboeck preguntó en la aldea de Nage si habían visto a los Ebugogos, algunos decían que no habían aparecido más desde hace 100 años o más, pero habían algunos que decían que en años recientes fueron observados y tenían un comportamiento más salvajes de lo que decían las leyendas y el Folklore. Algo que Hoernboeck descubrió es que en la escena del crimen se había encontrado una piedra de Silex. Mismo tipo de piedra que se había encontrada en las cuevas de Liang Bua. Se presume que dicha piedra había sido usada para descuartizar el cadáver del guía Drajat Saputra.
Con tantas pruebas tangibles en sus manos, Richard Hoernboeck decidió visitar a Tim Darrow en la cárcel de Kerobokan, con el fin de recibir más información de lo acontecido. Después que Richard solicitó un permiso al gobierno de Indonesia para visitar y entrevistar al Tim, fue autorizada la visita al penal luego de casi cinco meses. Una vez en la celda, Hoernboeck se presentó ante Darrow y comenzó a entrevistarlo, dándose cuenta que el hombre era una persona que se encontraba en sus cabales y no un psicópata esquizofrénico con alucinaciones como decían. Tim indicó que en la expedición con sus acompañantes fueron perseguidos por algún tipo de simio, más pequeño, oscuro y recubierto de pelo excepto en la cara, pero con inteligencia y sin temor. A pesar de su falta del habla, gritaba fuerte y ensordecedoramente. Manifestó además que todo lo que le decía había quedado en su cámara, la cual había tomado fotos de las aves, de la zona y del mencionado eslabón. Su guía, Drajat Saputra había grabado el sonido que emitía la bestia.
La primera vez que lo escucharon se sorprendieron y se acercaron con cuidado al lugar, donde pudieron observar con asombro la forma de simio humanoide. Estaban emocionados porque se trataba de una especia desconocida. Así pues, se asentaron en un campamento improvisado en la zona a la espera de poder tomar mejores fotografías del eslabón. Allí vieron marcas en los árboles y notaron que no se desplazaba por las ramas al salir. En la noche se dieron cuenta de que no se trataba de uno, sino de varios, mientras unos se encontraban saltando por los árboles, unos bajaron al suelo y caminaron por el lugar en dos patas y totalmente erguidos. Fueron grabados sus sonidos y fueron capturados en fotos. Tanto los Ebugogos como los expedicionistas se quedaron viéndose los unos a los otros hasta que las criaturas caminaron en dirección contraria y se fueron.
Las pertenencias del guía Drajat Saputra fueron recuperadas por parte de las autoridades cuando fue descubierto el cuerpo descuartizado. Dichas posesiones fueron empaquetadas y regresadas a Estados Unidos. Richard Hoernboeck, como parte de su profesión como antropólogo y arqueólogo, visitó el país y solicitó permiso para investigar más a fondo los objetos y le dieron el permiso para que visitara la Universidad de Chicago, en donde se encontraba la grabadora de audio. Lo escuchado allí correspondía al testimonio de Tim Darrow. Richard supo por un colega que todo el asunto había sido un encubrimiento por parte de Estados Unidos, que había pagado una alta suma de dinero al gobierno de Indonesia con el fin de que la situación no se supiera. Así pues, Hoernboeck compartió el sonido de los gritos con los principales primatólogos de todo el mundo y todos coincidieron que era un primate, pero ninguno sabía decir cuál.
El 14 de Agosto del 2012, Richard Hoernboeck con financiación se adentra en la jungla de Flores con siete hombres, llevándose consigo dicho audio para utilizarlo estando una vez en la jungla para atraer a los Ebugogos. Siguiendo así los pasos que recorrió Tim Darrow en búsqueda de pistas y evidencias del Homo Floresiensis. Se acercaron al perímetro y por varios días buscaron pistas hasta encontrar marcas en algunos árboles. Por medio de altavoces, comenzaron a emitir cada ciertas horas el sonido emitido por la grabación de audio. Apenas después de emitir el audio, la expedición comenzo a ser acechada y la situación se puso peor durante la noche, donde las carpas comenzaron moverse y sonidos comenzaron a escucharse. En la mañana siguiente encontraron restos de un animal devorado, posiblemente un cerdo salvaje, y una piedra de Silex.
Después de la observación por parte de la expedición, dejaron el campamento y siguieron su camino con destino a las faldas del volcán Ebu Lobo, donde habita la aldea Luba. Según la leyenda local por parte de la aldea de los Nage, los Ebugogos vivían en las cuevas del volcán y los Luba tenían contacto con ellos. Una vez allí descubrieron que los eslabones desde hace ya muchos años se habían tornado salvajes y les robaban las cosechas y además se llevaba a los niños y se los comían. La única solución fue darles caza, por lo que el pueblo quemó todo el interior de las cuevas. Después de saber todo aquello regresaron al campamento y descubrieron que el lugar se encontraba lleno de pisadas. Los Ebugogos habían entrado al campamento y los habían observado todo el tiempo. Estaban allí pero los hombres no los veían. Con temor recogieron el campamento y continuaron el camino por una ruta más a la espesura de la jungla. En el recorrido de ese lúgubre camino encontraron restos óseos de una mandíbula inferior humana. No eran tan antiguas ya que había empaste en las muelas. Richard pensó que dichos restos óseos pertenecían al científico Gary Ward.
Lo que los hombres descubrieron después fue que dicho camino lúgubre era un lugar que la aldea de Nage creía que estaba maldito y que le habían indicado a Hoernboeck que no transitaran, pero él había hecho caso omiso ante la advertencia. Con las pruebas encontradas y la investigación realizada, los miembros regresaron. Al realizar las pruebas de ADN de los restos óseos se descubrió que la mandíbula pertenecía a Nazin Karalazaba, un ingeniero indonés de monte que había desaparecido a unos tres kilómetros de las cuevas del volcán, en el año 1960. Al parecer en la Selva de Isla de Flores había un canibal por la zona mucho antes de la aparición de supuesto caníbal Tim Darrow.
Richard Hoernboeck continuó su investigación, esta vez para encontrar a la familia de Timothy Darrow. Las pesquisas dieron frutos y Richard pudo contactar a la hermana de Tim, Susan Clemens (apellido de casada) en Kansas, Estados Unidos, a la que le habían enviado desde Indonesia desde hace ya muchos años una caja con pertenencias de su hermano convicto. Dicha caja no la había abierto y se encontraba tal como se la habían entregado. Al conversar con la mujer vía telefónica, Richard le comentó que tenía muchas razones por las que pensaba que su hermano decía la verdad. Susan se emocionó ante la conversación y abrió la caja, En su interior se encontraba la cámara de video con tres rollos de película.
El material fue enviado al Centro de Investigación de Jakarta, Indonesia, para su estudio y allí se pudieron recuperar y visionar el contenido de dos de los rollo. En el primer rollo se ve una especie de simio saltando de rama en rama y el segundo tenía imágenes del Ebogogo erguido y caminando en dos patas, mirándolos fijamente, sin miedo. Richard concluyó que dicha especie era la misma que habían encontraron en las cuevas de Liang Bua. El doctor Timothy Darrow siempre había dicho la verdad.
Era noviembre del año 2013 y Richard Hoernboeck viajó de Jakarta a la cárcel de Kerobokan en Bali con el fin de presentar una solicitud para sacar a Tim de prisión pero se encuentra con una amarga noticia: Timothy Darrow había fallecido hace ya nueve meses en la cárcel, exactamente el 3 de febrero de ese mismo año. Lo bueno de todo fue que la verdad había salido a la luz, el testimonio alocado para muchos había resultado ser cierto, la hermana de Tim pudo saber que su hermano no estaba loco, que no era un caníbal y que no tenía esquizofrenia.
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